
Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras
conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad
para entender lo que el Padre quiere decirnos a
través de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga
vida en nosotros.
Amén
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Texto
“Ver con los
ojos del corazón, lo que dice el texto”
DEL EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS
12, 49-53
No
he venido a traer paz, sino división
En
aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
"He venido a prender fuego en el
mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo!
Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué
angustia hasta que se cumpla!
¿Pensáis
que he venido a traer al mundo paz? No,
sino división.
En
adelante, una familia de cinco estará
dividida: tres contra dos y dos contra
tres; estarán divididos el padre contra
el hijo y el hijo contra el padre, la
madre contra la hija y la hija contra la
madre, la suegra contra la nuera y la
nuera contra la suegra."
Palabra del Señor.
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para conseguir depositar
la Palabra en nuestro corazón
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1. Cuando yo realizo cualquier acción, qué es lo que
busco ¿Qué me aprueben y me apoyen? ¿Aunque esto
signifique faltar a la verdad?
2. ¿Hasta qué punto yo disfrazo las cosas para decir lo
que la gente quiera escuchar y luego no me critiquen?
3. ¿Estoy de acuerdo con Jesús, que el discipulado al
que Él me invita, implica un cambio de raíz y por eso
tengo que ser necesariamente evangélico? Posiblemente
esto me traiga muchas complicaciones.
4. ¿Cuáles son las cosas, acciones, lugares que
frecuento, que yo debería cambiar, dejar, liberarme?
5. Podría hacer un listado de estas cosas, personas,
lugares…
6. Si analizamos el texto bíblico donde Jesús promete el
fuego que purifica, como los que trabajan con metales
preciosos ponen en el crisol el oro, por ejemplo, qué
significaría el fuego y ¿qué cambiará en mí esta
presencia del Espíritu Santo?
7. Muchas veces estoy muy acostumbrado a un estilo de
vida, y algunas cosas de este estilo no coinciden con el
Evangelio del Señor. ¿Puedo presentárselas al Señor para
que Él me purifique?
8. ¿Hasta dónde estoy dispuesto a una purificación?
9. ¿Entiendo que el juicio de Dios viene para mí y no
para que yo ahora tenga una nueva arma contra los que no
se sientan cristianos? El Señor me ofrece el juicio a mí
y para que yo me analice en mi proceso de discípulo y
misionero
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LECTURA: ¿Qué dice el
texto?
Jr 38:4-6, 8-10; Lc
12:49-53
Este domingo nos
presenta el tema del juicio. Lo esencial del juicio es
distinguir, entre inocente y culpable, entre bueno y
malo, entre conveniente e inconveniente, entre lo
perdurable y lo perecedero. Por esto último es que el
juicio en la Biblia a menudo se presenta como producto
del fuego: el fuego se encarga de destruir lo que no
sirve, lo sucio. Los objetos contaminados en el Antiguo
Testamento se podían purificar por el fuego, cuando el
agua no bastaba. Así Juan Bautista distingue entre su
bautismo por agua y el bautismo por Espíritu Santo y
fuego del que vendrá, Lc 3:15-18. Pablo habla del juicio
sobre nuestras obras por fuego, 1 Co 3:10-15.
La primera lectura nos
presenta al profeta Jeremías, que causó división en su
pueblo. La mayoría de la gente no discernía la amenaza
que constituía Babilonia. Creían las palabras de los
falsos profetas que Dios no había enviado. Estos
profetas que aseguraban que habría bienestar, que Judá
quedaría a salvo de los babilonios, que ¡los egipcios!
los ayudarían. Estos falsos profetas profetizaban por un
salario, por dinero, no decían la verdad no tenían los
verdaderos intereses del pueblo en su corazón. Jeremías
sí había sido enviado por Dios como hombre
contradictorio, que anunciaba la ruina, el destierro, la
derrota del ejército de Judá infiel. Por eso lo acusan
de traición, de “aflojar las manos de los soldados”
(desmoralizarlos, desanimarlos). Desde el punto de vista
humano, el “patriotismo” es bueno, hace falta la
cohesión social. Desde el punto de vista divino, es la
verdad la que nos libra, aunque sea dura y cause
división. Es así cómo se sabe cómo realmente están las
cosas, quién es quién., como dice Pablo en 1 Co 11:19.
Al final, Judá fue de hecho derrotado por los
babilonios, su templo fue arrasado, y fueron al
destierro, como había profetizado Jeremías. Pero cuando
lo decía de antemano, no le creían.
Jesús mismo habla del
fuego, del fuego de una gran prueba, que mostrará quién
es él. Ya lo había dicho el sabio, que al justo lo
pondrían a prueba los malvados, que había que ver cómo
moriría, para ver si realmente era hijo de Dios, Sb
2:17-20. El justo sufriente sería probado como prueban
los metales en el crisol, Sb 3:6. La pasión de Jesús fue
lo que hizo de él el “testigo fiel,” Ap 1:5.
Curiosamente, esta
prueba tipo holocausto de Jesús, con fuego, es también
descrita como bautismo en nuestro evangelio de este
domingo. Cristo nos dice que tiene que haber fuego,
fuego que juzgue, que purifique, que encienda la tierra.
Y sólo vendrá la paz cuando a través del fuego
desaparezca todo lo corrompido, lo contaminado, lo que
no sirve. Con el juicio viene la división, para que así
se manifieste lo verdadero, y los que están de parte de
la verdad.
Preguntas para recordar y reconstruir el texto:
1. Jesús ¿Qué vino a traer a la tierra? y ¿Que desearía?
2. ¿Por qué tiene que pasar? Y
3. ¿Qué es lo que siente?
4. ¿Qué es lo que dice después de: “¿Piensan que vine a
traer paz a la tierra?”?
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“Le hablo al Señor,
escucho el yo de Jesús y mi yo para llegar a una
intimidad de amor”
Gracias Padre por habernos
enviado a tu Hijo único, Jesucristo. Él nos habla con la
verdad, aunque nos duela. Porque estamos todavía muy
lejos de la verdad.
Queremos pedirte que nos
envíes al Espíritu Santo, para que nos purifique, para
que nos limpie, para que arranque de nosotros todo
aquello que nos impide ser tus discípulos.
Podemos hacer nuestro el
Salmo 51 pidiendo a Dios con las palabras del Salmista:
51,3: Ten piedad de mí, oh Dios, por tu bondad, por tu
inmensa compasión borra mi culpa,
51,4: lava del todo mi delito y limpia mi pecado.
51,5: Porque yo reconozco mi culpa y tengo siempre
presente mi pecado.
51,6: Contra ti, contra ti solo pequé, cometí la maldad
ante tus ojos; así serás justo cuando juzgues e
irreprochable cuando sentencies.
51,7: Mira, culpable nací, pecador me concibió mi madre.
51,8: Tú quieres la sinceridad interior y en lo íntimo
me inculcas sensatez.
51,9: Rocíame con el hisopo y quedaré limpio, lávame y
blanquearé más que la nieve.
51,10: Hazme sentir gozo y alegría, salten de gozo los
huesos quebrantados.
51,11: Aparta de mi pecado tu vista y borra todas mi
culpas.
51,12: Crea en mí, oh Dios, un corazón puro, renueva en
mi interior un espíritu firme;
51,13: no me arrojes lejos de tu presencia ni me quites
tu santo espíritu;
51,14: devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame
con tu espíritu generoso.
51,15: Enseñaré a los malvados tus caminos, y los
pecadores volverán a ti.
51,16: Líbrame de la sangre, oh Dios, Dios y Salvador
mío, y mi lengua aclamará tu justicia.
51,17: Señor mío, ábreme los labios y mi boca proclamará
tu alabanza.
51,18: Un sacrificio no te satisface, si te ofreciera un
holocausto, no lo aceptarías.
51,19: El sacrificio que te agrada es un espíritu
quebrantado, un corazón arrepentido y humillado, oh
Dios, no lo desprecias.
Amén
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CONTEMPLACIÓN: ¿Cómo
interiorizo o interiorizamos la Palabra de Dios?
“Entrar en la luz que ha
dejado la Palabra en mi mente y mirarle a Jesús con paz
y amor, con silencio y suavidad”
Para el momento de la contemplación podemos repetir
varias veces este versículo del Evangelio para que vaya
entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.
««¿Pensáis que he
venido a traer la paz en la tierra?»
(Versículo 51)
ACCION:
¿A qué me o
nos comprometemos con Dios?
En lo
personal
Buscar algunas actitudes que tengamos que queremos
pedirle al Señor que nos la purifique, puede ser algo
interno, o algo externo. Y aunque tengamos miedo,
decírselo al Señor, Él nos conoce y hará que todo sea
para nuestro bien
Con tu grupo
Busca los errores que se comenten y proponeos hacer
entre todos algún acto de reparación de estos errores
grupales y así mostrar a los demás de la comunidad que
vamos haciendo un proceso de discipulado en el que
queremos convertirnos en misioneros.
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TOMADO DE:
cristonautas |
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