Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a
leer la Biblia en el mismo modo con el cual Tú la has
leído a los discípulos en el camino de Emaús. Con la luz
de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a
descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos
dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que
parecía ser el final de toda esperanza, apareció para
ellos como fuente de vida y resurrección. Crea en
nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación
y en la Escritura, en los acontecimientos y en las
personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren.
Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros,
como los discípulos de Emaús, podamos experimentar la
fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que
Tú estás vivo en medio de nosotros como fuente de
fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos a Ti,
Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y
enviado tu Espíritu. Amén
.

Un momento de silencio orante para que la Palabra de
Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida.

I) ¿Qué me ha llamado más la atención en el
comportamiento de los doce apóstoles y en la conducta de
las mujeres durante la pasión y muerte de Jesús? ¿Qué
hubiera hecho tú si hubieras estado presente? ¿Hubieras
actuado como los hombres o como las mujeres?
II) ¿Qué es lo que te ha llamado más la atención en el
comportamiento de Jesús con respecto a los discípulos en
la narración de su pasión y muerte? ¿Por qué?
III) ¿Cuál es el mensaje especial de la narración de la
pasión y muerte en el evangelio de Marcos? ¿Has
conseguido descubrir las diferencias entre la narración
del evangelio de Marcos y los otros evangelios? ¿Cuáles?


Salmo 22 (21)
El Salmo que Jesús recitó sobre la
Cruz
¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?
Estás lejos de mi queja, de mis gritos y gemidos.
Clamo de día, Dios mío, y no respondes, también de
noche, sin ahorrar palabras.
¡Pero tú eres el Santo, entronizado en medio de la
alabanza de Israel!
En ti confiaron nuestros padres, confiaron y tú los
liberaste;
a ti clamaron y se vieron libres, en ti confiaron sin
tener que arrepentirse
. Yo en cambio soy gusano, no hombre, soy afrenta del
vulgo, asco del pueblo;
todos cuantos me ven de mí se mofan, tuercen los labios
y menean la cabeza:
«Se confió a Yahvé, ¡pues que lo libre, que lo salve si
tanto lo quiere!».
Fuiste tú quien del vientre me sacó, a salvo me tuviste
en los pechos de mi madre;
a ti me confiaron al salir del seno, desde el vientre
materno tú eres mi Dios.
¡No te alejes de mí, que la angustia está cerca, que no
hay quien me socorra!
Novillos sin cuenta me rodean, me acosan los toros de
Basán;
me amenazan abriendo sus fauces, como león que desgarra
y ruge.
Como agua me derramo, mis huesos se dislocan, mi
corazón, como cera, se funde en mis entrañas.
Mi paladar está seco como teja y mi lengua pegada a mi
garganta: tú me sumes en el polvo de la muerte.
Perros sin cuenta me rodean, una banda de malvados me
acorrala;
mis manos y mis pies vacilan, puedo contar mis huesos.
Ellos me miran y remiran, reparten entre sí mi ropa y se
echan a suertes mi túnica.
Pero tú, Yahvé, no te alejes, corre en mi ayuda,
fuerza mía,
libra mi vida de la espada, mi persona de las garras de
los perros;
sálvame de las fauces del león, mi pobre ser de los
cuernos del búfalo.
Contaré tu fama a mis hermanos, reunido en asamblea te
alabaré:
«Los que estáis por Yahvé, alabadlo, estirpe de Jacob,
respetadlo, temedlo, estirpe de Israel.
Que no desprecia ni le da asco la desgracia del
desgraciado; no le oculta su rostro, le escucha cuando
lo invoca»
. Tú inspiras mi alabanza en plena asamblea, cumpliré
mis votos ante sus fieles.
Los pobres comerán, hartos quedarán, los que buscan a
Yahvé lo alabarán: «¡Viva por siempre vuestro corazón!».
Se acordarán, volverán a Yahvé todos los confines de la
tierra; se postrarán en su presencia todas las familias
de los pueblos.
Porque de Yahvé es el reino, es quien gobierna a
los pueblos.
Ante él se postrarán los que duermen en la tierra, ante
él se humillarán los que bajan al polvo.
Y para aquel que ya no viva su descendencia le servirá:
hablará del Señor a la edad venidera, contará su
justicia al pueblo por nacer:
«Así actuó el Señor»

Señor Jesús, te damos
gracia por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la
voluntad del Padre.
Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos
comunique la fuerza para seguir lo que Tu Palabra nos ha
hecho ver.
Haz que nosotros como María, tu Madre, podamos no sólo
escuchar, sino también poner en práctica la Palabra.
Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del
Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén
TOMADO DE:
Página Oficial Orden de Carmelitas
SITIO WEB: http://www.ocarm.org