
a) Clave
de lectura:
El sexto capítulo del evangelio de
Juan presenta un carácter unitario que desarrollándose
en torno al tema de la fiesta de la Pascua, análogamente
se articula a través de un prodigio ( 5, 1-9a 6,1-15) a
quien sigue un discurso (5,16-47; 6,22-59).
Presenta una parte de la actividad de
Jesús en Galilea y precisamente el momento culminante:
Jesús se autorevela como pan de vida para ser creído y
comido para poder ser salvos.
En los vv. 1-15 encontramos el gran
signo de la multiplicación de los panes cuyo significado
viene desvelado por el discurso del día siguiente en los
vv. 26-59: el don del pan para el hambre del pueblo
prepara las palabras sobre el pan de la vida eterna.
Entre los vv. 16-21 tenemos la
narración del camino de Jesús sobre las aguas.
En los v. 60-71 Jesús invita a los
discípulos a decidirse, ya conociendo su incredulidad (vv.
60-66), ya solicitando la fe de los doce (vv. 66-71).
El discurso completo sobre el pan de
vida (6,25-71) presenta semejanzas con algunos
testimonios judaicos, de modo particular de Filón.
b) Una división
del texto para ayudarnos en su lectura:
vv. 1-4: introducción temporal,
geográfica y litúrgica
vv. 5-10: diálogo preparatorio entre
Jesús y sus discípulos
vv. 11-13: el alimento "multiplicado"
es sobreabundante
vv. 14-15: reacciones de Jesús y de
la gente.
c)
Premisas y claves de la lectura bíblica y litúrgica
Murmurar. Si nuestra murmuración
fuese como la de un viento ligero haría de
acompañamiento armonioso a las palabras eternas que se
hacen nuestra carne: Yo soy el Pan vivo bajado del
cielo.
Qué sorpresa entonces, sabiendo que
este Pan eterno no es un extraño, sino Jesús, el hijo de
José, un hombre del que conocemos el padre y la madre.
Porque el que come de este pan vive
para siempre. Un Pan que nace de un amor de Padre.
Estamos invitados a escuchar y a
aprender para llegar a Él sobre la senda de la
atracción, sobre la huella de aquella fe que permite
ver.
Pan con pan, Carne con carne.
Sólo aquel que viene de Dios ha visto
al Padre. El hombre lo ha visto cuando ha hecho de su
carne el pesebre del Pan vivo.
Desierto y muerte, cielo y vida. Un
dulce connubio que se cumple en cada Eucaristía...sobre
cada altar, aquel altar del corazón en el cual la vida
del Soplo divino consuma la arcilla desfigurada del
hombre perdido.
c)
Para aquéllos que desean
profundizar más en el tema
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