PRESENTACIÓN
Si el domingo anterior
Jesús hablaba de las riquezas y las dificultades que
acarrean a la hora de la entrada en el reino, hoy nos habla
de quiénes son los primeros en el Reino.
Comienza la reflexión por
una petición de los hijos de Zebedeo: ocupar los primeros
puestos; y, por supuesto, el poder que ello puede acarrear.
Santiago y Juan, los otros
diez, están pensando en las mismas claves que cualquier
persona. En el Reino de Dios, como en cualquier reino de la
tierra, habrá primeros puestos, estarán los más cercanos al
rey. Y si hay doce apóstoles, los doce quieren ser los
primeros.
El caso es que el Reino de
Dios no es de este mundo y, por lo tanto, no se mueve en los
mismos esquemas. Por eso Jesús des contestará a su petición:
"No sabéis lo que pedís".
A la puerta de este reino
hay un cáliz para beber y un bautismo que recibir.
Son tan fieles y quieren
estar tan cerca de Jesús que no les importa beber el cáliz y
bautizarse: están dispuestos a dar la vida por su Señor.
No se han dado cuenta que
Jesús, con su vida, les ha dado las pautas de cómo hay que
vivir en su Reino.
En el Reino no hay que
actuar como lo hacen los "jefes de los pueblos", con
dominación, tiranías y opresiones.
El ha venido a servir y dar
la vida por todos.
Quienes quieran ser de los
suyos, tienen que servir, no "servirse"

Que no busque, Señor, el poder, el tener; que no
busque puestos de relumbrón.
Que te siga desde la humildad, la sencillez, el
desprendimiento.
Que beba el cáliz que he de beber y me ponga al
servicio de los hermanos.
Tú eres el ejemplo a seguir.
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LECTURA DEL
SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 10, 35-45
El
hijo del hombre ha venido para dar su vida en
rescate por todos.
En aquel
tiempo, se acercaron a Jesús los hijos del
Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron:
"Maestro, queremos que hagas lo que te
vamos a pedir."
Les preguntó:- "¿Qué
queréis que haga por vosotros?"
Contestaron: "Concédenos sentarnos en tu
gloria uno a tu derecha y otro a tu
izquierda."
Jesús replico: "No sabéis
lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz
que yo he de beber, o de bautizaros con el
bautismo con que yo me voy a bautizar?"
Contestaron: "Lo somos"
"Jesús
les dijo: "El cáliz que yo voy a beber
lo beberéis, y os bautizaréis con el
bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el
sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me
toca a mí concederlo; está ya
reservado."
Los otros diez, al oír
aquello, se indignaron contra Santiago y Juan.
Jesús, reuniéndolos, les dijo: "Sabéis
que los que son reconocidos como jefes de los
pueblos los tiranizan, y que los grandes los
oprimen. Vosotros, nada de eso: el que quiera
ser grande, sea vuestro servidor; y el que
quiera ser primero, sea esclavo de todos.
Porque el Hijo del hombre no ha venido para
que le sirvan, sino para servir y dar su vida
en rescate por todos."
Palabra
de Dios
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NO
ES FÁCIL
Recuerdo
haber escuchado alguna vez a maestros de
espiritualidad a cerca de la importancia de
ocupar los primeros puestos.
Primeros
puestos en el mundo de la economía y el
comercio, primeros puestos en el mundo de la
educación, primeros puestos en el mundo de
la política...
La razón
que daban era que, desde esos puestos, se
podría llegar a más gente, se podía hacer
más bien, podría hacerse más fácilmente un
mundo según quería el Señor.
Algunos,
desde esos puestos, fueron unos buenos
servidores. Muchos, aceptaron el puesto, la
categoría y todo lo que llevaba aparejado y
no tanto sirvieron, cuanto se sirvieron.
No podemos
olvidar que dentro de cada uno de nosotros
hay una tendencia a ser más que los demás, a
tener más que los demás, a mandar más que
los demás.
Hay que
tener unas razones muy fuertes y profundas
para renunciar a ese camino y ponernos en el
contrario.
¿A quién no
le gusta un cargo? ¿A quién no le gusta
tener gente que le obedezca?. Lo estamos
viendo en todos los estamentos, sociales,
políticos, religiosos. ¡Cuántos buscan
poder, primeros puestos!
En el mundo
de la política es ya una desvergüenza.
En aras de
mantener o conseguir el poder, se difama, se
miente, se espía...; al final, todo vale
para conseguir el "quítate tú que me pongo
yo". Estos días lo estamos viendo con una
claridad meridiana. Al final, para muchos,
lo que importa es conseguir el puesto, no
solucionar los problemas.
Es difícil
lo que nos pide Jesús a los cristianos,
porque también nosotros tenemos tentaciones
de grandeza, aunque sepamos que no pueden
prosperar.
Pero Jesús
no se ha ido con rodeos, ha sido bien claro:
" los jefes de los pueblos los tiranizan y
los grandes los oprimen". ¡Qué poco cambian
las cosas!
"Vosotros,
nada de eso".
Entre los
de Jesús, la grandeza viene por la actitud
de servicio, por la disponibilidad, por la
entrega de la vida en favor de los demás.
Esto vale
para nuestros comportamientos en la familia:
más servidores que servidos.
También en
la sociedad: asociaciones. grupos,
partidos... podemos estar en actitud de
servir a los demás y al bien común. No es el
camino para lograr puestos.
En la
Iglesia debería ser uno de nuestros
principales distintivos. así, las
comunidades cristianas serían más
testimoniales y misioneras.
Decían de
los primeros cristianos: "Mirad cómo se
aman". Y amar es darse, es poner lo que uno
es y lo que uno tiene al servicio de los
demás.
"El Hijo
del hombre no ha venido para que le sirvan,
sino para servir y dar la vida por todos".
Para
algunos, vivir así es de tontos. Para
nosotros es seguir de cerca al Señor, vivir
según sus enseñanzas.
Pidámosle
en esta Eucaristía la fuerza necesaria, pues
nosotros solos no podemos nada.
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