LECTIO DIVINA

 

 

 


Cómo seguir a Jesús Cuidado de los discípulos, curación de los ciegos Marcos 8,27-35


 

Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a leer la Biblia en el mismo modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús.

Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte.

Así, la cruz, que parecía ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.

Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren.

Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús, podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz.

Te lo pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén.

 

Texto

27 Salió Jesús con sus discípulos hacia los pueblos de Cesarea de Filipo, y por el camino hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que soy yo?»

28 Ellos le dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que uno de los profetas.»

29 Y él les preguntaba: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Pedro le contesta: «Tú eres el Cristo.»

30 Y les mandó enérgicamente que a nadie hablaran acerca de él.

31 Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar a los tres días.

32 Hablaba de esto abiertamente. Tomándole aparte, Pedro se puso a reprenderle.

33 Pero él, volviéndose y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro, diciéndole: «¡Quítate de mi vista, Satanás! porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres.»

34 Llamando a la gente a la vez que a sus discípulos, les dijo: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.

35 Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará.



 

para conseguir depositar la Palabra en nuestro corazón

 

Algunas preguntas para recoger del texto los núcleos importantes y comenzar a asimilarlos.

a) ¿Cuál es el punto de este texto que más te ha gustado y que ha llamado más tu atención?

b) ¿Cuál es la opinión de la gente y de Pedro sobre Jesús? ¿Por qué Pedro y la gente piensan de este modo?

c) ¿Cuál es la relación entre la curación del ciego, descrita un poco antes (Mc 8,22-26) y la conversación de Jesús con Pedro y los otros discípulos?

d) ¿Qué pide Jesús a aquéllos que lo quieren seguir?

e) ¿Qué nos impide hoy reconocer y asumir el proyecto de Jesús?

 

a) El texto del evangelio de este 24º domingo del tiempo ordinario trae el primer anuncio de la pasión y muerte de Jesús a los discípulos, el intento de Pedro de eliminar la cruz y la enseñanza de Jesús sobre las consecuencias de la cruz para ser sus discípulos. Pedro no entiende la propuesta de Jesús sobre la cruz y el sufrimiento.

Él aceptaba a Jesús Mesías, pero no como Mesías sufriente. Pedro estaba condicionado por la propaganda del gobierno de la época que hablaba del Mesías sólo en términos de rey glorioso.

Pedro parecía ciego. No entreveía nada y quería que Jesús fuese como él.

Pedro, deseaba e imaginaba. Hoy todos creemos en Jesús, Pero no todo lo entendemos en la misma forma. ¿Quién es Jesús para mí? ¿Cuál es hoy la imagen más común que la gente tiene de Jesús? ¿Existe hoy una propaganda que intenta interferir nuestro modo de ver a Jesús? ¿Quién soy yo para Jesús?

b) Una división del texto para ayudarnos en la lectura:

Marcos 8,27-28: La pregunta de Jesús sobre la opinión de la gente y la respuesta de los discípulos

Marcos 8,29-30: La pregunta de Jesús y la opinión de sus discípulos

Marcos 8,31-32ª: El primer anuncio de la pasión y muerte Marcos

8,32b-33: La conversación entre Pedro y Jesús

Para aquellos que desean profundizar más en el tema
 

Salmo 25

¡Muéstrame, Señor, tus caminos!

A ti, Yahvé, dirijo mi anhelo.

A ti, Dios mío.

En ti confío, ¡no quede defraudado,

ni triunfen de mí mis enemigos!

El que espera en ti no queda defraudado,

queda defraudado el que traiciona sin motivo.

Muéstrame tus caminos, Yahvé,

enséñame tus sendas.

Guíame fielmente, enséñame,

pues tú eres el Dios que me salva.

En ti espero todo el día,

por tu bondad, Yahvé.

Acuérdate, Yahvé, de tu ternura

y de tu amor, que son eternos.

De mis faltas juveniles no te acuerdes,

acuérdate de mí según tu amor.

Bueno y recto es Yahvé:

muestra a los pecadores el camino,

conduce rectamente a los humildes

y a los pobres enseña su sendero.

Amor y verdad son las sendas de Yahvé

para quien guarda su alianza y sus preceptos.

Haz gala de tu nombre, Yahvé,

y perdona mi culpa, que es grande.

Cuando un hombre respeta a Yahvé,

él le indica el camino a seguir;

vivirá colmado de dicha,

su estirpe poseerá la tierra.

Yahvé se confía a sus adeptos,

los va instruyendo con su alianza.

Mis ojos están fijos en Yahvé,

que sacará mis pies de la trampa.

Vuélvete a mí, tenme piedad,

me siento solo y desdichado.

La angustia crece en mi corazón,

hazme salir de mis tormentos.

Mira mi aflicción y mi penar,

perdona todos mis pecados.

Mira cuántos son mis enemigos,

la violencia del odio que me tienen.

Guarda mi vida, ponme a salvo,

no me avergüence por confiar en ti.

Integridad y rectitud me ampararán,

porque espero en ti, Yahvé.

Redime, Dios, a Israel

de todas sus angustias

 

Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre.

Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho ver.

Haz que nosotros como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra.

Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén

 

TOMADO DE: Página Oficial Orden de Carmelitas

SITIO WEB: http://www.ocarm.org