PALABRA DE DIOS
1ª Semana de Adviento
DICIEMBRE
LUNES - 4
Is 2, 1-5; Salmo 121 Mt 8, 5-11
MARTES - 5
Is 11, 1-10 Salmo 71 Lc 10, 21-24
MIÉRCOLES - 6
Is 25, 6-10a Salmo 22 Mt 15, 29-37
JUEVES
- 7
Is 26, 1-6 Salmo117 Mt 7, 21. 24-27
VIERNES - 8
SOLEMNIDAD DE LA
INMACULADA CONCEPCIÓN
Gn 3, 9-15. 20
Salmo 97
Efesios 1, 3-6. 11-12
15, 4-9
Lc 1, 26-38
SÁBADO - 9
Is 30, 19-21. 23-26 Salmo 146 Mt 9, 35-10, 1. 6-8
REFLEXIONES
PRIMERA SEMANA
REFLEXIONES
PRIMERA SEMANA
*
Tenemos que hacer un alto
en el camino:
- Tomarnos en serio nuestro Bautismo, donde Cristo selló una
alianza
con nosotros. - Tomar conciencia de que
Cristo nos pide:
. Que le sigamos
. Que vayamos y
veamos
.Que vivamos con Él Esta
es nuestra meta,
esta es la santidad.
* Mirar al Señor como modelo y Maestro; ponernos en camino
para
buscarle, encontrarle,
tratarle, confiar en Él y amarle.
* Es necesario saber guardar
silencio y escuchar; en la
serenidad
se oye a Dios.
(Mons. José Manuel Lorca Planes: "Enraizados en
Cristo")

LAS VELAS DE ADVIENTO
Las velas de Adviento
son,
un símbolo de que la luz
y la vida
triunfarán sobre las tinieblas
y la muerte,
porque el Hijo de Dios
se ha hecho
hombre
y nos ha dado la verdadera vida.

UN NUEVO
AÑO LITÚRGICO
Comenzamos
de nuevo el Año Litúrgico con este tiempo que llamamos Adviento; tiempo
de esperanza y de encuentro con el Señor, que se hizo hombre para
buscarnos a todos los que
andamos dispersos y desorientados a causa del pecado.
Mi vida es Cristo
dice San
Pablo y también nosotros queremos afirmar lo mismo en este comienzo del
año.
Por poco que reflexionemos, descubrimos en todos los rincones del mundo
una realidad, tanto personal como social, que nos lleva al desaliento,
al enfado, a la desesperanza.
Se dan situaciones frecuentes y graves que nos desbordan, nos hacen
sentir impotentes, nos
irritan, nos llenan de oscuridad, desánimo e impotencia, y que nosplantean una pregunta muy
seria ¿Dónde está Dios? ¿Es que se ha olvidado de nosotros? ¿Es que nos
ha dejado, cansado de nuestras torpezas?
Esas situaciones deben hacernos descubrir nuestros pecados y nuestras
culpas, como lo hiciera el
Pueblo de Israel; porque hemos sido y somos nosotros quienes destrozamos
el mundo y provocamos la muerte masiva de seres humanos. Porque somos
nosotros quienes vivimos
amargados y hacemos sufrir –a veces mucho- a quienes tenemos junto
a nosotros. Y el descubrimiento de nuestros pecados debe provocar en
nosotros el arrepentimiento
y la oración: ¡Ojalá rasgases el cielo y bajaras! ¡Ojalá salieras a
nuestro encuentro y fuéramos
salvados.
Estamos en camino. Buscamos constantemente. Ojalá levantemos nuestros
ojos y encontremos al Señor,
que es el final de la búsqueda.
La oración esperanzada que brota del corazón arrepentido, se apoya en la
promesa de salvación que
hizo Dios a los hombres después del primer pecado. Promesa que cumplió
en Jesús de Nazaret viniendo así al encuentro de los hombres.
Pero los humanos seguimos dormidos y olvidamos que vino a nuestro
encuentro, o
estamos tan
dormidos que no somos capaces de descubrir que ya está aquí, a nuestro
lado.
Marcos intenta sacarnos de nuestra modorra diciéndonos: ¡Vigilad! Pues
no sabéis cuándo vendrá el
Señor. Y el Señor se hace presente en nuestra vida en muchos
acontecimientos pequeños y grandes a los que no somos capaces de mirar
con ojos
limpios para descubrir la presencia del
Señor; porque andamos ocupados con nuestras
cosas, nuestras pequeñeces, o con nuestras miserias que hacen presente
el pecado y el mal allá
donde nosotros estamos.
¡Velad para que el Señor no os encuentre dormidos!
El tiempo de Adviento, como tiempo de preparación a la Navidad, es
tiempo de conversión y
arrepentimiento; es tiempo de oración y súplica confiando en la misericordia del Señor. Es tiempo de
esperanza porque el Señor es el que más interés
tiene de encontrarse con nosotros y espera encontrarnos despiertos.
Propongámonos esta primera semana dedicar tiempo a la oración suplicando
al Señor que venga a nosotros y llene nuestra vida de su presencia y su
esperanza.
|