LECTIO DIVINA

 

 

 

 

El pan de la vida Juan 6, 41-51


 

Shadai, Dios de la montaña, que haces de nuestra frágil vida la roca de tu morada, conduce nuestra mente a golpear la roca del desierto, para que brote el agua para nuestra sed.

La pobreza de nuestro sentir nos cubra como un manto en la obscuridad de la noche y abra el corazón para acoger el eco del Silencio para que el alba envolviéndonos en la nueva luz matutina nos lleve con las cenizas consumadas por el fuego de los pastores del Absoluto que han vigilado por nosotros junto al Divino Maestro, el sabor de la santa memoria.

 

Texto

41 Los judíos murmuraban de él, porque había dicho: «Yo soy el pan que ha bajado del cielo.»

42 Y decían: «¿No es éste Jesús, hijo de José, cuyo padre y madre conocemos? ¿Cómo puede decir ahora: He bajado del cielo?»

43 Jesús les respondió: «No murmuréis entre vosotros.

44 Nadie puede venir a mí, si el Padre que me ha enviado no lo atrae; y yo le resucitaré el último día.

45 Está escrito en los profetas: Serán todos enseñados por Dios. Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí.

46 No es que alguien haya visto al Padre; sino aquel que ha venido de Dios, ése ha visto al Padre.

47 En verdad, en verdad os digo: el que cree, tiene vida eterna.

48 Yo soy el pan de vida. 49 Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron;

50 este es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera.

51 Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo.»
 

para conseguir depositar la Palabra en nuestro corazón

 

Algunas preguntas para recoger del texto los núcleos importantes y comenzar a asimilarlos.

- Murmuraban de él: ¿cuántas voces de murmuración cuando se trata de Dios?

- Yo soy el pan bajado del cielo: ¿dónde tomamos el pan que comemos cada día?

- Ninguno puede venir a Mí, si no lo trae el Padre que me ha enviado: ¿el Padre nos atrae o más bien vamos tras sus pasos criticando lo que dice a nuestra vida de cada día?

- Si uno come de este pan, vivirá para siempre: nosotros nos alimentamos de la Palabra de Dios y del Pan repartido, una vez a la semana o a lo mejor todos los días...¿por qué no corre la vida eterna en nuestras palabras y en nuestra experiencia humana?
 

a) Clave de lectura:

El sexto capítulo del evangelio de Juan presenta un carácter unitario que desarrollándose en torno al tema de la fiesta de la Pascua, análogamente se articula a través de un prodigio ( 5, 1-9a 6,1-15) a quien sigue un discurso (5,16-47; 6,22-59).

Presenta una parte de la actividad de Jesús en Galilea y precisamente el momento culminante: Jesús se autorevela como pan de vida para ser creído y comido para poder ser salvos.

En los vv. 1-15 encontramos el gran signo de la multiplicación de los panes cuyo significado viene desvelado por el discurso del día siguiente en los vv. 26-59: el don del pan para el hambre del pueblo prepara las palabras sobre el pan de la vida eterna.

Entre los vv. 16-21 tenemos la narración del camino de Jesús sobre las aguas.

En los v. 60-71 Jesús invita a los discípulos a decidirse, ya conociendo su incredulidad (vv. 60-66), ya solicitando la fe de los doce (vv. 66-71).

El discurso completo sobre el pan de vida (6,25-71) presenta semejanzas con algunos testimonios judaicos, de modo particular de Filón.

b) Una división del texto para ayudarnos en su lectura:

vv. 1-4: introducción temporal, geográfica y litúrgica

vv. 5-10: diálogo preparatorio entre Jesús y sus discípulos

vv. 11-13: el alimento "multiplicado" es sobreabundante

vv. 14-15: reacciones de Jesús y de la gente.

 

c) Premisas y claves de la lectura bíblica y litúrgica

Murmurar. Si nuestra murmuración fuese como la de un viento ligero haría de acompañamiento armonioso a las palabras eternas que se hacen nuestra carne: Yo soy el Pan vivo bajado del cielo.

Qué sorpresa entonces, sabiendo que este Pan eterno no es un extraño, sino Jesús, el hijo de José, un hombre del que conocemos el padre y la madre.

Porque el que come de este pan vive para siempre. Un Pan que nace de un amor de Padre.

Estamos invitados a escuchar y a aprender para llegar a Él sobre la senda de la atracción, sobre la huella de aquella fe que permite ver.

Pan con pan, Carne con carne.

Sólo aquel que viene de Dios ha visto al Padre. El hombre lo ha visto cuando ha hecho de su carne el pesebre del Pan vivo.

Desierto y muerte, cielo y vida. Un dulce connubio que se cumple en cada Eucaristía...sobre cada altar, aquel altar del corazón en el cual la vida del Soplo divino consuma la arcilla desfigurada del hombre perdido.

c) Para aquéllos que desean profundizar más en el tema

 

 

SALMO 33

Por la palabra de Yahvé fueron hechos los cielos,

por el aliento de su boca todos sus ejércitos.

Él recoge, como un dique, las aguas del mar,

mete en depósitos los océanos.

 

Yahvé frustra el plan de las naciones,

hace vanos los proyectos de los pueblos;

pero el plan de Yahvé subsiste para siempre,

sus decisiones de generación en generación.

 

Los ojos de Yahvé sobre sus adeptos,

sobre los que esperan en su amor,

para librar su vida de la muerte

y mantenerlos en tiempo de penuria.

 

La experiencia del alimento que aleja del corazón el hambre, me recuerda, Señor, que podré andar de la imperfección al cumplimiento para ser espejo tuyo no anulando el hambre, sino interrogándola para no encontrar jamás en ella un homo sapiens, que no se interroga nunca, que vive sin intereses, que no quiere ver ni sentir, que no se deja tocar, que vive en el miedo, superficialmente más que en profundidad y en los sucesos se muestra quedando en posición horizontal, dormitando, o destrozando todo lo que encuentra...sino como homo vigilans, que está siempre presente a sí mismo y a los demás, capaz de apagarse en el trabajo y servicio, aquél que responsablemente no se acaba en lo inmediato, sino que sabe madurar en la larga y paciente espera, aquél que expresa todo lo que es en cada trozo de su vida, aquél que no tiene miedo de sentirse vulnerable, porque sabe que las heridas de su humanidad pueden transformarse en hendiduras a través de la cuales la vida llega con el fluir del tiempo, una Vida que, pudiendo realizar finalmente su Fin, canta al Amor con su “corazón llagado” envuelto en una “llama que consuma y no da pena” y además de encontrarlo definitivamente está dispuesta a “romper la tela”. El hambre ya no es hambre. Porque queda como dulce peso del límite, protegido por la deliciosa llaga y siempre abierto al dulce encuentro que saciará todo deseo: “Mi Amado, las montañas, los valles solitarios nemorosos, las ínsulas extrañas, los ríos sonorosos... .es como noche calma, música silenciosa, soledad sonora...¿quién podrá sanar este mi corazón llagado?... Es llama que consuma y no da pena... ¡Oh Amado rompe la tela de este dulce encuentro

 

TOMADO DE: Página Oficial Orden de Carmelitas

SITIO WEB: http://www.ocarm.org