EVANGELIO
Mateo
1, 18-24
Acompañados
por el Evangelio de San Mateo
Evangelio
según san Mateo
Introducción
El Evangelio que
lleva el nombre de MATEO –un recaudador de
impuestos que abandonó su trabajo para seguir a
Jesús (9. 9)– fue escrito hacia el 80 d. C. y
está dirigido principalmente a los cristianos de
origen judío.
Dado el carácter
de los destinatarios, Mateo cita con frecuencia
textos del Antiguo Testamento y se apoya en
ellos para mostrar que el designio de Dios
anunciado por los Profetas alcanza su pleno
cumplimiento en la persona y la obra de Jesús.
Él es el «Hijo de David», el «Enviado» para
salvar a su Pueblo, el «Hijo del hombre» que
habrá de manifestarse como Juez universal, el
«Rey de Israel» y el «Hijo de Dios» por
excelencia. Mateo también aplica a Jesús en
forma explícita los oráculos de Isaías sobre el
«Servidor sufriente», que carga sobre sí
nuestras debilidades y dolencias. Y al darle el
título de «Señor», reservado sólo a Dios en el
Antiguo Testamento, afirma implícitamente su
condición divina.
Este evangelista
atribuye una especial importancia a las
enseñanzas de Jesús y las agrupa en cinco
discursos, que forman como la trama de su
Evangelio y están encuadrados por otras tantas
secciones narrativas. El tema central de estos
discursos es el Reino de Dios. En ellos, Cristo
aparece como «el nuevo Moisés», que lleva a su
plenitud la Ley de la Antigua Alianza. También
es el «Maestro», que enseña
«como quien tiene autoridad» (7. 29) la
«justicia» de ese Reino inaugurado y proclamado
por él.
El Evangelio de
Mateo ha sido llamado con razón «el Evangelio de
la Iglesia», por el papel preponderante que
ocupa en él la vida y la organización de la
comunidad congregada en nombre de Jesús. Esta
comunidad es el nuevo Pueblo de Dios, el lugar
donde el Señor resucitado manifiesta su
presencia y la irradia a todos los hombres. Por
eso ella está llamada a vivir en el amor
fraterno y el servicio mutuo, como condiciones
indispensables para hacer visible el verdadero
rostro de Jesucristo.
(Sobicain)
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Nos
presenta la concepción de María por obra del Espíritu
Santo, el lugar de José: injertarlo en el tronco de
Jesé, en la familia de David, darle un nombre que
exprese la misión: Salvador.
Así se cumple la
Escritura: la virgen da a luz al
"Dios-con-nosotros".
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PRESENTACIÓN
José
se encuentra ante un acontecimiento que le supera:
María, con la que está desposada, espera un hijo por
obra del Espíritu Santo.
Surge
entonces la incertidumbre sobre lo que debe hacer:
¿acogerla?, ¿quién es él para compartir la vida con
la elegida para ser madre del Hijo de Dios?, ¿la
repudiará en secreto?
En
medio de estas dudas, Dios se acerca por medio del
ángel.
El
también tiene su lugar en todo ese misterio. El Mesías
sería de la estirpe de David y él, José, es
"hijo de David", es decir, descendiente.
José
injertará legalmente a Jesús en el pueblo elegido;
José le pondrá el nombre, Jesús, el que salva a su
pueblo de los pecados.
Él,
esposo de María, hará las veces de padre.
Se
ha cumplido la profecía de Isaías: la virgen dará a
luz un hijo, que es "Dios-con-nosotros"; y
José tiene una misión que cumplir.
MATEO
1,
18 - 24
Jesús
nacerá de María, desposada con José,
hijo de David
El
nacimiento de Jesucristo fue de esta
manera:
María, su madre, estaba
desposada con José y, antes de vivir
juntos, resultó que ella esperaba un
hijo por obra del Espíritu Santo. José,
su esposo, que era justo y no quería
denunciarla, decidió repudiarla en
secreto.
Pero, apenas había tomado esta
resolución, se le apareció en sueños
un ángel del Señor que le dijo:
"José, hijo de David, no tengas
reparo en llevarte a María, tu mujer,
porque la criatura que hay en ella viene
del Espíritu Santo. Dará a luz un
hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús,
porque él salvará a su pueblo de los
pecados."
Todo esto sucedió para
que se cumpliese lo que había dicho el
Señor por el Profeta: "Mirad: la
Virgen concebirá y dará a luz un hijo
y le pondrá por nombre Emmanuel, que
significa
"Dios-con-nosotros".
Cuando José se despertó, hizo lo que
le había mandado el ángel del Señor y
se llevó a casa a su mujer.
Palabra
de Dios
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