PALABRA DE DIOS 
 

 

PRIMERA LECTURA
Daniel 12, 1-3

Un mensaje importante en la historia de la revelación.
      ¿Dónde estarán el Día de Yhavhé aquellos mártires de la persecución de Antíoco IV Epífanes?
      "Muchos de los que duermen en el polvo, despertarán.
       La muerte no tiene la última palabra.


 

PRESENTACIÓN

Un texto breve pero importante en la historia de la revelación.

Dentro del género literario apocalíptico en el que se escribe el libro de Daniel, esta parte es también profética.

En el Nuevo Testamento, Jesús, desarrollará esta revelación.

Una circunstancia histórica como telón de fondo: las persecuciones de los Antíocos, especialmente Antíoco IV.

Los Macabeos se levantan contra ellos para defender la fe. Muchos justos darán su vida como mártires; muchos sufrirán la persecución.

Una pregunta: ¿qué pasará con ellos?; su muerte, sus sufrimientos, ¿serán inútiles?; cuando llegue el reino de los santos, ¿dónde quedarán?

Daniel, inspirado, abrirá las puertas a una nueva y desconocida esperanza: "los que duermen, despertarán".

Con todo, la perspectiva de Daniel está lejos del Nuevo Testamento: para el primero, se salvarán los "inscritos en el libro de la vida"; los otros despertarán "para ignominia perpetua".

En el Nuevo Testamento la llamada a la conversión y a la salvación es universal.

La resurrección o vuelta a la vida, concebida como recompensa se realizará en este mundo, cuando el Reino de los Santos desbanque a todos los reinos. Israel será protagonista y vencedor.

En este reino, los justos brillarán como estrellas; serán verdaderamente sabios.


Que aquel día brille también yo como las estrellas por haber enseñado con mi ejemplo el camino recto.

 

 

LIBRO DANIEL 12, 1-3

Por aquel tiempo se salvará tu pueblo

Por aquel tiempo se levantará Miguel, el arcángel que se ocupa de tu pueblo: serán tiempos difíciles, como no los ha habido desde que hubo naciones hasta ahora.

Entonces se salvará tu pueblo: todos los inscritos en el libro.

Muchos de los que duermen en el polvo despertarán: unos para la vida eterna, otros para ignominia perpetua.

Los sabios brillarán como el fulgor del firmamento, y los que enseñaron a muchos la justicia, como las estrellas,/ para toda la eternidad.

Palabra de Dios

 

SALMO RESPONSORIAL
Salmo 15

PRESENTACIÓN

La idea central del salmo es la de la confianza ciega en Dios.

El salmista va expresando sus sentimientos, que no son otros que los de proclamar su felicidad, que proviene de vivir en la compañía de Dios.

"El Señor es el lote de mi heredad y mi copa
mi suerte está en tu mano"

Él le da la fuerza y la seguridad en el camino de la vida; él es el compañero de ruta; con él lo pasos son firmes.

"con él a mi derecha no vacilaré"

Este sentimiento de seguridad, bajo la protección de Yhavhé, hace que el justo viva alegre y sereno.

"Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas
y mi carne descansa serena"

Se fía totalmente de Dios, tanto, que espera en el "más allá de la muerte"; no será relegado al sepulcro; no le dejará ir al Seol.

"Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.

Dios mismo le enseñará el camino de la vida y le hará vivir en plenitud

"Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha".

Si me faltas tú, lo demás me sirve de poco.

Contigo mi vida se llena de esperanza y plenitud porque descansaré para siempre en tu casa.

Me has enseñado tu camino e ir tras él es mi alegría.

SALMO 15

R/ PROTÉGEME, DIOS MÍO, QUE ME REFUGIO EN TI

El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.
R/ PROTÉGEME, DIOS MÍO, QUE ME REFUGIO EN TI

Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena.
Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.
R/ PROTÉGEME, DIOS MÍO, QUE ME REFUGIO EN TI

Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.
R/ PROTÉGEME, DIOS MÍO, QUE ME REFUGIO EN TI

 

SEGUNDA LECTURA
Hebreos 10, 11-14. 18

*Concluye la reflexión central de la carta a los hebreos,
      Los sacrificios del Templo de Jerusalén no tenían valor redentor.
      Cristo, Sumo Sacerdote, borró los pecados de una vez para siempre.

 

PRESENTACIÓN

Concluye la reflexión central de la carta a los hebreos.

El tema general de este final es la proclamación de que el Sacrificio de Cristo es causa de salvación eterna.

Cuántos sacrificios se hacían en el templo de Jerusalén, pero ninguno de ellos tenía un valor redentor, de ningún modo podían borrar los pecados.

Cristo vino para traernos la salvación, para llevar a su plenitud el plan del Padre para la humanidad.

Muchos sacrificios no borraron los pecados; un sacrificio, la entrega que hace Cristo de su vida en el altar de la cruz, los borró de una vez por todas.

Cumplida la misión, resucitado, vuelve al Padre y está sentado a su derecha intercediendo por nosotros, como se nos recordaba la semana pasada, hasta el día final en el que "sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies". La muerte misma será aniquilada y comenzarán los cielos nuevos y la tierra nueva.

El perdón de Cristo es la razón de nuestra esperanza.

Qué confianza tan grande me das.

Te entregas por nosotros hasta la muerte.

Con ella nos otorgas el perdón por nuestros pecados.

LECTURA DE LA CARTA A LOS HEBREOS 10, 11-14.18

Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados.

Cualquier otro sacerdote ejerce su ministerio, diariamente, ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, porque de ningún modo pueden borrar los pecados.

Pero Cristo ofreció por los pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio; está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies.

Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados.

Donde hay perdón, no hay ofrenda por los pecados.

Palabra de Dios

 

ACLAMACIÓN
Lucas 21, 36

Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para manteneros en pie ante el Hijo del Hombre.

 

EVANGELIO
Marcos 13, 24-32

Finalizando el tiempo litúrgico, la Palabra de Dios nos habla del final de los tiempos.
      Según la cultura de la época, el final de los tiempos se imagina como una gran catástrofe, un gran terremoto.
     Cuando todo se venga abajo, aparecerá el Señor en su gloria.

 

 

PRESENTACIÓN

Dentro de la imagen que se tiene la tierra, el fin del mundo se asemejará a un derrumbe, como cuando en un terremoto se parten las columnas de un edificio y se viene abajo todo lo que sostienen.

La bóveda celeste se vendrá abajo con el sol la luna, las estrellas y las aguas de arriba.

Entonces quedará al descubierto, a la vista, la morada de Dios y, en ella, el Hijo del Hombre sobre las nubes con gran poder y majestad, como anunciaba ya el libro de Daniel.

Ha llegado el día definitivo en el que Jesús se manifestará como Señor y en él aparecerá la gloria misma de Dios.

Ha llegado el día de la reunión de todos los elegidos.

Ha llegado el día de la cosecha y, por tanto, del juicio, de la separación del trigo y la cizaña.

¿Y cuándo sucederá esto? De aquel día y de aquella hora nadie sabrá nada.

Por lo tanto hay que caminar en la esperanza de la vuelta del Señor; pero esta esperanza debe ir acompañada de la vigilancia, como tantas veces nos lo dijo Jesús.

La vigilancia significa vivir alejado del pecado y pasar por el mundo haciendo el bien.

Si no sabemos el cuándo, sí tenemos la certeza de la vuelta del Señor, pues sus palabras no pasarán.

Y si el día y la hora nadie la sabe, habrá que estar preparados.

Lo importante es, Señor, que en aquel día reunirás a tus elegidos.

No importa ni el cuándo ni el cómo; como el brote de las yemas del árbol anuncia el verano, tus palabras anuncian nuestra nueva vida.  

 

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS  13, 24-32

Reunirá a los elegidos de los cuatro vientos.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

"En aquellos días, después de esa gran angustia, el sol se hará tinieblas, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán.

Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y majestad; enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro vientos, de horizonte a horizonte.

Aprended de esta parábola de la higuera:

Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducís que el verano está cerca; pues cuando veáis vosotros suceder esto, sabed que él está cerca, a la puerta.

Os aseguro que no pasará esta generación antes que todo se cumpla.

El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán, aunque el día y la hora nadie lo sabe, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sólo el Padre."

Palabra de Dios