
EL BANQUETE DEL
SEÑOR
Miguel Payá -
Página franciscanos
Capítulo V
EL
LUGAR DE LA FIESTA
Vosotros sois el templo de Dios
3. EL TEMPLO CRISTIANO
SEGÚN EL CONCILIO VATICANO II
c) Disposición de los
distintos elementos
El altar: como
«el centro hacia el que espontáneamente converja la atención
de toda la asamblea de los fieles» (Ordenación General
del Misal Romano, 262), se destaca el altar mayor,
concebido como único; «los altares menores serán pocos... y
en capillas separadas de la nave de la iglesia» (Ordenación
General del Misal Romano, 267). Y esta unicidad le ha
devuelto toda su fuerza simbólica: «En él se hace presente
el sacrificio de la cruz..., es, además la mesa del
Señor...; es también el centro de la acción de gracias que
se realiza en la Eucaristía» (Ordenación General del
Misal Romano, 259). Es, pues, el gran icono que
representa a Cristo, único sacerdote, víctima, y fuente de
la vida. Ha de ser preferentemente fijo y de piedra natural.
Pero, sobre todo, ha de estar «separado de la pared, de modo
que se le pueda rodear fácilmente y la celebración se pueda
hacer de cara al pueblo» (Ordenación General del Misal
Romano, 262). Para destacar su importancia y
significación, se prescribe un ornato sencillo pero
elocuente: un mantel, que destaca su carácter de «mesa» y
puede ser símbolo de la túnica de una sola pieza del Señor;
una cruz, situada sobre o cerca de él para recordar que es
la mesa del sacrificio; y unos candelabros con cirios,
también sobre o junto a él, que son signos honoríficos.
Tanto durante la celebración como fuera de ella, el altar
será objeto de reverencia: se hará inclinación ante él y se
le besará.