INTRODUCCIÓN 
 

 

 

 

 

EL BANQUETE DEL SEÑOR
Miguel Payá - Página franciscanos

Capítulo VII
EL DIÁLOGO
Dios nos ha hablado por medio del Hijo

b) Dios nos habla a nosotros

Hemos recordado la admirable historia de amor entre Dios y la humanidad. Pero esa historia sigue y en ella entramos tú y yo. En nosotros, en nuestra propia historia, se reproduce de algún modo todo lo que acabamos de recordar. Creados para ser amigos de Dios, llamados personalmente por él, como Abrahán, insertados en el pueblo de Dios, liberados de nuestra esclavitud, invitados e iluminados constantemente por su palabra, rescatados de nuestras infidelidades, acariciados por promesas inefables y, sobre todo, llamados por Jesús, que se ha hecho presente en nuestra vida, nos dirige su mensaje y nos ofrece su amistad. Sí, la historia que narra la Biblia es también mi propia historia y la tuya. Ciertamente, en cada uno la historia se reinventa de una manera absolutamente original e irrepetible, porque Dios no ama a generalidades, «al hombre», sino a personas concretas, con su nombre y apellido. Pero, cada vez que recordamos la historia de la salvación, desde Abrahán a Jesús, esa historia se convierte en clave y luz para descubrir la verdad de nuestra propia historia.

Y eso, precisamente eso, es lo que ocurre siempre que, reunidos con la comunidad creyente, vamos leyendo la historia sagrada, escuchando a los profetas y, sobre todo, escuchando a la Palabra que es Jesús. En cada una de las celebraciones Dios me declara su amor y me pregunta: «¿Quieres ser mi amigo?». Y yo le contesto: «No lo merezco, pero... sí. Gracias por tu paciencia, por tu amor incomprensible». Y este diálogo, tantas veces repetido pero siempre nuevo, es lo que va construyendo mi vida.