"NO NOS
DEJES CAER EN LA TENTACIÓN "
"Cristo, al abstenerse
durante cuarenta días de tomar alimento, inauguró la
práctica de nuestra penitencia cuaresmal y, al rechazar las
tentaciones del enemigo, nos enseñó a sofocar la fuerza del
pecado".
así rezaremos, después, en
el prefacio de la plegaria eucaristica.
Cristo nos enseña a vivir
la cuaresma.
Jesús se encuentra en
puertas de comenzar su trayectoria misionera; ha sido
bautizado por Juan y marcha al desierto, lugar inmenso y
silencioso. Allí podrá encontrase fácilmente con el Padre.
Tal vez nos puede pasar a
nosotros que no sentimos la presencia de Dios, que nos
parece que se ha marchado del mundo. Y es que vivimos tan
llenos de ruidos, de agitaciones y prisas que no tenemos
tiempo para nada. Posiblemente nuestro camino cuaresmal deba
pasar por buscar momentos de tranquilidad, de silencio
ambiental e interior y así encontrarnos en la oración con el
Señor que está ahí, a nuestro lado, pero que las inquietudes
de la vida nos impiden experimentar su presencia.
Y el desierto es
austeridad, vaciamiento. Por eso el ayuno es vaciarse de uno
mismo para que Dios nos llene totalmente.
Es fácil el ayuno exterior:
comer menos, privarnos de algo que nos gusta..., hasta nos
puede servir de dieta de adelgazamiento. Tan preocupados
solemos estar por el cuerpo que, a veces, nos interesa más
que el espíritu.
Lo difícil es el ayuno
interior: vaciarnos de nosotros mismos, de nuestros pecados
y esclavitudes, de nuestros caminos equivocados, para dejar
sitio a Dios.
Y, tras el ayuno, la
tentación: ¿para qué sirve todo esto?, ¿para qué buscar el
silencio y la oración?, ¿para qué el esfuerzo de vaciarnos
de nosotros mismos y llenarnos de Dios?
"Convierte las piedras en
pan", dice el tentador; el que más tiene más bien puede
hacer; el dinero y los bienes materiales lo pueden todo; el
dinero da influencia, abre puertas, se puede hacer mucha
caridad con él... "No sólo de pan vive el hombre", sino de
la Palabra de Dios, añade Mateo en su evangelio. No es el
camino del tener el que Dios quiere para que llevemos a cabo
la misión que nos ha encomendado de anunciar la Buena
Noticia de la salvación a los hombres.
"Te daré el poder y la
gloria". ¿Qué tiene el poder y la gloria para que tantos
mueran y maten por él?. Muchos por obtener el poder venden
su alma al diablo. No importan los medios utilizados. Cuando
se acercan elecciones dentro de los partidos hay tiros y
puñaladas para entrar en las listas del poder.<tampoco es
este el camino, aunque algunos tengamos que darnos golpes de
pecho, pues a lo largo de la historia los cristianos hemos
estado aferrados al poder. Hemos caído en la tentación que
Jesús rechazó; porque no es el camino que quiere el Padre.
"Tírate de lo alto del
templo... los ángeles te sostendrán". Despreocúpate, no
hagas nada, Dios te solucionará las papeletas que se
presenten. No es ese el camino de Dios. Con su ayuda, sí,
pero somos nosotros, como Jesús, los que debemos recorrer el
camino de la vida, dando testimonio de lo que Dios hace por
nosotros.
Entenderá Jesús, y nosotros
debemos entenderlo también, que el camino que quiere el
Padre pasa por la sencillez, la humildad y la pobreza; que
pasa por hacerse siervo, servidor de todos y dar la vida por
los demás. Solo así la recuperaremos en plenitud y para
siempre.