PALABRA DE DIOS 
 

 

PRIMERA LECTURA
Isaías 35, 1-6a. 10

La vuelta de los desterrados a Jerusalén es obra de Dios, que no abandona a su pueblo
      Esta vuelta es símbolo de la salvación definitiva que prepara para todos los hombres de todos los tiempos, cuando vuelva el Mesías.
     La vida lejos de Dios es desierto, la vuelta hará del desierto un paraíso; los ciegos verán, los sordo oirán, el cojo saltará.
   Habrá que animar a los que están perdiendo la esperanza

 

PRESENTACIÓN

Una vuelta al paraíso tras la travesía del árido desierto de la vida.

Los ánimos de los desterrados en Babilonia estaban por los suelos y la esperanza se marchitaba. ¿Dónde estaban las promesas de Dios?

El libro de Isaías, en este poema ,y después en el libro de la consolación,alienta a los decaídos.

Este desierto se convertirá en un vergel, porque el Señor, que es fiel, no ha abandonado a su pueblo.

Es verdad, el éxodo es duro: cuántas miserias, injusticias y egoísmos, cuántas violencias, guerras y opresiones, cuántas personas caídas y rotas a lo largo del camino...

Pero en el desierto suenan las palabras de Dios: los que perseveren "verán la gloria del Señor".

Ahora bien, es un pueblo el que camina por el desierto, el que vuelve del destierro. Todos tienen que llegar, hay que ayudar a los que no tienen fuerzas, a los que han perdido la esperanza.

Al final está el valle: las fuentes y los ríos, las flores y los frutos, está la Vida de Dios para todos: sordos, cojos, ciegos, mudos...Todos volverán.

ISAÍAS 35, 1-6a.10

Dios viene en persona y os salvará

El desierto y el yermo se regocijarán, se alegrarán el páramo y la estepa, florecerá como flor de narciso, se alegrará con gozo y alegría.

Tiene la gloria del Líbano, la belleza del Carmelo y del Sarión. Ellos verán la gloria del Señor, la belleza de nuestro Dios.

Fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes; decid a los cobardes de corazón: "Sed fuertes, no temáis. Mirad a vuestro Dios, que trae el desquite; viene en persona, resarcirá y os salvará."

Se despegarán los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán, saltará como un ciervo el cojo, la lengua del mudo cantará.

Volverán los rescatados del Señor, vendrán a Sión con cánticos: en cabeza, alegría perpetua; siguiéndolos, gozo y alegría. Pena y aflicción se alejarán.

Palabra de Dios

 

SALMO RESPONSORIAL
Salmo 145

PRESENTACIÓN

1. El salmo 145 es un "aleluya", el primero de los cinco con los que termina la colección del Salterio. Ya la tradición litúrgica judía usó este himno como canto de alabanza por la mañana:  alcanza su culmen en la proclamación de la soberanía de Dios sobre la historia humana. En efecto, al final del salmo se declara:  "El Señor reina eternamente" (v. 10).

De ello se sigue una verdad consoladora:  no estamos abandonados a nosotros mismos; las vicisitudes de nuestra vida no se hallan bajo el dominio del caos o del hado; los acontecimientos no representan una mera sucesión de actos sin sentido ni meta. A partir de esta convicción se desarrolla una auténtica profesión de fe en Dios, celebrado con una especie de letanía, en la que se proclaman sus atributos de amor y bondad (cf. vv. 6-9).

2. Dios es creador del cielo y de la tierra; es custodio fiel del pacto que lo vincula a su pueblo. Él es quien hace justicia a los oprimidos, da pan a los hambrientos y liberta a los cautivos. Él es quien abre los ojos a los ciegos, quien endereza a los que ya se doblan, quien ama a los justos, quien guarda a los peregrinos, quien sustenta al huérfano y a la viuda. Él es quien trastorna el camino de los malvados y reina soberano sobre todos los seres y de edad en edad.

Son doce afirmaciones teológicas que, con su número perfecto, quieren expresar la plenitud y la perfección de la acción divina. El Señor no es un soberano alejado de sus criaturas, sino que está comprometido en su historia, como Aquel que propugna la justicia, actuando en favor de los últimos, de las víctimas, de los oprimidos, de los infelices.

3. Así, el hombre se encuentra ante una  opción  radical  entre  dos  posibilidades opuestas:  por un lado, está la tentación de "confiar en los poderosos" (cf. v. 3), adoptando sus criterios inspirados en la maldad, en el egoísmo y en el orgullo.

Ahora bien, ante el hombre se presenta otra posibilidad, la que pondera el salmista con una bienaventuranza:  "Bienaventurado aquel a quien auxilia el Dios de Jacob, el que espera en el Señor su Dios" (v. 5). Es el camino de la confianza en el Dios eterno y fiel. El amén, que es el verbo hebreo de la fe, significa precisamente estar fundado en la solidez inquebrantable del Señor, en su eternidad, en su poder infinito.

 

(SALMO 145 )

Ven, Señor, a salvarnos.

El Señor mantiene su fidelidad perpetuamente,
hace justicia a los oprimidos,
da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos.
R.
Ven, Señor, a salvarnos.

El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos,
el Señor guarda a los peregrinos.
R.
Ven, Señor, a salvarnos.

Sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad. 
R.
Ven, Señor, a salvarnos.

 

SEGUNDA LECTURA
Santiago 5, 7-10

No son muchos los signos que nos hablan de la vuelta cercana del Señor, pues el espesor del mal es grande aún.
      Por tanto, "tened paciencia", dice Santiago, como la tiene el labrador.
     Aunque el día nos parezca lejano, el Señor está cerca.

 

PRESENTACIÓN

Algunos cristianos de la primera hora creían que la vuelta del Señor estaba al caer.

No estaba siendo fácil el seguimiento de Jesucristo, manifestar que El era el Mesías, el Salvador; era arriesgado anunciar que había muerto, resucitado y subido al cielo, que volvería glorioso para hacer nuevas todas las cosas, para que el mundo fuera según Dios;era peligroso el oponerse a la fuerte religión judía y a los paganos romanos que divinizaban al César; la persecución estaba a la orden del día.

¿Cuándo volverá el Señor para que se arreglen todas las cosas?

"Tened paciencia", les dirá Santiago, como la tiene el labrador, que sabe esperar. La semilla cae en tierra y muere, germina, crece y da fruto, pero necesita su tiempo.

El sufrimiento y la espera siempre son cortos, comparados con el tiempo que está por venir.

Otros, antes que nosotros, esperaron y murieron sin ver el Día, pero viven ya en el Señor.

SANTIAGO 5, 7-10

Manteneos firmes, porque la venida del Señor está cerca

Tened paciencia, hermanos, hasta la venida del Señor.

El labrador aguarda paciente el fruto valioso de la tierra, mientras recibe la lluvia temprana y tardía.

Tened paciencia también vosotros, manteneos firmes, porque la venida del Señor está cerca.

No os quejéis, hermanos, unos de otros, para no ser condenados.

Mirad que el juez está ya a la puerta.

Tomad, hermanos, como ejemplo de sufrimiento y de paciencia a los profetas, que hablaron en nombre del Señor.

Palabra de Dios

 

 

ACLAMACIÓN
Is 61,1

El Espíritu del Señor está sobre mí; me ha enviado para dar la Buena Noticia a los pobres..

 

EVANGELIO
Mateo 11, 2-11

 Acompañados por el Evangelio de San Mateo 


Evangelio según san Mateo

Introducción

El Evangelio que lleva el nombre de MATEO –un recaudador de impuestos que abandonó su trabajo para seguir a Jesús (9. 9)– fue escrito hacia el 80 d. C. y está dirigido principalmente a los cristianos de origen judío.

Dado el carácter de los destinatarios, Mateo cita con frecuencia textos del Antiguo Testamento y se apoya en ellos para mostrar que el designio de Dios anunciado por los Profetas alcanza su pleno cumplimiento en la persona y la obra de Jesús. Él es el «Hijo de David», el «Enviado» para salvar a su Pueblo, el «Hijo del hombre» que habrá de manifestarse como Juez universal, el «Rey de Israel» y el «Hijo de Dios» por excelencia. Mateo también aplica a Jesús en forma explícita los oráculos de Isaías sobre el «Servidor sufriente», que carga sobre sí nuestras debilidades y dolencias. Y al darle el título de «Señor», reservado sólo a Dios en el Antiguo Testamento, afirma implícitamente su condición divina.

Este evangelista atribuye una especial importancia a las enseñanzas de Jesús y las agrupa en cinco discursos, que forman como la trama de su Evangelio y están encuadrados por otras tantas secciones narrativas. El tema central de estos discursos es el Reino de Dios. En ellos, Cristo aparece como «el nuevo Moisés», que lleva a su plenitud la Ley de la Antigua Alianza. También es el «Maestro», que enseña «como quien tiene autoridad» (7. 29) la «justicia» de ese Reino inaugurado y proclamado por él.

El Evangelio de Mateo ha sido llamado con razón «el Evangelio de la Iglesia», por el papel preponderante que ocupa en él la vida y la organización de la comunidad congregada en nombre de Jesús. Esta comunidad es el nuevo Pueblo de Dios, el lugar donde el Señor resucitado manifiesta su presencia y la irradia a todos los hombres. Por eso ella está llamada a vivir en el amor fraterno y el servicio mutuo, como condiciones indispensables para hacer visible el verdadero rostro de Jesucristo.

(Sobicain)

 

 

Juan Bautista pregunta a Jesús si es él el Mesías o si hay que esperar a otro.
      Jesús responde con sus obras, las mismas que ya anunciaba Isaías: "los ciegos ven, los inválidos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen..."
      Después Jesús hablará de Juan: el mensajero que prepara el camino, el que es más que profeta, el más grande nacido de mujer.

 

PRESENTACIÓN

Juan ha señalado a Jesús como Mesías, como el "Cordero que quita el pecado el mundo"

Era su misión ir delante del Señor a preparar su camino.

En la cárcel oye las obras que hace Jesús, el Cristo.

Tal vez él se las imaginaba de otra manera, tendría otra idea de lo que iba a ser el Día de Yhavhé. ¿Esperaba un Mesías con el hacha para cortar el árbol que no da fruto?, ¿un Mesías que purificaría todo mandando fuego? ¿un Mesías que actuara tal como él había profetizado?

Por eso envía mensajeros a Jesús para preguntarle si es él el que ha de venir. Y es que Jesús hace poco ruido.

Así, pues, manda de nuevo los mensajeros a Juan explicando su forma de actuar con unas palabras de los libros de Isaías que hablaban del tiempo del Mesías como aquel en el que "los ciegos ven y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios y los sordos oyen; los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la Buena Noticia".

Que nadie se escandalice si el Mesías no inaugura su tiempo a "sangre y fuego".

 MATEO 11, 2-11

¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?

En aquel tiempo, Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, le mandó a preguntar por medio de sus discípulos: "¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?"

Jesús les respondió: "Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio. ¡Y dichoso el que no se escandalice de mí!"

Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan: "¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué fuisteis a ver, un hombre vestido con lujo? Los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta? Sí, os digo, y más que profeta; él es de quien está escrito: "Yo envío mi mensajero delante de ti, para que prepare el camino ante ti." Os aseguro que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan, el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él.

Palabra de Dios