LECTIO DIVINA

 

 

 

 

Comer y compartir el pan de la vida


 

Padre nuestro que estás en los cielos y nos has entregado a tu Hijo predilecto, envíanos tu Espíritu, para que podamos comer y gustar lo que nos das.
Danos hoy el pan cotidiano del cuerpo y del espíritu y haz que susciten en nosotros el hambre y la sed de Ti, de tu palabra y de tu banquete, en el que nos saciarás de tu presencia, de tu amor y de tu shalom (paz), en la alegría de los hermanos que nos das hoy, para que compartamos con ellos el pan material y espiritual. Amen.

 

Texto

1 Después de esto, se fue Jesús a la otra ribera del mar de Galilea, el de Tiberíades,

2 y mucha gente le seguía porque veían las señales que realizaba en los enfermos.

3 Subió Jesús al monte y se sentó allí en compañía de sus discípulos.

4 Estaba próxima la Pascua, la fiesta de los judíos.

5 Al levantar Jesús los ojos y ver que venía hacia él mucha gente, dice a Felipe: "¿Donde vamos a comprar panes para que coman éstos?"

6 Se lo decía para probarle, porque él sabía lo que iba a hacer.

7 Felipe le contestó: "Doscientos denarios de pan no bastan para que cada uno tome un poco."

8 Le dice uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro:

9 "Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?"

10 Dijo Jesús: "Haced que se recueste la gente." Había en el lugar mucha hierba. Se recostaron, pues, los hombres en número de unos 5.000.

11 Tomó entonces Jesús los panes y, después de dar gracias, los repartió entre los que estaban recostados y lo mismo los peces, todo lo que quisieron.

12 Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: "Recoged los trozos sobrantes para que nada se pierda."

13 Los recogieron, pues, y llenaron doce canastos con los trozos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido.

14 Al ver la gente la señal que había realizado, decía: "Este es verdaderamente el profeta que iba a venir al mundo."

15 Dándose cuenta Jesús de que intentaban venir a tomarle por la fuerza para hacerle rey, huyó de nuevo al monte él solo

 

para conseguir depositar la Palabra en nuestro corazón

 

Algunas preguntas para recoger del texto los núcleos importantes y comenzar a asimilarlos.

a) El pan se multiplica porque alguien "muy pequeño" renuncia a conservar para sí sus propias seguridades (aún cuando son pequeñísimas, como las "cebollas de Egipto") arriesgando el hacer el ridículo o fracasar. El "muchachito" de la narración evangélica se fía de Jesús, aún cuando él no había prometido nada. Yo, nosotros, ¿haremos lo mismo?

b) El muchacho es una persona insignificante, los panes son pocos y los peces menos. Pasando por las manos de Jesús todo se convierte en grande y bello. Hay una desproporción entre lo que somos y lo que Dios nos hace llegar a ser, si nos ponemos en sus manos. "Nada es imposible para Dios": ni convertir los corazones más duros, ni cambiar el mal en instrumento de bien...Dios colma toda desproporción entre él y nosotros. ¿Creo, incluso, cuando todo parece que está en contra?

c) El pan material que nos es dado por Dios nos recuerda lo que debemos compartir con tantos hombres y mujeres que sobre la tierra están faltos de recursos y que luchan desesperadamente por un trozo de pan. Cuando rezamos "danos hoy nuestro pan cotidiano", ¿dirigimos acaso un pensamiento a aquellos a quienes les falta este pan y tratamos de ir a su encuentro?

d) El hambre física y el pan material nos recuerdan también el "hambre de Dios" y el banquete escatológico. Son realidades que muy a menudo alejamos de nuestro pensamiento y que consideramos como lejos de nosotros. Sin embargo, el tenerlas presentes, nos ayudaría a relativizar tantos problemas que nos parecen más grande que nosotros y a vivir más serenamente preocupándonos solamente de aquello que es esencial. Cuando durante la celebración eucarística aclamamos "...¡Ven Señor Jesús!", ¿estamos realmente a la espera de la vuelta gloriosa de Aquel que nos ama y que desde ahora lo prevé todo para nosotros?

 

a) Clave de lectura:

El contexto:

* Estamos en primavera, la Pascua está próxima. El aire es fresco todavía y esto hace más fácil seguir y escuchar al ahora ya famoso, aunque discutido, rabí de Nazaret.

* Mientras leo y vuelvo a leer, también yo lo siento hablar haciendo una vez más discursos "extraños": ¿cómo es posible dar de comer a esta muchedumbre inmensa que lo rodea por todas partes?

* Pocos panes, poquísimos peces...no tenemos miedo de perderlos mientras tratamos de dividirlos. ¡Se multiplican a medida que los distribuimos!

* Al final, lo recogemos todo: un gran trabajo, pero el pan en todas partes, en todo lugar, en cualquier tiempo, es un don precioso, sobre todo este pan.

* Vuelvo a emprender la camino con Él, sin pararme, con el corazón más ligero y feliz por las grandes cosas que he visto hoy, pero también con algunas preguntas de más. Continúo mirando y escuchándolo, para dejarme sorprender por sus gestos, las expresiones de su rostro y de su voz, por sus palabras.

 

b) Una división del texto para ayudarnos en su lectura:

vv. 1-4: introducción temporal, geográfica y litúrgica

vv. 5-10: diálogo preparatorio entre Jesús y sus discípulos

vv. 11-13: el alimento "multiplicado" es sobreabundante

vv. 14-15: reacciones de Jesús y de la gente.

 

c) Premisas y claves de la lectura bíblica y litúrgica

* Nuestro pasaje tiene una particularidad singular: narra el único texto "infraccionado" de los evangelios. De hecho, en total, se narra seis veces (una, en Lucas y Juan; dos en Marcos y Mateo, respectivamente). Más allá de la valoración histórico-crítica de esta insólita frecuencia, es evidente que la tradición cristiana primitiva dio a este pasaje una gran importancia.

* Las relaciones literarias con otras narraciones evangélicas son muy discutidas, pero actualmente no se pueden establecer definitivamente cuáles sean las relaciones directas o indirectas entre las distintas narraciones evangélicas. El paralelo más cercano a Juan, parece ser aquí, el primer texto de Marcos (6,30-54), pero Juan lo habría extraído de una fuente autónoma que ha reelaborado de tal modo que estuviese en estrecha relación con el sermón que le sigue.

* Como sucede a menudo en el cuarto evangelio, al "signo", que en este caso sería el milagro, se le une un sermón de gran importancia teológica. En este caso, el sermón que sigue y que comprende prácticamente todo el capítulo sexto, es el sermón sobre "el pan de la vida" (6,29-59), la gran fuente de reflexión teológica sobre el sacramento de la eucaristía.

* En todo el texto se ponen de relieve, palabras, ideas y gestos, característicos de la liturgia cristiana, por lo cual parece que está muy unido con la tradición litúrgica de la celebración eucarística, sobre todo teniendo en cuenta que el evangelio de Juan no narra la institución de la Eucaristía.

* En el ciclo litúrgico de este año, basado en el evangelio de Marcos, se incluye aquí una serie de evangelios dominicales tomados del evangelio de Juan. La inserción se realiza, justo en momento en el que se debería leer la multiplicación de los panes. La elección de la primera lectura es un ejemplo claro de la relación entre ambos testamentos: se trata de una multiplicación de panes realizada por el Profeta Eliseo (2 Re 4, 42-44). El paralelo entre ambos milagros ilumina el aspecto profético de la persona de Jesús. A su vez, la segunda lectura (Ef 4, 1-6) subraya uno de los aspectos de la vida eucarística de la Iglesia: la comunión que se construye en torno a Cristo y se alimenta del único pan eucarístico.

* Los temas mayores de este pasaje son aquellos relacionados con la simbología del pan y el compartir el alimento, también en perspectiva escatológica. Otros motivos importantes presentes en el texto son los de la fe en Jesús y en su modo de interpretar el mesianismo, mostrado aquí bajo la filigrana de la figura veterotestamentaria de Moisés.

d) Para aquéllos que desean profundizar más en el tema

 

 

Alabando a Dios con un himno de sabor pascual a Aquel que proporciona el alimento y todo

tipo de subsistencia a los "pequeños" de su pueblo y a todo ser viviente.

Alabad a Yahveh,

que es bueno salmodiar, a nuestro Dios,

que es dulce la alabanza.

Edifica Yahveh a Jerusalén,

congrega a los deportados de Israel;

él sana a los de roto corazón,

y venda sus heridas.

El cuenta el número de estrellas,

y llama a cada una por su nombre;

grande es nuestro Señor,

y de gran fuerza,

no tiene medida su saber.

Yahveh sostiene a los humildes,

hasta la tierra abate a los impíos.

Cantad a Yahveh en acción de gracias,

salmodiad a la cítara para nuestro Dios:

El que cubre de nubes los cielos,

el que lluvia a la tierra prepara,

el que hace germinar en los montes la hierba,

y las plantas para usos del hombre,

el que dispensa al ganado su sustento,

a las crías del cuervo cuando chillan.

No le agrada el brío del caballo,

ni se complace en los músculos del hombre.

Se complace Yahveh en los que le temen,

en los que esperan en su amor.

 

La Iglesia desde sus primeros pasos celebró la Eucaristía como la cena Pascual del Señor reflejada en la multiplicación de los panes.
Nuestra oración de hoy recoge la herencia de los cristianos de los primeros siglos:

"Te damos gracias, Padre nuestro, por la vida y el conocimiento

que nos manifestaste por medio de tu siervo Jesús.

A ti sea la gloria por los siglos de los siglos.

Como este pan estaba disperso por los montes y después, al ser reunido, se hizo uno,

así sea reunida tu Iglesia de los confines de la tierra en tu reino.

Porque tuya es la gloria y el poder por Jesucristo eternamente.

Te damos gracias, Padre santo,

por tu santo nombre, que hiciste morar en nuestros corazones,

y por el conocimiento y la fe y la inmortalidad que nos diste a conocer por medio de Jesús,

tu siervo.

A ti sea la gloria por los siglos.

Tú, Señor omnipotente, creaste todas las cosas por causa de tu nombre,

y diste a los hombres la comida y bebida para que disfrutaran de ellas.

Pero, además, nos has proporcionado una comida y bebida espiritual

y una vida eterna por medio de tu Siervo.

Ante todo, te damos gracias porque eres poderoso.

A ti sea la gloria por los siglos.

Acuérdate, Señor, de tu Iglesia,

Para librarla de todo mal y hacerla perfecta en tu amor,

y congrégala de los cuatro vientos, ya santificada,

en el reino que has preparado para ella.

Porque tuyo es el poder y la gloria por siempre.

Que venga tu gracia y que pase este mundo.

¡Hosanna al Hijo de David!

(De la Didaché o Doctrina de los doce apóstoles, 9-10

 

TOMADO DE: Página Oficial Orden de Carmelitas

SITIO WEB: http://www.ocarm.org