Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras
conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad
para entender lo que el Padre quiere decirnos a través
de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida
en nosotros.
Amén
.
LECTURA
DEL EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN
16, 12-15
Todo lo que tiene el Padre es
mío; el Espíritu tomará de lo mío y
os lo anunciará
En aquel
tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
"Muchas cosas me quedan por deciros,
pero no podéis cargar con ellas por
ahora; cuando venga él, el Espíritu
de la verdad, os guiará hasta la
verdad plena. Pues lo que hable no
será suyo: hablará de lo que oye y
os comunicará lo que está por venir.
Él me
glorificará, porque recibirá de mí
lo que os irá comunicando.
Todo lo
que tiene el Padre es mío. Por eso
os he dicho que tomará de lo mío y
os lo anunciará."
Palabra
del Señor


¿Qué me
dice Dios a través del texto?
1. ¿Realmente nos dejamos guiar por
el Espíritu de Dios?
2. ¿Quisiera comprender todos los
secretos de Dios y como no los entiendo, me separo, me
aparto, me distraigo? ¿Tal vez me enojo?
3. ¿Con qué frecuencia invoco al
Espíritu Santo?
4. ¿Hago todo el esfuerzo para
escuchar lo que Él me quiere decir?
5. ¿Qué significará que me conduzca
hasta la verdad? ¿Estoy cerca de la Verdad? ¿Busco la
Verdad?
6. En mi vida personal, ¿es la
Verdad un camino permanente? O, ¿a veces oculto la
verdad?
7. ¿Soy consciente que la única
Verdad la puedo encontrar en Jesucristo? Y para eso
vivir como Él me lo pide.
8. Acepto que los misterios de la
fe, los voy incorporando a mi vida lentamente,
progresivamente y que no son cosas para saber
intelectualmente, sino vivencialmente.
9. ¿Vives tu fe en comunidad?

Estudio Bíblico.
El Evangelio de Juan, presenta con
claridad al Espíritu Santo como el gran Testigo de
Jesús, y por supuesto,
es también aquel que irá a denunciar a quien no lo
reciba. Es que será luego de la venida del Espíritu
Santo
sobre los Apóstoles, en que su fe pascual, se vuelve una
fe misionera.
La verdad hay que anunciarla por
todos los medios y será el Espíritu de la Verdad, quien
nos conduzca a
la Verdad. Y como la única Verdad es Jesús, el Cristo,
hay como un juego de palabras entre la relación de
Jesús y el Espíritu Santo. Lo mismo que en la unidad con
el Padre.
Jesús viene conversando con sus discípulos sobre las
persecuciones que deberán sufrir. Y ellos han
quedado desconcertados y tristes. Por eso, este anuncio
del Espíritu, que les explicará lo que hay en el
Padre y en el Hijo, es para consolarlos. Por eso mismo
también nos dirigimos al Espíritu Santo, como aquel
que consuela.
La tarea del Espíritu Santo será
entonces dar testimonio contra el mundo que está en
pecado por haber
rechazado a Cristo. El Espíritu, como el abogado en un
proceso, revelará a los creyentes, a lo largo del
desarrollo de la historia, el error del mundo de no
aceptar al Mesías.
Guiar, Anunciar y dar a conocer. Y
esto se hace progresivamente explicando las tres
personas de la
Santísima Trinidad: Primero habla del Espíritu, luego
del Cristo y luego del Padre.
Así, Jesús les va indicando que
progresivamente van a ir entendiendo la verdad completa,
la verdad que
anuncia el Espíritu, guiándonos hacia la verdad.
Guiar la comprensión de la
“Palabra” que el Padre
pronuncia para salvarnos. Y esa palabra es Jesús, el
Cristo, el Hijo de Dios vivo.
Sólo quien acepta a Jesús como el
Cristo y Salvador, y guiado por el Espíritu acepta la
Iglesia continuadora
de la obra de la redención, está dejándose llevar por la
fuerza de Dios.
Reconstruyamos el texto:
1. Cómo comienza el texto ¿a quién se dirige Jesús? ¿qué
dice Jesús?
2. ¿Qué sucederá cuando venga el Espíritu Santo?
3. ¿Qué hará el Espíritu Santo?
4. ¿A quién se dirigirá el Espíritu?
5. ¿Qué hará con los que lo reciben?

¿Qué le dices a Dios
gracias a este texto?
Unámonos al Salmo 8, que oramos
junto con toda la Iglesia
8,2: Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu Nombre en toda la tierra!
Quiero adorar tu majestad sobre el cielo
8,3: con los labios de un pequeño lactante:
Levantaste una fortaleza frente a tus adversarios
para reprimir al enemigo vengativo.
8,4: Cuando contemplo tu cielo, obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que en él fijaste,
8,5: ¿qué es el hombre para que te acuerdes de él,
el ser humano para que te ocupes de él?
8,6: Lo hiciste apenas inferior a un dios,
lo coronaste de gloria y esplendor,
8,7: le diste poder sobre las obras de tus manos;
todo lo pusiste bajo sus pies:
8,8: manadas de ovejas y toros,
también las bestias salvajes,
8,9: aves del aire, peces del mar
que trazan sendas por los mares.
8,10: Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu Nombre en toda la tierra!
Amén
Hacemos un momento de silencio y reflexión para
responder al Señor. Hoy damos gracias por su
resurrección y porque nos llena de alegría. Añadimos
nuestras intenciones de oración.
