COLABORADORES…
NO SEÑORES
1.- Algo bueno debemos de
tener los hombres, cuando Dios, quiso nacer y hacerse
hombre. Y ¡qué confianza tiene en nosotros Dios, cuando
–desde siglos y siglos- ha querido contar para su obra, con
la colaboración del ser humano!
Juan Bautista, este domingo
y el próximo, llamará nuestra atención. La Historia de la
Salvación no es cosa exclusiva de Dios. Si, El quisiera, por
supuesto que la podría llevar a cabo en cuestión de horas,
en décimas de segundos. Pero, Dios, sabe y quiere trabajar
en equipo.
¡Faltan colaboradores!
(decía un cartel a la puerta de una ONG). Juan Bautista
representa a todo aquel que sabe y quiere trabajar con Dios
y con Jesús, sin confundir ni perder los papeles.
2.- El Bautista se puso en
la antesala de la misión de Jesús. Pero nunca pretendió ni
luchó por el sillón de su Señor. ¡Cuántos “Juanes” necesita
la iglesia y hasta el mundo mismo! Al contrario que el
Bautista, nosotros, nos creemos más que nadie. Nos cuesta
doblegarnos, ya no para soltar los cordones de las sandalias
del que viene, sino –incluso- para ayudar o ceder un asiento
al que más lo necesita.
Juan vivió de una forma
impresionante el adviento. La Palabra de Dios vino sobre él,
y cuando la Palabra viene con tanta fuerza, cambia la vida
de las personas y, también, la de aquellas que rodean al
iluminado por la Palabra.
Juan intuía que algo iba a
ocurrir. Que el Mesías andaba cerca. Que había que
apresurarse para que, cuando el Señor llegase, encontrase
los caminos de las personas, los rincones de corazones, la
claridad de las conciencias y la vida de los pueblos de
aquellos tiempos, a punto. Sin baches, sin socavones
peligrosos que entorpecieran la entrada del Señor.
Unos le creían. Otros lo
maldecían. Unos le admiraban y otros le odiaban.
3. La historia se repite.
Hoy como entonces, la Iglesia, es ese Juan que –a los cuatro
vientos- anuncia y repite hasta la saciedad: convertíos.
¡Viene el Señor!
¿Convertirnos? ¿De qué? ¿Y
por que? Contesta el hombre que huye de desiertos y de
saltamontes y prefiere rascacielos o merluza a la romana.
¡Pues sí! Convertirnos de los caminos equivocados.
Convertirnos de los corazones endurecidos por el paso del
tiempo. Convertirnos de la insensibilidad que nos impide
contemplar, por la oración y en la vida ordinaria, a Dios
También ahora, en el año
2021, siendo Papa Francisco y con los gobernantes que
tenemos al frente, estamos llamados a ser voz en el
desierto: ¡preparad el camino al Señor!
Unos verán la salvación de
Dios. Otros se quedarán mirando a los adornos navideños.
Unos seguirán pensando que somos unos ilusos. Otros se
abrirán a la fe.
Como el nacimiento de Juan
Bautista entonces, nuestro nacimiento y nuestra misión,
entra y está en los planes de Dios para seguir empleándonos
a fondo en la Historia de la Salvación.
Y, el momento que estamos
viviendo, es la etapa que Dios nos tenía asignada.
4.- Siendo así, hermanos,
miremos lo que nos rodea de otra manera; pongamos ilusión en
nuestro trabajo; sembremos con fe lo que llevamos entre
manos; demos un margen a Dios. Si El nos ha llamado a vivir
en este tiempo es porque “algo nuevo” se está cociendo sin
que nuestros ojos lo vean o nuestros sentidos lo perciban.
Llega la Navidad. ¿De qué
caminos tenemos que volver? ¿Qué senderos tenemos que
rectificar en nuestra forma de ser, pensar y actuar?
Viene el Señor y, por El,
merece la pena esforzarse en el arreglo de los caminos de
nuestra vida.
5.- ¡QUIERO SER COMO
JUAN, SEÑOR!
Y que te sirvas de mí, para
anunciar tu llegada
Y que me concedas la humildad, para saber que no soy sino tu
siervo
Y que me hagas ver los signos de tu llegada
¡QUIERO SER COMO JUAN, SEÑOR!
Y colaborar contigo para
que, tu Reino, sea una pronta realidad
Y que venga tu Palabra sobre mí y me empuje a proclamarla
Y que, sin miedo al que dirán, anuncie y denuncie lo que
falta en el mundo
Y que, sin miedo a la prueba, anuncie y denuncie lo que
sobre en el mundo
¡QUIERO SER COMO JUAN, SEÑOR!
Y que viva este momento,
como un momento de gracia
Y que viva mi vida, como una llamada a darme por los demás
Y que viva mi existencia, como un pregón de esperanza
Y que viva mis días, sabiendo que Tú –tarde o temprano-
llegarás
¡QUIERO SER COMO JUAN, SEÑOR!
Y ser un heraldo, aunque
sea minúsculo, de tu presencia
Y ser un heraldo, aunque sea insignificante, de tu llegada
Y ser un heraldo, aunque me asalten las dudas, de tu
grandeza
Y ser un heraldo, aunque me cueste el desierto, de tu
nacimient
¡QUIERO SER COMO JUAN, SEÑOR!
Rescatando, de los caminos
perdidos, a los que andan sin esperanza
Levantando, de los caminos torcidos, a los que cayeron
abatidos
Alegrando, de los caminos melancólicos, a los que dejaron de
sonreír
Recuperando, de los caminos confundidos, a los que creyeron
tenerlo todo
¡QUIERO SER COMO JUAN, SEÑOR!
Un constructor de sendas
para los que te busquen
Un arquitecto de autopistas para los que te deseen
Un elevador de puentes, para los que te quieran encontrar
Un ingeniero de pistas, para los que quieran vivir contigo
Por Javier Leoz |