
Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras
conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad
para entender lo que el Padre quiere decirnos a
través de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga
vida en nosotros.
Amén
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Texto
“Ver con los
ojos del corazón, lo que dice el texto”
DEL EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS
10, 38-42
Marta
lo recibió en su casa. María ha escogido
la parte mejor
En
aquel tiempo, entró Jesús en una aldea,
y una mujer llamada Marta lo recibió en
su casa.
Ésta
tenía una hermana llamada María, que,
sentada a los pies del Señor, escuchaba
su palabra.
Y
Marta se multiplicaba para dar abasto con
el servicio; hasta que se paró y dijo:
"Señor, ¿no te importa que mi
hermana me haya dejado sola con el
servicio? Dile que me eche una mano."
Pero
el Señor le contestó: "Marta,
Marta, andas inquieta y nerviosa con
tantas cosas; sólo una es necesaria. María
ha escogido la parte mejor, y no se la
quitarán."
Palabra del Señor.
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para conseguir depositar
la Palabra en nuestro corazón
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“Dejarnos penetrar por
la Palabra, cuestionar nuestra vida a la luz de la
Palabra
Las lecturas de este domingo, nos
traen las ideas importantes de algunas mujeres, y de
promesas.
1. ¿Cuál es mi actitud cuando me encuentro con Jesús?
2. Si tuviera que definir mis momentos de oración, ¿Son
de verdad encuentros con Jesús o listas de reclamos que
yo tengo para Él?
3. ¿Qué significaría hoy, en tu vida, sentarte a los
pies del Maestro, es decir ser su discípulo?
4. ¿Estás atento a la voz del Maestro…? O el
cristianismo para ti es una sumatoria de prácticas…
5. Cuando realizas actividades ¿te quejas de que otras
personas que se dedican a la oración a seguir una vida
de discípulos no te ayuden?
6. ¿Qué significaría hoy en tu vida “preocuparse” por
muchas cosas cuando sólo una es importante?
7. ¿Eres consciente que si eliges ser discípulo de
Jesús, es la mejor parte y no te será quitada? ¿Cómo
podrías identificar eso hoy?
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LECTURA: ¿Qué dice el
texto?
Estudio Bíblico.
Gn 18:1-10ª
Las lecturas este domingo nos presentan con facilidad el
mensaje de Dios. La primera es el famoso relato de la
visita de tres “hombres” a Abrahán, dos de los cuales
resultarán ser “ángeles,” (Gn 19:1). A veces se les
designa a los “ángeles” como “hombres” en la Biblia (p.e.,
Dn 10:21; Lc 24:4). Este pasaje llamado la “teofanía de
Mambré” se toma a menudo como un gran ejemplo de la
hospitalidad exquisita de Abrahán, siendo la
hospitalidad algo muy estimado y exigido en el oriente
(ver Heb 13:2). Sin embargo, notemos que es la mujer,
Sara, la que hace todo el trabajo. Recordemos que la
mujer era considerada como mera propiedad del hombre en
las tradiciones más antiguas de la Biblia; Abrahán mismo
le dice a Sara que diga al faraón que es su hermana,
para que éste pueda tranquilamente acostarse con ella
sin dañar a Abrahán su marido, Gn 12:10-20. Esta
tradición de un patriarca viajando con su mujer en país
extranjero será depurada progresivamente, evitando que
se toque a la mujer, mostrando una evolución en la
Biblia. Comparar aquí los dos Decálogos: en el más
antiguo, en Ex 20:17, la mujer que no se debe “desear”
es parte de la “casa,” es decir, de los bienes, de su
esposo-amo, mientras que en Dt 5:21, la mujer que no se
debe “desear” no forma parte de los bienes del amo, que,
usando otro verbo hebreo, no se deben “codiciar.”
Pero la fuerza de este pasaje dado en una promesa, la de
un hijo con su esposa Sara, quien desde la tienda se
rió, ya que era anciana al igual que su marido. Pero la
frase fundamental es: “¿hay algo difícil o imposible
para Dios?”
Lc 10:38-42
Al contrario del caso de arriba, en el evangelio tenemos
algo inusitado: la mujer que se sienta a los pies del
maestro para aprender es alabada, mientras la que hace
lo “típico” de las mujeres, atender a los hombres, es
amonestada. Que la mujer aprendiera, se educara, no era
bien visto en el judaísmo, ni tampoco durante muchos
siglos de la humanidad (si bien era la madre judía la
que enseñaba a sus hijos los elementos de la fe etc.).
Aquí Jesús ha cambiado las cosas. La mujer puede
aprender, educarse, su papel no está sólo en función del
hombre, a pesar de ser llamada “ayudante parecida o
semejante” para el hombre en Gn 2:23 (y ver la polémica
denigración de la mujer en 1 Tm 2:11-15, en un contexto
eclesial en que las “herejías” que se propagaban solían
tener a mujeres por protagonistas). María ha escogido
conocer el Reino, que cuando se busca, lo demás viene
por añadidura, mientras Marta “está ansiosa y agitada
por muchas cosas.” Lo que traduzco como ‘agitación’
puede referirse a alteraciones psíquicas e incluso
tumultos, como en Hch 20:1; 21:34. El “estar ansioso”
(verbo griego merimnao) es lo que Jesús dice no debemos
estar respecto a lo que vamos a comer o cómo vamos a
vestirnos, Lc 12:22-32. El Reino que nos trae Jesús, o
que es Jesús, nos basta. “No temas, pequeño rebaño,
porque el Padre se ha complacido en darles el Reino,” Lc
12:32.
La postura típica de “estar a los pies” significa que se
pone como discípula del maestro, porque así los alumnos
de los rabinos judíos se ponían. Luego venía el camino
discipular. Esto nos hace ver que Jesús acepta y alaba a
la mujer que ha elegido la mejor parte: Ser discípula
del único maestro, que trae Palabras de Vida
Reconstruimos el texto:
¿cómo comienza el texto? ¿Por dónde venía Jesús?
¿Dónde se queda Jesús? ¿En casa de quiénes?
¿Qué hace Jesús al llegar a la casa?
¿Cuántas hermanas mujeres vivían allí? ¿Qué hace cada
una de ellas?
¿Una de las hermanas que atiende la cocina le pide algo
a Jesús? ¿Qué es?
¿Qué hacía la otra hermana?
¿Cuál es la respuesta de Jesús?
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“Le hablo al Señor,
escucho el yo de Jesús y mi yo para llegar a una
intimidad de amor”
Señor también Tú visitas mi
casa. Gracias Señor por tu Palabra y por venir a mí.
Me doy cuenta que en muchas ocasiones me afano, me
preocupo por cosas vanas. Estas cosas vienen y van… y me
doy cuenta qué poca atención te presto a Ti Señor.
Te pido perdón por la confusión en que he vivido tanto
tiempo, y creer que un activismo sin frenos es lo que
debo hacer, cuando Tú me estás pidiendo que lo más
importante es que yo sea tu discípulo.
Señor, quiero ser tu discípulo, quiero estar a tus pies,
quiero estar atento a tu voz, quiero vivir tu Palabra.
Quiero que tu Palabra se haga vida en mi vida. Y así,
también pueda tener el valor de llevarte a los demás.
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CONTEMPLACIÓN: ¿Cómo
interiorizo o interiorizamos la Palabra de Dios?
“Entrar en la luz que ha
dejado la Palabra en mi mente y mirarle a Jesús con paz
y amor, con silencio y suavidad”
Para el momento de la contemplación podemos repetir
varias veces este versículo del Evangelio para que vaya
entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.
Repetimos varias veces esta frase del Evangelio para
que vaya entrando a nuestro corazón:
«estás agitada y
preocupada por muchas cosas, pero ¡sólo es necesaria una
cosa!»
(Versículo 41-42)
Y así, vamos pidiéndole al Señor ser testigos de la
resurrección para que otros crean.
ACCION:
¿A qué me o
nos comprometemos con Dios?
Si estoy solo o en grupo, Para el momento de la
acción, nos comprometemos a pensar en cuántas son las
actividades que nos llevan a un “activismo improductivo”
y tomar en cuenta las cosas que verdaderamente cuentan,
como el estar a los pies del Señor para ser su
discípulo. Proponerse algo concreto como aumentar la
vida de oración y la Lectura Orante de la Sagrada
Escritura, en nuestra vida de seguidores del Señor, para
enseñarlo a los demás.
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TOMADO DE:
cristonautas |
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