EL
TESTIMONIO DEL ESPÍRITU SANTO Y EL TESTIMONIO DE LOS
DISCÍPULOS

¿Cuándo vendrá el Consolador, oh
Padre mío?
¿Cuándo llegará a mí tu Espíritu de verdad?
El Señor Jesús nos lo ha prometido, dijo que lo enviaría
desde tu seno hasta nosotros.
Padre, ¡abre tu corazón y envíalo desde los cielos
santos, desde tus altas moradas!
No tardes más, sino cumple la antigua promesa; ¡sálvanos
hoy, para siempre!
Abre y danos tu Amor por nosotros, para que también yo
pueda abrirme y ser liberado por ti y en Ti.
Que esta Palabra tuya sea hoy el lugar santo de nuestro
encuentro, la estancia nupcial de la inmersión en ti,
¡oh Trinidad Amor!
Ven a mí y yo a ti.
¡Permanece, oh Padre!
¡Permanece, oh Hijo Jesucristo!
¡Permanece para siempre, oh Espíritu Consolador, no me
abandones jamás! Amén.
|

Lectura alternativa para el
ciclo B - Jn 15, 26-27; 16, 12-15
Texto
15, 26 Cuando venga el Paráclito, que
yo os enviaré de junto al Padre, el Espíritu de la
verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí.
27 Pero también vosotros daréis
testimonio, porque estáis conmigo desde el principio.
16, 12 Mucho tengo todavía que
deciros, pero ahora no podéis con ello.
13 Cuando venga él, el Espíritu de la
verdad, os guiará hasta la verdad completa; pues no
hablará por su cuenta, sino que hablará lo que oiga, y
os explicará lo que ha de venir.
14 Él me dará gloria, porque recibirá
de lo mío y os lo explicará a vosotros.
15 Todo lo que tiene el Padre es mío.
Por eso he dicho: Recibirá de lo mío y os lo explicará a
vosotros.
|

para conseguir depositar
la Palabra en nuestro corazón
|

a) “Cuando venga el Paráclito”. Jesús
me pone frente a una realidad bien concreta; Él abre
ante mí, un tiempo nuevo, un tiempo distinto y me dice
que existe una espera en mi vida. Está para llegar el
Paráclito, el Espíritu Santo. ¿Por qué, Señor, te he
esperado tan poco, por qué ha sido tan frágil, tan
hipócrita, mi atención hacia Ti? Tu mandas a Alguien a
buscarme, y ni tan siquiera me doy cruenta, ni tan
siquiera muestro interés.
b) “También vosotros daréis
testimonio”. Jesús afirma esto, dirigiéndose a los
discípulos de entonces y de ahora. Me habla y me dice:
“También tú darás testimonio”. Tengo miedo, tú lo sabes.
¿Por qué dar la cara ante todos: a mis compañeros de
colegio, de universidad, de equipo, a mis amigos, que me
invitan a salir con ellos? ¿Por qué este esfuerzo? ¿No
puedo ser cristiano igualmente? ¡Tú eres mi principio y
mi fin; tú eres mi entera existencia! ¿Cómo es, Señor,
que no doy testimonio? ¿Cómo puedo continuar así?
c) “Os guiará hasta la verdad
completa”. Siempre he programado mis cambios, mis
decisiones de cambio: siempre me las he arreglado bien
solo. Y ahora, Señor, tú me dices que otro me guiará. No
es una elección fácil, te lo confieso. Pero, deseo
probar, deseo acogerte, ¡oh Tú, que eres el Amor, que yo
me deje aferrar por tu Espíritu! ¿Me llevará al
desierto, como hizo contigo? (cf. Lc 4,1) ¿Abrirá mi
vida, como abrió el seno de la Virgen María? (Lc 1,35)
¿Me invadirá como hizo con Pedro, con los otros, con
cuantos creyeron en la predicación, como narran los
Hechos de los Apóstoles? No sé lo que me sucederá, pero
deseo decirte que sí.
|

a) Una clave de lectura:
carmelitas161.pdf (homiletica.org) |

Salmo 68
(La ternura del Padre es la morada
del pobre)
Rit. ¡Abbà Padre, soy tu
hijo!
Pero yo te dirijo mi oración,
Yahvé,
en el tiempo propicio:
por tu inmenso amor respóndeme,
oh Dios, por la verdad de tu salvación.
¡Respóndeme, Yahvé, por tu amor y
tu bondad,
por tu inmensa ternura vuelve a mí tus ojos;
no apartes tu rostro de tu siervo, que estoy angustiado,
respóndeme ya; acércate a mí, rescátame, líbrame de mis
enemigos!
Celebraré con cantos el nombre de
Dios,
lo ensalzaré dándole gracias;
Lo han visto los humildes y se alegran,
animaros los que buscáis a Dios
Porque Yahvé escucha a los pobres,
no desprecia a sus cautivos.
¡Alábenlo los cielos y la tierra, el mar y cuanto bulle
en él!
Pues Dios salvará a Sión, reconstruirá los poblados de
Judá:
la habitarán y la poseerán; la heredará la estirpe de
sus siervos,
en ella vivirán los que aman su nombre. |

Gracias, oh Padre, por la venida del
Paráclito, del Abogado; gracias por su testimonio de
Jesús en el mundo y en mí, en mi vida.
Gracias, porque es Él el que me
hace capaz de recibir y llevar el peso glorioso de tu
Hijo y mi Señor. Gracias, porque Él me guía a la verdad,
me entrega la verdad toda entera y me revela las
palabras que Tú mismo pronuncias.
Gracias, Padre mío, porque en tu
bondad y ternura, tú me has alcanzado hoy, me has
atraído a Ti, me has hecho entrar en la casa de tu
corazón; me has inmerso en el fuego de amor trinitario,
donde tú y el Hijo Jesús sois una sola cosa en el beso
infinito del Espíritu Santo.
Aquí también estoy yo, y por eso
mi alegría es desbordante.
Te ruego, Padre, haz que yo pueda
dar a todos este gozo en el testimonio amoroso de Jesús
Salvador, cada día de mi vida. Amén |
TOMADO DE:
Página Oficial Orden de Carmelitas
SITIO WEB: http://www.ocarm.org |
|