UN ENCUENTRO CON EL
PADRE EN MEDIO DE LA NOCHE
Dios se manifiesta
con claridad de luz en medio de la noche. De aquí que el que quiera
orar, ha de buscarle con amor, porque quiere conocerle y ansía ver su
rostro, percibir su presencia y sus pasos en la vida.
Para encontrar a
Dios descubrimos que el único camino para hallarlo es la entrega
generosa, el abandono en sus manos. Al fin y al cabo, en el bautismo nos
convertimos en "propiedad de Dios" e hijos suyos, en
"lugar de encuentro" con Él.
Y es en la oración, "umbral
del encuentro" donde reconocemos que Dios es el Padre que
"ya" vive en nosotros y es "Misterio de vida y Amor"
en el que deseamos entrar, "aunque es de noche", que diría
San Juan de la Cruz
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