EVANGELIO
Marcos
1, 1-8
Acompañados
por el Evangelio de San Marcos
Evangelio
según san Marcos
Introducción
El Evangelio según san Marcos es un escrito de
estilo narrativo que presenta la figura de Jesús
de Nazaret, pero no como una mera biografía,
sino que el objetivo es proclamar la fe de la
comunidad en Cristo muerto y resucitado. Por
ello, los episodios suelen estar relatados de
manera general. Jesús no es descrito en
profundidad. Los acontecimientos son narrados de
manera esquemática y no hay referencias a la
infancia de Cristo.
El autor podría ser Juan Marcos, más conocido
como Marcos. Nació en Jerusalén y evangelizó
activamente durante los primeros tiempos del
cristianismo. Marcos es citado en el libro de
los Hechos de los Apóstoles (Hch 12,12.25;
15,37.39), la tradición cristiana primitiva lo
relaciona con el apóstol Pedro (1Pe 5,13) y es
mencionado también en los escritos paulinos
(Col 4,10; 2Tim 4,11; Flm 24).
Según la opinión tradicional, el evangelista
Marcos habría escrito en Roma el evangelio que
lleva su nombre. La fecha de redacción se
situaría alrededor del año 70 dC, aunque
algunos, también con buenas razones, proponen
una fecha anterior. El relato de Marcos se
dirigía originariamente cristianos o futuros
cristianos de origen pagano.
Estructura
Durante mucho tiempo se pensó que no se tenía
que buscar en el evangelio de Marcos una
estructuración lógica, sino que los diferentes
materiales estaban reunidos de manera más o
menos casual, sin mucho orden. Pero en tiempos
recientes muchos autores han descubierto una
notable coherencia interna en la obra de Marcos
y han sido propuestas varias estructuras.
Vemos que la primera frase del evangelio (1,1),
identificada como «título», resume todo el
contenido: la buena noticia de Jesús, el Mesías,
el Hijo de Dios. El tema dominante es la persona
de Jesús y su actividad, que se despliega
básicamente en dos grandes áreas geográficas:
Galilea y Jerusalén.
En la primera parte, tras hacerse bautizar por
Juan, Jesús regresa a Galilea y comienza a
anunciar la buena noticia de Dios (1,14). El
periodo de Galilea está formado por tres
secciones (1,14-3,6; 3,7-6,6a; 6,6b-8,26). Cada
una de estas secciones alterna, de manera
regular, un resumen de la actividad de Jesús
(1,14-15; 3,7-12; 6,6b), una escena referida a
los discípulos (1,16-20; 3,13-19; 6,7-13),
diversos episodios relacionados con enseñanzas y
actuaciones de Jesús (1,21-3,5; 3,20-5,43;
6,14-8,13) y la presencia de actitudes o bien
contrarias a Jesús -por parte de los
adversarios, de la gente de su pueblo y de
algunos sus familiares (3,6; 6,1-6a)- o bien
ausentes de cualquier comprensión -por parte de
los discípulos (8,14-21). En el centro del
evangelio, encontramos la confesión de fe en
Cesárea de Filipo (8,27-30), en la cual Pedro
reconoce a Jesús como Mesías.
La segunda gran etapa del ministerio de Jesús,
tal como Marcos la presenta, se desarrolla en el
camino hacia Jerusalén y en la misma ciudad
(8,27-16,8). En una primera sección
(8,27-10,52), Jesús, ya reconocido por los
discípulos como el Mesías, manifiesta en tres
anuncios de la pasión (8,31; 9,31; 10,32-34)
cuál es su camino como Hijo del hombre (como es
referido el Mesías en el libro de Daniel). Ante
la dificultad de los discípulos para comprender
el camino de Jesús (8,32-33; 9,32-34; 10,35-37),
él continúa ofreciéndoles sus enseñanzas
(8,34-38; 9,35-50; 10,38-45). La segunda sección
tiene lugar en Jerusalén mismo (11,1-13,37),
donde Jesús lleva a cabo su ministerio mediante
algunas actuaciones en el templo (11,11.15-19) y
con distintas enseñanzas (11,27-13,37).
Finalmente, el evangelio llega a su punto
culminante en el relato de la pasión (14-15) y
el anuncio de la resurrección (16,1-8).
La primera redacción del evangelio de Marcos
acababa de manera precipitada en el versículo 8
del capítulo 16: «Ellas salieron huyendo del
sepulcro, pues estaban temblando y fuera de sí.
Y no dijeron nada a nadie, del miedo que
tenían.» Siguen unos cuantos versículos
(16,9-20) que contienen relatos de apariciones
de Jesús. Este apéndice, inspirado en los
evangelios de Lucas y de Juan, fue escrito,
probablemente, en el primer tercio del s. II d.C.
El final original del evangelio (16,8), está
abierto a la respuesta activa de los lectores.
Hay un claro mensaje del ángel («¿Buscáis a
Jesús el Nazareno, el crucificado? Ha
resucitado. No está aquí.», 16,6), que contiene
una invitación a los discípulos a reunirse con
Jesús en Galilea, donde él ahora les espera
(«allí lo veréis, como os dijo», 16,7). Allí,
fortalecidos con la luz de la resurrección,
seguirán de nuevo al Señor.
(Tomado de "Iglesia Archidiocesana de Barcelona) |
Al
comienzo del Evangelio, San Marcos nos presenta en
cuatro palabras el misterio de Jesucristo:
"Comienzo de la Buena Noticia de Jesucristo, Hijo
de Dios".
Él es el anunciado por
los profetas, sobre todo, Juan Bautista.
Marcos
nos presenta a Juan Bautista y éste anuncia la llegada
del Mesías usando frases del Antiguo Testamento:
"Yo envío mi Mensajero", "preparad el
camino al Señor". |
PRESENTACIÓN
"Comienza
la Buena Noticia de Jesucristo, Hijo de Dios. San Marcos nos
presenta en cuatro palabras el misterio de Jesucristo.
Y
es que Jesucristo, Hijo de Dios es la Buena Noticia, la
feliz "Gran Noticia"
Y
gran noticia es que aquel que esperaba el Pueblo de Dios, ya
ha llegado.
Tras
la presentación de Jesús, Marcos no se entretiene en la
infancia, pasa directamente a la presentación y
predicación de Juan el Bautista.
Y
lo presenta con frases tomadas del Antiguo Testamento: del
Éxodo 23,20: "He aquí que voy a enviar un ángel
delante de ti, para que te guarde en el camino y te conduzca
al lugar que te tengo preparado", de Malaquías 3,1:
"He aquí que yo envío mi mensajero a allanar el
camino delante de mí", de Isaías 40,3: "Una voz
clama: "en el desierto, abrid camino a Yhavhé"
".
Todo
ello nos indica que el tiempo de las promesas está a punto
de hacerse realidad.
Juan
viene del desierto, viste la austeridad del desierto y su
alimento es el del desierto, saltamontes y miel silvestre.
Todo ello puede ser una llamada al Éxodo definitivo,
guiados por el Mesías, hacia la verdadera Tierra Prometida.
El
signo del agua, el bautismo de Juan, es signo de conversión
y purificación para quienes se ponen en camino hacia Aquel
que viene detrás de él y que bautizará definitivamente
con Espíritu Santo.
MARCOS 1,
1-8
Comienza
el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios.
Está
escrito en el Profeta Isaías: Yo envío mi
mensajero delante de ti para que te prepare el
camino.
Una
voz grita en el desierto: Preparadle el camino
al Señor, allanad sus senderos.
Juan
bautizaba en el desierto: predicaba que se
convirtieran y se bautizaran, para que se les
perdonasen los pecados. Acudía la gente de
Judea y de Jerusalén, confesaban sus pecados y
él los bautizaba en el Jordán.
Juan
iba vestido de piel de camello, con una correa
de cuero a la cintura y se alimentaba de
saltamontes y miel silvestre. Y proclamaba:
—Detrás
de mí viene el que puede más que yo y yo no
merezco agacharme para desatarle las sandalias.
Yo
os he bautizado con agua, pero él os bautizará
con Espíritu Santo.
Palabra
de Dios
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