JESÚS,
¿PAN DE VIDA?
1.-
Jesús ¿pan sin sabor?
-Unos
lo gustan como lidera pero no lo saborean como presencia
real de Dios
-Otros
lo comen mecánicamente. Y, por esa actitud, se diluye
sin efecto en sus entrañas
-Algunos
lo escuchan sin interés .son palabras que pronto
difuminará el viento
-Muchos
lo toman como si fuese un seguro de vida .pero no caen
en la cuenta de que tiene un precio: seguir y vivir el
mensaje de Aquel que lo amasa
-Otros
más lo comulgan pero no lo ven .ojos que no ven corazón
que no siente
2.-
Jesús ¿pan para nada?
-Unos
acuden a El cuando su casa se resquebraja .y lo olvidan
cuando, de nuevo, está ya construida
-Otros
se sientan para participar de su mesa .y a continuación
cierran filas para que no entren más comensales
-Algunos
quisieran espectaculares milagros .pero se resisten a
ver el trasfondo divino de ellos
-Muchos
lo siguen porque no pierden nada .pero luego les cuesta
bastante el dejar algo por el “todo”
-Otros
más apuran su cáliz .pero les resulta duro el
despuntar sus vidas al estilo de Jesús
3.-
Jesús ¿pan sin trascendencia en nuestra vida?
-Unos
lo llevan grabado en oro pero en su corazón aparece
como invisible
-Otros
lo esculpen en las cumbres de los montes pero no lo ven
en el prójimo
-Algunos
lo comulgan en la Eucaristía y lo rechazan en lo
cotidiano de la vida
-Otros
más no lo comulgan en la Iglesia prefieren un Jesús
“a la carta”
4.-
Jesús ¿pan que nos cambia?
-Unos
lo ven como personaje operativo y presente .saben que su
figura no ha quedado encorsetada en una simple página
de la historia
-Otros
lo viven en propia sangre .lo hacen vida con su vida
-Algunos
lo ven como regalo del cielo .y lo llevan a mil rincones
de la tierra
-Otros
más intuyen que es fotocopia de Dios y lo multiplican a
miles con su testimonio veraz y comprometido
5.-
Jesús ¿pan de contradicción?
-Unos
dicen que hace tiempo que pasó, vivió y murió y con
esta afirmación se construyen castillos de falsas vidas
y de intereses mezquinos
-Otros
afirman que vive y tratan de cambiar el mundo con la
fuerza de su amor negándose, si es preciso, a sí
mismos
-Algunos
dudan de su presencia y convierten su vida en un “sí”
pero luego en un “no”.
-Otros
más ni dudan ni afirman .simplemente creen y esperan en
la última Palabra que se presenta y se visibiliza en
forma de pan
6.-
Jesús ¿pan que interpela?
-Unos
lo ven como PAN duro al paladar .les resulta
interpelador a sus cómodas vidas
-Otros
lo comen por rito y obligación .es más fácil el comer
que pasar hambre
-Algunos
se acercan humildemente a su presencia saben que DIOS
entra más cómodamente y mejor por esa puerta
-Otros
más elevan sus ojos hacia el cielo pues saben que el
horno de ese PAN está situado más allá del sol y de
las estrellas. Es un pan que se multiplica con el
cuchillo de la justicia, se cocina con las brasas que
Dios sopla, se digiere con la virtud de la Fe, se
retiene con los ojos de la esperanza, se mantiene
eternamente tierno cuando se comparte, sirve como paladín
para la vida eterna y se presenta en la mesa de Jesús
por el gran panadero que es Dios.
Siempre,
Jesús, será aquel pan de dios en medio de la gran mesa
de los creyentes. para comulgarlo solo es necesario
creer en el y esperar en el y entonces, solo entonces,
poder vivir como el.
7.-
Pan vivo para un mundo muerto
Baja
del cielo, Señor,
y
despierta en nosotros el apetito por el pan que se cuece
en
el horno celestial.
Baja
del cielo, Señor,
para
que, después de vivir aún sin vivir,
nos
alimentemos con aquello que nos ayudará a vivir
eternamente.
Baja
del cielo, Señor,
y
–de paso- bájanos a nosotros de las nubes
para
que, comprendamos que no se vive mejor
sino
cuando se está viviendo en Tï y por Ti.
Baja
del cielo, Señor,
y
si nos parece imposible comer tu carne
el
que Tú entres dentro de nosotros
abre
nuestro entendimiento y nuestra inteligencia
para
que podamos descubrir, que en lo invisible,
se
encuentra el secreto más profundo de tu presencia.
Baja
del cielo, Señor,
y,
si quieres, danos un adelanto de vida eterna:
vivir
en caridad para podernos presentar con las manos vacías
acrecentar
nuestra fe, para prepararnos al encuentro contigo
andar
en la esperanza, para nunca desviarnos de tu camino.
¡Baja,
del cielo, Señor!
Y,
danos un sorbo de tu bebida
un
sorbo de tu sangre
un
sorbo de esa auténtica bebida
con
sabor a entrega, sacrificio y amistad verdadera.
¡Baja,
del cielo, Señor!
Para
que, cuando te veamos en el altar
sepamos
que, no estás sólo,
que
vienes en nombre de un Dios
que,
una y otra vez, apuesta por el hombre
ama
al hombre
y
alimenta al hombre con un fin supremo:
darle
vida y de la buena, la Eterna.
Amén.
Javier Leoz
www.betania.es