
EL BANQUETE DEL
SEÑOR
Miguel Payá -
Página franciscanos
Capítulo V
EL
LUGAR DE LA FIESTA
Vosotros sois el templo de Dios
3. EL TEMPLO CRISTIANO
SEGÚN EL CONCILIO VATICANO II
c) Disposición de los
distintos elementos
El lugar de los fieles:
Resulta muy sintomática la preocupación
por la localización de los fieles. Frente a la «marginación»
que han sufrido durante tantos siglos en las celebraciones
litúrgicas, el Vaticano II ha defendido «que se lleve a
todos los fieles a la participación plena, consciente y
activa que exige la naturaleza misma de la liturgia y a la
que tiene derecho y obligación en virtud del bautismo, el
pueblo cristiano, linaje escogido, sacerdocio real,
nación santa, pueblo adquirido (1 Pe 2,9)» (Vaticano II, Sacrosanctum
Concilium, 14). No es extraño, pues, que nos
encontremos con esta afirmación tajante, llamada a
condicionar esencialmente la estructura y disposición de los
templos: «Esté bien estudiado el lugar reservado a los
fieles, de modo que les permita participar con la vista y
con el espíritu en las sagradas celebraciones» (Ordenación
General del Misal Romano, 273). En función de este
objetivo, se dan algunas indicaciones: que hayan bancos o
sillas, aunque se reprueba la costumbre de reservar asientos
a determinadas personas privadas; que estos bancos o sillas
estén dispuestos de manera que permitan adoptar las
distintas posturas que requiere la celebración y moverse
para recibir la comunión; que se disponga de medios técnicos
para asegurar una perfecta audición.
Y, en íntima relación con la asamblea están
los cantores. Frente a la tribuna alejada que ocupaban en el
templo anterior, aquí se desea que se coloquen «donde más
claramente se vea lo que son en realidad, a saber, que
constituyen una parte de la comunidad de los fieles y que en
ella tienen un oficio particular; donde al mismo tiempo sea
más fácil el desempeño de su ministerio litúrgico; donde sea
posible ... la plena participación en la Misa» (Ordenación
General del Misal Romano, 274).