
EL BANQUETE DEL
SEÑOR
Miguel Payá -
Página franciscanos
Capítulo V
EL
LUGAR DE LA FIESTA
Vosotros sois el templo de Dios
3. EL TEMPLO CRISTIANO
SEGÚN EL CONCILIO VATICANO II
c) Disposición de los
distintos elementos
Capilla del Santísimo Sacramento:
Se sigue optando por una capilla especial
para la reserva de la Eucaristía. Pero su finalidad
principal ya no es la distribución de la comunión fuera de
la Misa, hecho que se considera excepcional, sino la
adoración y la oración privada de los fieles (cf. Ordenación
General del Misal Romano, 276). Se la concibe, pues,
como un recinto muy apto para la oración personal ante la
presencia eucarística del Señor. Aunque, por supuesto, no es
obligatoria.
Conclusión
Desde todas estas prescripciones, todos
nuestros templos han conocido una nueva estructuración, que,
acomodándose a su estilo y procurando no dañar demasiado los
elementos de mayor valor artístico, ha intentado crear el
ambiente y las condiciones necesarias para la nueva
concepción litúrgica. Y los templos nuevos se construyen ya
totalmente desde esta perspectiva.
Para acabar, podíamos trasvasar a la iglesia
cristiana, lo que de hecho hace la liturgia, que es la
actividad principal a la que están destinados: «Edifica, día
a día, a aquellos que están dentro, para ser templo santo en
el Señor... y muestra la Iglesia a los que están fuera, como
signo levantado en medio de las naciones para que, bajo él,
los hijos de Dios que están dispersos se congreguen en la
unidad hasta que haya un solo rebaño y un solo Pastor»
(Vaticano II, Sacrosanctum Concilium, 2). Es decir,
el templo cristiano es, a la vez, lugar de comunión y de
misión. Y, por eso, además de albergar nuestras
celebraciones comunitarias, es lugar privilegiado para
nuestra oración personal. Su ambiente, sus signos y, sobre
todo, la presencia eucarística del Señor, lo convierten en
un marco único para encontrarnos con Dios, en medio de un
mundo en el que pocas cosas nos hablan de él.