
Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones,
a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad
para entender lo que el Padre quiere decirnos
a través de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida
y se haga vida en nosotros.
Amén
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Texto
TEXTO BÍBLICO: Lucas
3, 10-18
"Entonces le preguntaba la multitud:¿Qué debemos
hacer?
Les respondía: El que tenga dos túnicas, dé una al
que no tiene; otro tanto el que tenga comida.
Fueron también algunos recaudadores de impuestos a
bautizarse y le preguntaban: Maestro, ¿qué debemos
hacer?
Él les contestó: No exijáis más de lo que está
ordenado.
También los soldados le preguntaban: Y nosotros, ¿qué
debemos hacer?
Les contestó: No maltratéis ni denunciéis a nadie y
contentaos con vuestro sueldo.
Como el pueblo estaba a la expectativa y todos se
preguntaban por dentro si Juan no sería el Mesías, Juan
se dirigió a todos:
Yo los bautizo con agua; pero viene uno con más
autoridad que yo, y yo no soy digno para soltarle la
correa de sus sandalias. Él los bautizará con Espíritu
Santo y fuego. Ya empuña la horquilla para limpiar su
cosecha y reunir el trigo en el granero, y quemará la
paja en un fuego que no se apaga.
Con otras muchas palabras anunciaba al pueblo la
Buena Noticia".
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para conseguir depositar
la Palabra en nuestro corazón
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¿Qué me o nos dice
Dios en el texto?
Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta
Palabra de Salvación:
Hoy vivimos un mundo donde hay muchas confusiones y
muchos hablan de la Palabra de Dios. Algunos dicen cosas
muy distintas de lo que está escrito en el Evangelio.
Nosotros queremos conocer a Jesús y lo que Él nos dice a
nosotros.
Lucas sitúa este texto en el lugar donde Juan el
Bautista está hablando.
¿Yo también quisiera preguntar qué debo hacer?
¿Qué significaría hoy, en mi vida si tengo algo
material compartirlo?
¿qué es lo que tengo para compartir?
¿Cómo puedo yo hoy ser una persona que se
caracterice por compartir?
¿Cómo puedo yo hoy vivir los valores que dice
Juan a los demás, como por ejemplo ser honesto, no
exigir más, no maltratar a nadie y contentarme con lo
que tengo?
¿En qué medida esto me toca a mí?
¿Cómo puedo hacer para reparar las cosas que
estoy haciendo mal?
¿Estoy en actitud de espera del Mesías? ¿Deseo
encontrarme con Jesús?
¿Entiendo que en este encuentro Jesús será
exigente conmigo?
¿Qué hago concretamente yo para anunciar la
Buena Noticia?
¿Me doy cuenta que este texto me habla
directamente a mí?
Este texto tan importante ¿qué te lleva a pensar?
¿Cuál sería tu conclusión personal?.
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LECTURA: ¿Qué dice el
texto?
El Evangelista San Lucas, nos presenta parte de las
enseñanzas de Juan el Bautista. La gente está rodeando a
este precursor de Jesús. Sus enseñanzas eran muy
radicales para prepararse a recibir al Mesías.
Y por eso cuando las personas le preguntan a Juan el
Bautista qué deben hacer, él les da una respuesta en dos
partes: La primera poniendo en orden las prioridades de
este mundo. Hablando a las personas en diferentes
aspectos. Con respecto a las cosas materiales, están
para ser compartidas con todos. No hay que acaparar si
se tienen dos vestimentas, una de-ben dársela al que no
tenga nada. Lo mismo con la comida. En este gesto, pone
como centro a la persona humana y no a las cosas.
También fueron los recaudadores de impuestos a los que
les recuerda la honestidad; y a los soldados les dice
que aún cuando tengan la fuerza y la autoridad no se
debe maltratar a nadie ni denunciar a nadie
injustamente, y contentarse con lo que se recibe.
Esta enseñanza de Juan es muy audaz, pues está en
riesgo su propia vida por decir la ver-dad. Pero el
anuncio del Reino vale la pena.
En segundo lugar le contesta a la multitud que estaba
viéndolo a él como una persona impor-tante, y se
cuestionaba quién era, Juan les aclara que si bien está
bautizando con agua, viene alguien después, que tendrá
más autoridad y que los bautizará con el Espíritu Santo
y fuego. Juan es quien está abriendo el camino para que
llegue el Mesías, el salvador, de quien dice que no es
digno ni siquiera de desatarle la correa de sus
sandalias (cosa reservada para la servidumbre). También
aclara que el Mesías está muy cerca y su servicio será
poner el trigo en el granero y la paja en un fuego que
nunca se apagará.
Esto es el anuncio de la Buena Noticia, que
obviamente trae un cambio de vida, concentrarse en lo
esencial, para que cuando el Mesías llegue, pueda
encontrar el orden deseado por Dios.
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ORACIÓN: ¿Qué le digo o decimos a Dios?
Señor Gracias por la enseñanza de Juan el Bautista,
el precursor. Entiendo que él me está hablando también a
mí.
Abre Señor mi corazón, para que sepa compartir.
Muchas veces en la dureza de mis actitudes estoy
acaparando mucho, y no sé compartir. Te pido que me
ayudes a ser generoso, a compartir mi vida, mi tiempo y
las cosas que me permites administrar.
Deseo ser tu discípulo, y entiendo que para seguirte,
debo tener una actitud con las cosas en forma diferente.
Quiero ser amable con todos, representar tu amor y
misericordia.
Señor, aumenta mi actitud de espera. Aumenta mi deseo
de ser un discípulo tuyo de verdad. Señor tú vienes a mi
búsqueda, que me deje encontrar por Ti. Que me disponga
internamente para prepararme en estos días de adviento,
para recibirte.
Sé que eres un juez justo, y que vienes a separar el
trigo de la paja. Señor que en mi vida pueda ir ganando
para ti, más trigo, es decir mejores acciones desde mi
fe que está puesta en Ti.
Que nunca me canse de anunciar la Buena Noticia y que
siempre esté dispuesto para hacerte conocer a quien aún
no te conoce.
Toma mi vida, soy un discípulo que está queriendo
recorrer un nuevo camino hacia el anuncio de tu Reino.
Amén
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CONTEMPLACIÓN: ¿Cómo
interiorizo o interiorizamos la Palabra de Dios?
Para el momento de la contemplación podemos repetir
varias veces este versículo del Evangelio para que vaya
entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.
Podemos recordar la frase, dirigiéndola a Jesús: ¿Qué
debemos hacer?
Esta frase que pregunta la gente, es la que yo iré
haciéndole muchas veces a Jesús, ¿qué debo hacer? ¿Qué
más me falta?
Pidámosle al Señor repetidamente con esta frase, cómo
podemos ser sus seguidores, dando todo, desde nuestra
propia vida.
ACCIÓN: ¿A qué me o
nos comprometemos con Dios?
Individualmente:
Proponernos una relectura del texto, volver a pensar
cómo este texto está dirigido hacia mí y ver en qué
aspectos de mi vida hace falta una nueva dimensión para
poder ajustarme a la propuesta del Evangelio. Y realizar
al menos alguna actividad, donde pueda compartir.
En el grupo:
Organizar en la comunidad una forma de compartir
alimentos o artículos necesarios para personas que lo
necesiten. Y buscar a algún grupo humano (ancianos,
enfermos, familias necesitadas) para compartirles lo que
juntamos.
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TOMADO DE:
Hijas de María Santísima del Huerto |
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