PRESENTACIÓN
En este texto del Éxodo
podemos distinguir dos momentos: El Éxodo, camino hacia
la libertad y el Dios que alimenta a su pueblo.
El Éxodo, como camino
hacia la libertad, es un momento intermedio entre la
esclavitud y la tierra prometida.
El Señor camina junto a
su pueblo, pero el trayecto es duro: no se consigue nada
sin superar las dificultades.
Pero el pueblo lo
quiere todo sin arriesgar nada por eso se quejan y
murmuran ante cualquier adversidad. en realidad no están
maduros para entrar en la tierra de promisión, la tierra
que mana leche y miel.
Entre las muchas quejas
y murmuraciones del pueblo de Israel en el desierto, la
lectura de hoy nos habla de la falta de alimentos.
Cuando el camino hacia
la vida se pone difícil, prefieren la muerte: "¡Ojalá
hubiéramos muerto a manos del Señor en Egipto", "nos
habéis sacado a este desierto para matar de hambre a la
comunidad"...
Prefieren seguridad con
esclavitud al esfuerzo de ganar la libertad.
Pero Dios sigue
queriendo la libertad de su pueblo: no los abandona, no
los devuelve a Egipto, no les deja morir en el desierto.
Él los alimentará para
que sepan que es su Dios y Señor.
El maná y las
codornices son un don divino, la respuesta a las
protestas de un pueblo hambriento.
La captura de
codornices y el maná está relacionado con fenómenos
naturales que se dan en la península del Sinaí.
Las bandadas de
codornices que llegan tras una larga migración y que se
encuentran escasas de fuerzas para remontar el vuelo y
el maná ("¿qué es esto?" las gotas que segrega el
tamarisco y que coagula al contacto con la tierra por el
frío de la noche.
¿Dónde está, pues, el
hecho maravilloso? En el momento y la situación en que
sucede.
El que puedan saciar el
hambre en un momento crítico es signo de la intervención
salvadora de Dios.

Que no me queje tanto de lo que me falta y me fije más
en los dones que recibo en cada momento de ti.
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ÉXODO
16, 2-4. 12-15
En aquellos días, la
comunidad de los israelitas protestó contra Moisés y
Aarón en el desierto diciendo:
-¡Ojalá hubiéramos muerto a
manos del Señor en Egipto, cuando nos sentábamos
alrededor de la olla de carne y comíamos pan hasta
hartarnos! Nos habéis sacado a este desierto para
matar de hambre a toda la comunidad.
El Señor dijo a Moisés:
-Yo haré llover pan del
cielo: que el pueblo salga a recoger la ración de
cada día; lo pondré a prueba a ver si guarda mi ley
o no. He oído las murmuraciones de los israelitas.
Diles de mi parte: «Al atardecer comeréis carne, por
la mañana os hartaréis de pan; para que sepáis que
yo soy el Señor Dios vuestro.
Por la tarde una banda de
codornices cubrió todo el campamento; por la mañana
había una capa de rocío alrededor de él. Cuando se
evaporó la capa de rocío, apareció en la superficie
del desierto un polvo parecido a la escarcha. Al
verlo, los israelitas se dijeron:
-¿Qué es esto?
Pues no sabían lo que era.
Moisés les dijo:
-Es el pan que el Señor os
da de comer.
Palabra
de Dios
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