"BUENAS
NOTICIAS"
¿Qué
podemos pretender ser ante Dios? Nada.; y menos aún si
pensamos que, habiendo sido creados a su imagen y
semejanza, tomamos la decisión de romper con el
creador.
¿Quiénes
eran ante el pueblo de Israel aquellos pastores que
pasaban los días guardando los rebaños en el campo?
Nada: unas personas mal vistas, pues no asistían a la
sinagoga ni guardaban el sábado.
Y fue a
ellos, a los marginados, a los pobres, a quienes Dios
por medio del ángel, anunció la Buena Noticia del
nacimiento del "Salvador, el Mesías, el
Señor".
También
hoy, primer día del año, la Palabra de Dios viene
cargada de buenas noticias para nosotros, pobres y
pecadores.
Nos
dice la Palabra de Dios que Él nos quiere, que nos
bendice, es decir, que "dice bien" de
nosotros; que no nos aparta su cariño; que está ahí,
a nuestro lado, para protegernos, para que no andemos
perdidos a la intemperie; que Él es cobijo seguro en
los momentos difíciles, en los desiertos y en los
fríos de la vida.
Y la
Palabra de Dios nos sigue dando buenas noticias. Y es
Buena Noticia que Él es un Dios cercano, tan cercano
que ha proyectado su rostro sobre nosotros para que
podamos acercarnos a Él cuando nos acercamos a nuestros
semejantes. Sólo viendo a Dios en los demás es posible
el respeto, la acogida del que es diferente, la defensa
de la dignidad de la persona, en definitiva, la paz que
nos ofrece.
Otra
Buena Noticia: cuando a Dios le pareció bien, nos
mandó lo que más quería, su Hijo que, viviendo entre
nosotros, caminó a nuestro lado, como uno más, en todo
semejante a nosotros menos en el pecado.
Él se
hizo compañero de camino y Camino; fue Palabra de Dios
encarnada para marcarnos, con su palabra y su vida, la
senda que llega al Padre; fue alimento y Cordero de Dios
que se inmola en el altar de la cruz para saldar la
cuenta pendiente por el pecado.
Por eso
podemos decir que volvemos a ser hijos de Dios y
herederos de su Reino. Nuestra vida tiene un futuro más
allá de la muerte. Al final del camino hay un Padre que
espera con brazos abiertos y abre la puerta de su casa a
los que retornan, aunque, en realidad, aun sin darnos
cuenta, siempre nos ha guiado y nos ha tendido la mano.
Ante
estas buenas noticias, dos actitudes necesarias: la de
María: "meditarlas en el corazón" y la de
los pastores: "contarlo todo", para que los
que oigan, puedan, también, acoger la Buena Noticia de
que Dios ha enviado a su Hijo, llamado Jesús, que
significa, y es, el Salvador.