PRESENTACIÓN
ALABANZA
Tanto por su forma
como por su contenido, el texto es claramente una
oración de alabanza o "eulogia". Nos referimos a un
género de oraciones bien conocido en Israel, por
ejemplo, en los salmos de alabanza, y también en la
liturgia de la Iglesia. La oración solemne
eucarística o canon de la misa es el ejemplo más
sobresaliente de nuestra liturgia. La "eulogia"
comienza siempre invocando a Dios (el Padre
omnipotente) y continúa haciendo memoria de las
maravillas que opera en favor de su pueblo. La
alabanza se funda en la memoria, que frecuentemente
va unida a la acción de gracias o "eucaristía".
Alabanza, memoria y
acción de gracias son constitutivos esenciales de la
"oración solemne eucarística".
La alabanza no va
dirigida a un sujeto indeterminado o abstracto,
lejano a la conciencia de los hombres, sino a "el
Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo". La
comunidad cristiana sabe muy bien a quién alabar y
conoce el origen de todas las gracias que recibe y
experimenta. Dios es el "Dios de Jesucristo" y
Jesucristo es el "Amado de Dios" (v. 6). Esta mutua
relación y pertenencia es la garantía de nuestra
salvación en Jesucristo. Por Jesucristo y en
Jesucristo tenemos acceso al Padre, por él y en él
le tributamos todo honor y toda gloria; por
Jesucristo y en Jesucristo el Padre se ha acercado a
nosotros con la salvación. Si el pecado nos aleja de
Dios y de los hombres, la salvación de Dios en
Jesucristo nos acerca los unos a los otros y
restablece la comunicación vertical de todos con un
mismo Padre. En Jesucristo somos como un canto de
alabanza por la gracia de Dios que hemos recibido,
somos una comunidad de alabanza.
Al hacer memoria de
las bendiciones o beneficios de Dios, el autor
destaca especialmente la elección de que hemos sido
objeto, antes de la creación del mundo, para que
viviéramos como hijos queridos en la presencia del
Padre. Se trata de una elección en Cristo, que es el
Hijo, La palabra "adopción" está tomada del lenguaje
jurídico, pero tiene aquí un sentido mucho más
realista: nada de una simple "adopción legal" es
todo un "gracioso nacimiento de Dios" (Jn 1, 12ss;
3, 3; Tt 3, 5) por el que nos llamamos y somos en
verdad "hijos de Dios" (/1Jn/03/01; Rm 8,1; /Ga/04/06).
Como "hijos de
Dios" somos también "herederos" de todos los bienes
de su reino.
Nuestra unión con
Cristo mantiene en nosotros viva la esperanza de
alcanzar todos estos bienes (cfr. Col 1, 5; Rm 8,
24), pero la plena posesión de la herencia sólo será
posible después de la resurrección de los muertos.
EUCARISTÍA
EFESIOS 1, 3-6. 11-12
Dios nos eligió en Cristo antes
de la fundación del mundo
BENDITO sea
Dios,
Padre
de nuestro Señor Jesucristo,
que
nos ha bendecido en Cristo
con
toda clase de bendiciones
espirituales en los cielos.
Él nos eligió en Cristo antes de la
fundación del mundo
para
que fuésemos santos e intachables
ante él por el amor.
Él nos ha destinado por medio de
Jesucristo,
según
el beneplácito de su voluntad,
a
ser sus hijos, para alabanza de la
gloria de su gracia,
que
tan generosamente nos ha concedido
en el Amado.
En él hemos heredado también,
los
que ya estábamos destinados
por
decisión del que lo hace todo según
su voluntad,
para
que seamos alabanza de su gloria
quienes
antes esperábamos en el Mesías
Palabra
de Dios
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