¡Señor
Jesucristo, hoy tu luz resplandece en
nosotros, fuente de vida y de gozo! Danos tu
Espíritu de amor y de verdad para que, como
María Magdalena, Pedro y Juan, sepamos también
nosotros descubrir e interpretar a la luz de la
Palabra los signos de tu vida divina presente en
nuestro mundo y acogerlos con fe para vivir
siempre en el gozo de tu presencia junto a
nosotros, aun cuando todo parezca rodeado de las
tinieblas de la tristeza y del mal.
.
1 El primer día de la semana va María Magdalena de
madrugada al sepulcro cuando todavía estaba oscuro, y ve
la piedra quitada del sepulcro.
2 Echa a correr y llega a Simón Pedro y al otro
discípulo a quien Jesús quería y les dice: «Se han
llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han
puesto.»
3 Salieron Pedro y el otro discípulo, y se encaminaron
al sepulcro.
4 Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió
por delante más rápido que Pedro, y llegó primero al
sepulcro.
5 Se inclinó y vio los lienzos en el suelo; pero no
entró.
6 Llega también Simón Pedro siguiéndole, entra en el
sepulcro y ve los lienzos en el suelo,
7 y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a los
lienzos, sino plegado en un lugar aparte. 8 Entonces
entró también el otro discípulo, el que había llegado el
primero al sepulcro; vio y creyó, 9 pues hasta entonces
no habían comprendido que según la Escritura Jesús debía
resucitar de entre los muertos.

Para abrir el corazón y dar lugar dentro de mí a la
Palabra de Dios:
- Vuelvo a leer lentamente todo el pasaje;
- También estoy yo en el jardín: el sepulcro vacío está
delante de mis ojos;
- Dejo que resuene en mi las palabras de María
Magdalena;
- Corro yo también con ella, Pedro y el otro discípulo;
- Me dejo sumergir en el estupor gozoso de la fe en
Jesús resucitado, aunque, como ellos, no lo veo con mis
ojos de carne.

a) ¿Qué quiere decir concretamente, para nosotros,
"creer en Jesús Resucitado"? ¿Qué dificultades
encontramos? ¿La resurrección es sólo propia de Jesús o
es verdaderamente el fundamento de nuestra fe?
b) La relación que vemos entre Pedro, el otro discípulo
y María Magdalena es evidentemente de gran comunión en
torno a Jesús. ¿En qué personas, realidades,
instituciones encontramos hoy la misma alianza de amor y
la misma "común unión" fundada en Jesús? ¿Dónde
conseguimos leer los signos concretos del gran amor por
el Señor y por los "suyos" que mueve a todos los
discípulos?
c) Cuando observamos nuestra vida y la realidad que nos
circunda de cerca o de lejos ¿tenemos la mirada de Pedro
(ve los hechos, pero permanece firme en ellos: a la
muerte y a la sepultura de Jesús), o más bien, la del
otro discípulo (ve los hechos y descubre en ellos los
signos de una vida nueva)?


Con un himno extraído de la
carta de Pablo a los Efesios (paráfrasis 1, 17-23)
El Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la
gloria,
os conceda espíritu de sabiduría y de revelación
para conocerle perfectamente;
iluminando los ojos de vuestro corazón
para que conozcáis cuál es la esperanza a que habéis
sido llamados por él;
cuál la riqueza de la gloria otorgada por él en herencia
a los santos,
y cuál la soberana grandeza de su poder
para con nosotros, los creyentes, conforme a la eficacia
de su fuerza poderosa,
que desplegó en Cristo, resucitándole de entre los
muertos
y sentándole a su diestra en los cielos,
por encima de todo principado, potestad, virtud,
dominación
y de todo cuanto tiene nombre
no sólo en este mundo sino también en el venidero.
Sometió todo bajo sus pies
y le constituyó cabeza suprema de la Iglesia,
que es su cuerpo,
la plenitud del que lo llena todo en todo.

Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables unió con nueva alianza
Lucharon vida y muerte en
singular batalla
y, muerto el que es Vida, triunfante se levanta.
¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?
- A mi Señor glorioso la tumba abandonada,
los ángeles testigos, sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!
Venid a Galilea, allí el
Señor aguarda;
allí veréis los suyos la gloria de la Pascua
Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.
Rey vencedor,
apiádate de la miseria humana
y da a tus fieles parte en tu victoria santa
TOMADO DE:
Página Oficial Orden de Carmelitas
SITIO WEB: http://www.ocarm.org