
EL BANQUETE DEL
SEÑOR
Miguel Payá -
Página franciscanos
Capítulo V
EL
LUGAR DE LA FIESTA
Vosotros sois el templo de Dios
3. EL TEMPLO CRISTIANO
SEGÚN EL CONCILIO VATICANO II
c) Disposición de los
distintos elementos
La sede:
es el lugar del obispo o del presbítero, del
«presidente de la asamblea y director de la oración» (Ordenación
General del Misal Romano, 271). Él habla y obra en
nombre de Cristo y con su autoridad. El ministro ordenado
representa a Cristo, Sacerdote, Maestro y Pastor de su
pueblo, actúa «en persona de Cristo, Cabeza y Pastor», como
ha enseñado el Vaticano II. El puesto más habitual de esta
sede será de cara al pueblo, al fondo del presbiterio, pero
procurando que no «resulte difícil la comunicación entre el
sacerdote y la asamblea de los fieles». Y se insiste en que
«se evite toda apariencia de trono». Alrededor de la sede,
se colocarán también los asientos para los presbíteros
concelebrantes y para los ministros.
El ambón:
El Vaticano II ha destacado con toda fuerza
que «en la liturgia Dios habla a su pueblo; Cristo sigue
anunciando el evangelio» (Vaticano II, Sacrosanctum
Concilium, 33). La importancia de la proclamación de la
palabra de Dios y de su recepción por parte de la asamblea,
tiene como consecuencia lógica la valoración del lugar desde
el que se anuncia la palabra. Se lo concibe como un ambón
estable, no un atril portátil, situado en el presbiterio o
cerca de él, que ponga de manifiesto la dignidad de la
palabra de Dios y favorezca su anuncio. Por tanto, «debe
estar colocado de tal modo que permita al pueblo ver y oír
bien a los ministros» (Ordenación General del Misal
Romano, 272).