Me
engendraste hombre de pleitos para todo el
país
En
aquellos días, los príncipes dijeron al
rey: "Muera ese Jeremías, porque está
desmoralizando a los soldados que quedan
en la ciudad y a todo el pueblo, con
semejantes discursos. Ese hombre no busca
el bien del pueblo, sino su
desgracia."
Respondió
el rey Sedecías: "Ahí lo tenéis,
en vuestro poder: el rey no puede nada
contra vosotros."
Ellos
cogieron a Jeremías y lo arrojaron en el
aljibe de Malquías, príncipe real, en el
patio de la guardia, descolgándolo con
sogas. En el aljibe no había agua, sino
lodo, y Jeremías se hundió en el lodo.
Ebedmelek
salió del palacio y habló al rey:
"Mi rey y señor, esos hombres han
tratado inicuamente al profeta Jeremías,
arrojándolo al aljibe, donde morirá de
hambre, porque no queda pan en la
ciudad."
Entonces
el rey ordenó a Ebedmelek, el cusita:
"Toma tres hombres a tu mando, y
sacad al profeta Jeremías del aljibe,
antes de que muera."
Palabra
de Dios