LECTIO DIVINA

 

 

 

 


 

Shadai, Dios de la montaña, que haces de nuestra frágil vida la roca de tu morada, conduce nuestra mente a golpear la roca del desierto, para que brote el agua para nuestra sed.

La pobreza de nuestro sentir nos cubra como un manto en la obscuridad de la noche y abra el corazón para acoger el eco del Silencio para que el alba envolviéndonos en la nueva luz matutina nos lleve con las cenizas consumadas por el fuego de los pastores del Absoluto que han vigilado por nosotros junto al Divino Maestro, el sabor de la santa memoria.

 

Texto

51 Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo.»

52 Discutían entre sí los judíos y decían: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?»

53 Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.

54 El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día.

55 Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida.

56 El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él.

57 Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí.

58 Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron vuestros padres, y murieron; el que coma este pan vivirá para siempre.»
 

para conseguir depositar la Palabra en nuestro corazón

 

Algunas preguntas para recoger del texto los núcleos importantes y comenzar a asimilarlos.

- Yo soy el pan de vida… Jesús, carne y sangre, pan y vino. Son las palabras que sobre el altar operan un cambio, como dice San Agustín: “ Si quitas la palabra, es pan y vino; añades la palabra, y ya es otra cosa. Y esta otra cosa es el cuerpo y la sangre de Cristo. Quitas la palabra es pan y vino; añades la palabra y se convierte en sacramento”.

¿Cuán importante es la palabra de Dios para mi?.

Si se pronunciara sobre mi carne ¿me puede convertir en pan para el mundo?
 

Para aquellos que desean profundizar más en el tema
 

Salmo 115

¿Cómo pagar a Yahvé

todo el bien que me ha hecho?

Alzaré la copa de salvación

e invocaré el nombre de Yahvé.

Cumpliré mis votos a Yahvé

en presencia de todo el pueblo.

Mucho le cuesta a Yahvé

la muerte de los que lo aman.

¡Ah, Yahvé, yo soy tu siervo,

tu siervo, hijo de tu esclava,

tú has soltado mis cadenas!

Te ofreceré sacrificio de acción de gracias

e invocaré el nombre de Yahvé.

Cumpliré mis votos a Yahvé

en presencia de todo el pueblo,

en los atrios de la Casa de Yahvé,

en medio de ti, Jerusalén.

 

Cuando nosotros te pensamos, Señor, no recordamos hechos acaecidos y cumplidos en el tiempo, sino que entramos en contacto con tu realidad siempre presente y viva, vemos tu continuo pasar entre nosotros.

Tú intervienes en nuestra vida para restituirnos la semejanza de la pertenencia, para que no se seque más entre las piedras de la ley nuestro rostro, sino que encuentre su máxima expresión en el rostro del Padre, revelado en el rostro del hombre, Jesús, promesa de fidelidad y amor consumado.

Tu, Creador del cielo y de la tierra, te escondes en los pliegues de la historia y aunque oscuro e implícito, te dejas encontrar en aquella trascendencia que no desaparece con los sucesos.

El prodigio de tu presencia se realiza por pura gratuidad siempre: en los miembros de la Iglesia, allí donde dos o tres se reúnen en el nombre de Jesús (Mt 18,20), en las páginas de la Escritura, en la predicación evangélica, en los pobres y enfermos (Mt 25,40), en las acciones sacramentales de los ministros ordenados.

Pero es en el sacrificio eucarístico cuando la presencia es totalmente real: en el Cuerpo y Sangre está toda la humanidad y la divinidad del Señor resucitado, presencia substancial

 

TOMADO DE: Página Oficial Orden de Carmelitas

SITIO WEB: http://www.ocarm.org