INTRODUCCIÓN 
 

 

 

 

 

EL BANQUETE DEL SEÑOR
Miguel Payá - Página franciscanos

Capítulo VI
LA CELEBRACIÓN
Haced esto en memoria mía

1. DESARROLLO GENERAL DE LA CELEBRACIÓN

b) Estructura de la celebración

Resulta sorprendente que, a pesar de la gran diversidad de ritos, la estructura fundamental de la celebración eucarística sea en todos la misma y, además, muy sencilla y lógica. Y es que los cristianos siempre hemos querido ser fieles al recuerdo de lo que hizo el Señor Jesús la noche antes de morir:

1.º Se reunió con sus discípulos.

2.º Tuvo con ellos una conversación importante. Los evangelistas Lucas, y sobre todo Juan, nos lo atestiguan.

3.º Celebró con ellos la cena pascual en la que instituyó la Eucaristía.

4.º Se dirigieron después a los escenarios donde tuvo lugar la pasión y la muerte de Jesús, es decir, el acontecimiento que constituye el verdadero contenido de la Eucaristía.

Aún podíamos simplificarlo más: aquella noche Jesús nos habló y se nos dio. Con ello siguió y llevó a plenitud las dos operaciones que ha hecho Dios desde que comenzó a revelársenos a los hombres: nos ha hablado y ha actuado a favor nuestro. El amor de Dios siempre se nos ha manifestado en palabras y en obras. Porque así es como amamos los hombres; Dios, para que lo entendiéramos, ha querido adaptarse a nuestra manera de ser y de obrar. De ahí que la celebración eucarística tenga una configuración tan parecida a la de cualquier comida nuestra con amigos.

Cuando Jesús, ya Resucitado, se vuelva a encontrar con sus discípulos, en la escena de Emaús (cf. Lc 24,13-35), la estructura del encuentro será muy similar: se pone a caminar con ellos, entabla con ellos una conversación, y después se sienta a la mesa con ellos para partir el pan. Lo único que cambia es el final: ya no se dirigen a la pasión, sino a ser testigos de la resurrección. Y cuando, unos veinticinco años después, Pablo celebre la Eucaristía con la comunidad de Tróade, volveremos a encontrarnos con los mismos elementos: «El primer día después del sábado nos reunimos para la fracción del pan. Pablo, que tenía que irse al día siguiente, les estuvo hablando y prolongó el discurso hasta media noche..., después partió el pan y, una vez que hubo comido, continuó conversando largo rato hasta que se hizo de día. Después se marchó» (Hch 20,7-11).