PALABRA DE DIOS 
 

 

PRIMERA LECTURA
Hechos 5, 12-16
 

PRESENTACIÓN

Tras recibir el Espíritu Santo prometido, los apóstoles se lanzan a anunciar la Buena Noticia de Jesús muerto y resucitado, a quien Dios constituye Señor y Cristo y que nos salva mediante la fe en él y el bautismo.

Además de los discípulos que ya seguían a Jesús, otros se van adhiriendo a la nueva comunidad.

Unas comunidades que comparten la fe, la Eucaristía, los bienes... comunidades fraternas unidas por el amor; aunque no faltan las dificultades ya que, p.e., junto a la generosidad de Bernabé, también estaban los engaños de Ananías y Safira, los Sumos Sacerdotes y el Sanedrín acosaban para que no hablaran de Jesús, de sus palabras y sus signos, incluso metiéndolos en la cárcel.

En medio de este ambiente, la comunidad sigue runiéndose en el Pórtico de Salomón. Unos se adhieren y otros, aunque los ven con simpatía, no se atreven a dar el paso.

Jesús continúa su misión a través de los apóstoles, por eso no pueden faltar sus signos. Y la gente trae a los enfermos y a los atormentados por espíritus malignos y todos eran curados.

"El Espíritu del señor está sobre mí,
porque me ha ungido
para anunciar a los pobres la Buena Nueva,
me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos
y la vista a los ciegos,
para dar la libertad a los oprimidos
y proclamar un año de gracia del Señor".

La misión sigue adelante.

LECTURA DE LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES 5, 12-16

Crecía el número de los creyentes, hombres y mujeres, que se adherían al Señor

Los apóstoles hacían muchos signos y prodigios en medio del pueblo.

Los fieles se reunían de común acuerdo en el pórtico de Salomón; los demás no se atrevían a juntárseles, aunque la gente se hacía lenguas de ellos; más aún, crecía el número de los creyentes, hombres y mujeres, que se adherían al Señor.

La gente sacaba los enfermos a la calle, y los ponía en catres y camillas, para que, al pasar Pedro, su sombra, por lo menos, cayera sobre alguno.

Mucha gente de los alrededores acudía a Jerusalén, llevando a enfermos y poseídos de espíritu inmundo, y todos se curaban.

Palabra de Dios

 

SALMO RESPONSORIAL
Salmo 117
 

El salmo 117 es una solemne acción de gracias por la victoria contra los enemigos. El rey invita a todos a esta celebración que se hace en el templo, al que se acude en procesión.

Todo el pueblo debe unirse a él en la gratitud.

"Diga la casa de Israel...
        Diga la casa de Aarón...
        Digan los fieles del Señor,
        eterna es su misericordia

Se recuerda que Yhavhé sigue siendo el mismo que actuó liberando a sus padres de la esclavitud de Egipto "con mano poderosa y brazo extendido"

"La diestra del Señor es poderosa,
        la diestra del Señor es excelsa."

Nuestro Dios es un Dios que salva, que libera; no nos deja en la muerte.

"No he de morir, viviré
        para contar las hazañas del Señor"

Y para nosotros los cristianos, este salmo nos habla de la victoria de Cristo sobre la muerte; él es la piedra angular en la que se traba todo el edificio de la Iglesia.

"La piedra que desecharon los arquitectos
        es ahora la piedra angular."

Y así, en estos días de pascua, también proclamamos nuestra fe y nuestra alegría.

"Este es el día en que actuó el Señor,
        sea nuestra alegría y nuestro gozo."

 

Aleluya, aleluya, aleluya.

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia. R.

La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa.
No he de morir,
viviré para contar las hazañas del Señor. R.

La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente. R.

 

 

SEGUNDA LECTURA
Apocalipsis 1, 9-11a. 12-13. 17-19

PRESENTACIÓN

Durante los domingos de Pascua, en la segunda lectura, vamos a ir proclamando textos del Apocalipsis de San Juan.

Con ellos vamos a entrar en contacto con uno de los libros más interesantes del Nuevo Testamento.

Libro difícil a primera vista, malinterpretado a lo largo de los siglos, utilizado para apoyar cosas que no quiere decir, bien entendido es un libro de gran riqueza en su mensaje.

La palabra Apocalipsis significa "revelación", es decir, "retirar el velo". Juan quiere descubrirnos el misterio del mundo, misterio escondido a nuestros ojos. Como se trata de revelarnos lo que nuestros ojos no pueden ver espontáneamente, el libro se presenta en forma de visiones. En el pasaje de hoy aparece cinco veces el verbo "ver".

El nombre de Apocalipsis, desgraciadamente, no ha tenido mucha suerte; a veces se ha utilizado para asustar. Pero, dentro de su forma y estilo, el Apocalipsis, como los demás libros del Nuevo Testamento, es una Buena Noticia. Toda la Biblia nos revela el proyecto del amor de Dios para con el hombre.

Los Apocalipsis son un género literario peculiar; pero, como los demás libros de la Biblia, no tienen otro mensaje que el amor de Dios y la victoria del amor sobre todas las formas del mal.

Una de las dificultades con las que nos encontramos en la lectura de esta literatura apocalíptica son las visiones, con frecuencia fantásticas y difíciles de descifrar, al menos para nosotros; sus destinatarios sí las entendían por la situación en la que se encontraban.

¿Por qué hablar en forma de visiones? ¿Por qué no hablar claro?

El Apocalipsis de San Juan, como todos los libros del mismo género, se escribió en tiempos de persecución: "Yo, Juan, vuestro hermano y compañero de la tribulación... me encontraba en la isla llamada Patmos, por causa de la Palabra de Dios y del testimonio de Jesús". Juan no ha ido a Patmos de turismo, ha sido confinado allí.

Durante la persecución, un apocalipsis es un escrito que circula bajo mano para animar a los perseguidos.

El tema central es la victoria de los que en ese momento son perseguidos y están oprimidos. En síntesis de afirma: aparentemente habéis sido vencidos, os han aplastado, perseguido y eliminado y vuestros perseguidores han triunfado. No perdáis el ánimo, Cristo ha vencido al mundo; Él es el vencedor, ha vencido a la muerte. Las fuerzas del mal no pueden contra vosotros, están vencidas. Cristo es el verdadero rey.

Lógicamente este discurso no puede hacerse de manera muy explícita, ya que si el mensaje llega a los perseguidores, el peligro es grande. Por lo tanto, se cuentan historias de otras épocas, se ponen números encriptados, se cambian nombres, se traen visiones fantasmagóricas... todo para desalentar la lectura de los no iniciados. Así, por ejemplo, San Juan habla de Babilonia y la llama "la gran prostituída" . Quienes saben leer entre líneas, entienden que se trata de Roma. En el Antiguo Testamento tenemos el libro de Daniel, prototipo de este género literario,. Escrito hacia el 165 a.C. para animar a los perseguidos por Antíoco Epífanes. El libro de Daniel no se enfrenta directamente; narra los episodios de heroísmo de aquellos judíos fieles bajo la persecución de Nabucodonosor cuatrocientos años antes. A primera vista, una lección de historia; pero para quienes sabían leer entre líneas, el mensaje estaba claro

Así, el mensaje del Apocalipsis de San Juan es sencillo de entender, a pesar del difícil género literario: las fuerzas del mal podrán desencadenarse, pero no prevalecerán para siempre. Al contrario, la victoria es de Dios y de aquellos que le han sido fieles.

El Apocalipsis de san Juan, formando parte del Nuevo Testamento, nos indica que el personaje central del mismo es Cristo: él es el centro de todas las visiones.

En la lectura de este domingo, la victoria de Cristo se nos presenta dentro de una gran visión: un domingo, día en el que se celebra la resurrección de Cristo, Juan tiene la impresión de estar viviendo un nuevo Pentecostés: una voz potente, como una trompeta, el soplo del Espíritu; queda extasiado en medio de siete candelabros de oro y aparece un ser luminoso, un Hijo de hombre, en el vocabulario del Nuevo Testamento se emplea este nombre para designar al Mesías. Sin duda, para Juan este personaje es Cristo.

Le dice que no tenga miedo y se autodefine con palabras de victoria: "Yo soy", el nombre de Dios, "el Primero y el Último", "el que vive", "el que ha vencido a la muerte", "el que tiene la llave de la muerte y del lugar de los muertos". 

Y esta visión es también vocación y envío a los hermanos: cuéntales lo que has visto para que cobren ánimo; el pasado, el presente y el futuro me pertenecen.

Aquí resuenan aquellas palabras de Jesús: "El que crea en mí, aunque haya muerto, vivirá" (Jn 11, 25)


 

DEL LIBRO DEL APOCALIPSIS 1, 9-11a. 12-13. 17-19

Estaba muerto y, ya ves, vivo por los siglos de los siglos

Yo, Juan, vuestro hermano y compañero en la tribulación, en el reino y en la constancia en Jesús, estaba desterrado en la isla de Patmos, por haber predicado la palabra de Dios, y haber dado testimonio de Jesús.

Un domingo caí en éxtasis y oí a mis espaldas una voz potente que decía: "Lo que veas escríbelo en un libro, y envíaselo a las siete Iglesias de Asia."

Me volví a ver quién me hablaba, y, al volverme, vi siete candelabros de oro, y en medio de ellos una figura humana, vestida de larga túnica, con un cinturón de oro a la altura del pecho.

Al verlo, caí a sus pies como muerto.

Él puso la mano derecha sobre mí y dijo: "No temas: Yo soy el primero y el Último, yo soy el que vive. Estaba muerto y, ya ves, vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del abismo.

Escribe, pues, lo que veas: lo que está sucediendo y lo que ha de suceder más tarde."

Palabra de Dios

 

 

ACLAMACIÓN
(Jn 20, 29)

         Porque me has visto, Tomás, has creído, dice el Señor: Dichosos los que crean sin haber visto.

 

EVANGELIO
San Juan, 20, 19-31
 

La resurrección del Señor había sido "el primer día de la semana", para nosotros el domingo, el día del Señor.

Jesús resucitado aprovechó este día de encuentro de los suyos para hacerse presente, resucitado, en medio de ellos.

San Juan nos quiere dejar bien claro que quien se aparecía en estos encuentros era el mismo Jesús, el resucitado.

Es verdad que ya no es un hombre como los demás, puesto que pasa a través de los muros; pero no es un puro espíritu, puesto que se le pueden tocar las manos y el costado, como le invita a hacer a Tomás.

Jesús resucitado asocia a los suyos a su misión, les envía a seguir la obra que él mismo ha iniciado durante su vida terrestre y, para ello, les comunica su Espíritu y les da poder para perdonar los pecados.

Cuántos se reconocen en el Tomás que duda.

Pero al domingo siguiente, en la reunión comunitaria en la que también se hará presente Jesús resucitado, Tomás lo acogerá como "Señor mío y Dios mío".

Hoy también, de forma sacramental, el Señor resucitado se hace presente a los suyos de manera especial en el domingo, cuando la comunidad se reúne en su nombre a celebrar la Eucaristía, cuando se proclama la Palabra, cuando comemos su Cuerpo, pan de vida eterna y bebemos su cáliz, bebida de eterna salvación.

"Dichosos los que crean sin haber visto".

 

LECTURA DEL EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 20, 19-31

Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa con las puertas cerradas, por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:

-Paz a vosotros.

Y diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:

-Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.

Y dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:

-Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.

Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían:

-Hemos visto al Señor.

Pero él les contestó:

-Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.

A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo:

-Paz a vosotros.

Luego dijo a Tomás:

-Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.

Contestó Tomás:

-¡Señor mío y Dios mío!

Jesús le dijo:

-¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.

Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su Nombre.

Palabra del Señor