TIEMPO ORDINARIO
Introducción al tiempo
ordinario
De las
Normas universales sobre
el Año litúrgico y sobre
el calendario
(nn. 43-44)
Además de los tiempos
que tienen un carácter
propio, quedan 33 o 34
semanas en el curso del
año, en las cuales no se
celebra algún aspecto
peculiar del misterio de
Cristo, sino más bien se
recuerda el mismo
misterio de Cristo en su
plenitud, principalmente
los domingos. Este
periodo de tiempo recibe
el nombre de tiempo
ordinario.
El tiempo ordinario
comienza el lunes que
sigue al domingo
posterior al 6 de enero
y se extiende hasta el
martes antes de Cuaresma
inclusive; de nuevo
comienza el lunes
después del domingo de
Pentecostés y termina
antes de las primeras
Vísperas del domingo I
de Adviento. Por esto se
emplean una serie de
formularios que para los
domingos y ferias de
este tiempo se
encuentran tanto en el
Misal como en la
Liturgia de las Horas.
Descripción de las
lecturas de la misa para
los domingos
De los Prenotandos
del Leccionario (cf.
nn. 105-107)
Evangelio:
El domingo II del
tiempo ordinario se
refiere aún a la
manifestación del Señor,
celebrada en la
solemnidad de la
Epifanía, por la
perícopa tradicional de
las bodas de Caná y
otras dos, tomadas
asimismo del Evangelio
de san Juan. A partir
del domingo III empieza
la lectura semicontinua
de los tres Evangelios
sinópticos; esta lectura
se ordena de manera que
presente la doctrina
propia de cada Evangelio
a medida que se va
desarrollando la vida y
predicación del Señor.
Además, gracias a esta
distribución se consigue
una cierta armonía entre
el sentido de cada
Evangelio y la evolución
del año litúrgico. En
efecto, después de la
Epifanía se leen los
comienzos de la
predicación del Señor,
que guardan una estrecha
relación con el Bautismo
y las primeras
manifestaciones de
Cristo. Al final del año
litúrgico se llega
espontáneamente al tema
escatológico, propio de
los últimos domingos, ya
que los capítulos del
Evangelio que preceden
al relato de la Pasión
tratan este tema, con
más o menos amplitud.
Lecturas del Antiguo
Testamento:
Estas lecturas se han
seleccionado en relación
con las perícopas
evangélicas, con el fin
de evitar una excesiva
diversidad entre las
lecturas de cada misa y
sobre todo para poner de
manifiesto la unidad de
ambos Testamentos. La
relación entre las
lecturas de la misa se
hace ostensible a través
de la cuidadosa
selección de los títulos
que se hallan al
principio de cada
lectura. Al seleccionar
las lecturas se ha
procurado que, en lo
posible, fueran breves y
fáciles.
Pero también se ha
previsto que en los
domingos se lea el mayor
número posible de los
textos más importantes
del Antiguo Testamento.
Estos textos se han
distribuido sin un orden
lógico, atendiendo
solamente a su relación
con el Evangelio; sin
embargo, el tesoro de la
Palabra de Dios quedará
de tal manera abierto
que todos los que
participan en la misa
dominical conocerán casi
todos los pasajes más
importantes del Antiguo
Testamento.
Lecturas del Apóstol:
Para esta segunda
lectura se propone una
lectura semicontinua de
las cartas de san Pablo
y de Santiago (las
cartas de san Pedro y de
san Juan se leen en el
tiempo pascual y en el
tiempo de Navidad).
La primera carta a
los Corintios, como es
muy larga y trata de
temas diversos, se ha
distribuido en los tres
años del ciclo, al
principio de este tiempo
ordinario. Conviene
advertir que se han
escogido solo lecturas
bastante breves y no
demasiado difíciles para
la comprensión de los
fieles.
Normas particulares del
tiempo ordinario
Misa
1.
Cada domingo del
tiempo ordinario tiene
formulario propio.
2.
En las memorias
obligatorias se dice la
colecta propia; en
cambio, la oración sobre
las ofrendas y la de
después de la comunión,
si no son propias, se
pueden tomar o del común
o de la feria
correspondiente (cf.
OGMR, 363). El prefacio
se toma de los prefacios
comunes o del común.
3.
En las ferias del
tiempo ordinario, se
puede elegir o la misa
de feria, o la misa de
la memoria libre que
pueda ocurrir, o la misa
de algún santo inscrito
ese día en el
Martirologio, o una misa
votiva o por diversas
necesidades (cf. OGMR,
355).
4.
Cuando se opta por
hacer la memoria libre
(si concurren varias
solo puede hacerse una)
o la misa de algún santo
inscrito ese día en el
Martirologio: se dice la
colecta propia o, si
carece de ella, la del
común correspondiente;
la oración sobre las
ofrendas y la de después
de la comunión, si no
son propias, se pueden
tomar o del común o de
las oraciones de
cualquier otro domingo
del tiempo ordinario (cf.
OGMR, 363). El prefacio
se toma de los prefacios
comunes o del común.
5.
Cuando se opta por
celebrar de feria:
aparte de las oraciones
del domingo precedente,
se pueden tomar o las
oraciones de cualquier
otro domingo del tiempo
ordinario o una misa
votiva o por diversas
necesidades. En todo
caso, siempre está
permitido tomar de esas
misas solo la colecta (cf.
OGMR, 355c.363).
6.
Los domingos no se
permiten las misas de
difuntos, excepto la
exequial (cf. OGMR,
380). Los días con
memoria obligatoria
pueden celebrarse la
misa exequial y las
misas de difuntos
después de recibida la
noticia de la muerte y
en el primer
aniversario, pero no se
permiten las misas
cotidianas de difuntos.
En las ferias puede
celebrarse cualquier
misa por los difuntos (cf.
OGMR, 381).
7.
El color de las
vestiduras litúrgicas es
el verde (cf. OGMR,
346c).
Liturgia de las Horas
8.
En el Oficio
dominical se toman los
elementos del domingo
correspondiente en el
ciclo de cuatro semanas,
excepto lo propio de
cada domingo del tiempo
ordinario.
9.
En el Oficio ferial
todos los elementos de
cada hora se toman del
día correspondiente de
la semana en el ciclo de
cuatro semanas, excepto
las lecturas del Oficio
de lectura, que son
propias de cada día.
10.
En las memorias, si
no se indica lo
contrario, la salmodia
se toma del día
correspondiente de la
semana en el ciclo de
cuatro semanas; el resto
también del día
correspondiente de la
semana, o del común,
excepto lo que es propio
de la memoria y la
oración que siempre es
del santo.
Calendarios particulares
11.
Los domingos se
permiten solo las
solemnidades, mientras
que las fiestas y
memorias de ese año se
omiten; los demás días
se admiten todas las
celebraciones.
(Fuente:
Calendario Litúrgico
CEE)