PALABRA DE DIOS 
 

 

PRIMERA LECTURA
Eclesiástico 3, 17-18. 20. 28-29

PRESENTACIÓN

Dentro de una colección de sentencias, con las que comienza el libro de Jesús Ben (hijo de) Sirá, y que tratan temas como: el origen de la sabiduría; el temor de Dios; la paciencia y el dominio de sí mismo; la sabiduría y la rectitud; los deberes para con los padres; la caridad para con los pobres..., está también esta reflexión sobre la humildad y el orgullo.

Ante las corrientes de pensamiento helenistas, que se están introduciendo tras las conquistas de Alejandro Magno, quiere trasmitir a los jóvenes los frutos de su experiencia.

Con respecto a la humildad, ésta no se entiende como apocamiento o encogimiento. La humildad se opone al orgullo, engreimiento y cinismo.

En un principio, en la Biblia, la humildad hacía referencia a una situación socioeconómica: los humildes son los pobres, los afligidos, los que sufren; en su situación sólo dependen de Dios, que se preocupa por ellos, oponiéndose a los poderosos ("Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada." Lc1, 52s).

Más adelante, la humildad indicará una actitud interna, un modo de comportamiento ante Dios y los demás. Ser humilde es ponerse al nivel de los demás, aceptarse tal como uno es, ser dócil y abierto a las enseñanzas de los demás, sobretodo, de Dios.

El humilde es sabio, el terco, el cínico, se encierra en su autoengreimiento, en su soberbia; tiene una enfermedad que no cura.

En el Nuevo Testamento, la humildad es actitud del corazón, en contraposición con la arrogancia y la autosuficiencia. a quien es dócil, abierto, sencillo, se le revelan los misterios del Reino: "Bendito seas, Padre, porque has ocultado estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla" (Lc 10, 21). El Señor es modelo de humildad: "Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón".

ECLESIÁSTICO 3, 17-18. 20. 28-29

Hazte pequeño y alcanzarás el favor de Dios

Hijo mío, en tus asuntos procede con humildad y te querrán más que al hombre generoso.

Hazte pequeño en las grandezas humanas, y alcanzarás el favor de Dios;

porque es grande la misericordia de Dios, y revela sus secretos a los humildes.

No corras a curar la herida del cínico, pues no tiene cura, es brote de mala planta.

El sabio aprecia las sentencias de los sabios, el oído atento a la sabiduría se alegrará.

Palabra de Dios

 

SALMO RESPONSORIAL
Salmo 67

PRESENTACIÓN

Una solemne procesión es el marco que ambienta el salmo.

El cortejo va hacia el santuario. Al frente marchan los cantores, los últimos, lo tocadores de arpas, al centro, las muchachas danzando y tocando panderos. Recuerda aquella marcha de los israelitas, tras cruzar el mar Rojo y dejar atrás, en medio del mar, los carros y caballos del Faraón.

Es la fiesta de la victoria; pero no hay victoria sin Yhavhé.

"Se levanta Dios y se dispersan sus enemigos;
huyen de su presencia los que le odian;
como la bruma se disipa, se disipan ellos;
como se derrite la cera ante el fuego,
así perecen los malvados ante Dios."

Todas las tribus de Israel suben a dar gracias. La procesión rememora aquella peregrinación que fue del Sinaí al monte Sión, lugares de la presencia de Dios. Era la gran marcha y Dios caminaba junto al pueblo justo.

Los justos se alegran,
gozan en la presencia de Dios,
rebosando de alegría.
Cantad a Dios, tocad en su honor,
su nombre es el Señor.

Como protegió a su pueblo, tras la victoria contra el Faraón, y lo condujo hacia la libertad, así protegerá a los pequeños, los débiles, los pobres y desamparados.

Padre de huérfanos, protector de viudas,
Dios vive en su santa morada,
Dios prepara a los desvalidos,
libera a los cautivos y los enriquece.

El Señor prepara una morada para los suyos, la tierra que mana leche y miel, la tierra que había prometido a los padres, a Abraham, su amigo. Los que necesiten al Señor, los pobres, la poseerán.

"Derramaste en tu heredad, oh Dios, una lluvia copiosa,
aliviaste la tierra extenuada;
y tu rebaño habitó en la tierra
que tu bondad, oh Dios, preparó para los pobres.

(SALMO 67 )

Tu bondad, oh, Dios, preparó una casa para los pobres.

Los justos se alegran, 
gozan en la presencia de Dios, 
rebosando de alegría. 
Cantad a Dios, tocad en su honor; 
su nombre es el Señor. 
Tu bondad, oh, Dios, preparó una casa para los pobres.

Padre de huérfanos, 
protector de viudas, 
Dios vive en su santa morada. 
Dios prepara casa a los desvalidos, 
libera a los cautivos y los enriquece. 
Tu bondad, oh, Dios, preparó una casa para los pobres.

Derramaste en tu heredad, oh Dios, una lluvia copiosa, 
aliviaste la tierra extenuada; 
y tu rebaño habitó en la tierra 
que tu bondad, oh Dios, preparó para los pobres. 
Tu bondad, oh, Dios, preparó una casa para los pobres.

 

 

SEGUNDA LECTURA
Hebreos 12, 18-19.22-24a

PRESENTACIÓN

Dios se manifestó en el Sinaí en toda su majestad y trascendencia.

Las montañas desempeñan un papel muy importante en el judaísmo, así como en otras religiones. El hecho de su elevación y cercanía al cielo, morada de Dios, les da ese carácter sagrado. Y entre las montañas, el Sinaí y el Monte Sión, lugares especiales de la presencia de Dios.

Y en la montaña. el fuego, las nubes, los relámpagos, rayos y truenos. Signos de poder del Dios creador. Entre estos fenómenos de la naturaleza, se hace presente al hombre. Y el hombre, ante la superioridad infinita de Dios, se echa atrás, se llena de miedo y pide a Moisés que no les hable Dios, no vaya a ser que mueran.

A nosotros Dios no se nos ha dado a conocer por medios estremecedores como los del Sinaí; se nos ha dado a conocer en Jesús.

Nosotros nos acercamos a Dios en Cristo, en cuyo rostro se adivina el rostro del Padre, pues Él es imagen visible del Dios invisible.

Nosotros nos hemos acercado a Dios en su Monte Sión, la ciudad del Dios vivo, la Jerusalén del cielo. Y, en ella, nos acercamos también a los hermanos que nos han precedido y viven ya en el lugar santo para siempre.

Jesús es el Mediador de la Nueva Alianza y, por el bautismo, podemos vivir en íntima unión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo..

 

DE LA CARTA A LOS HEBREOS 12, 18-19. 22-24a

Os habéis acercado al monte Sión, ciudad del Dios vivo

Hermanos: Vosotros no os habéis acercado a un monte tangible, a un fuego encendido, a densos nubarrones, a la tormenta, al sonido de la trompeta; ni habéis oído aquella voz que el pueblo, al oírla, pidió que no les siguiera hablando.

Vosotros os habéis acercado al monte de Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo, a millares de ángeles en fiesta, a la asamblea de los primogénitos inscritos en el cielo, a Dios, juez de todos, a las almas de los justos que han llegado a su destino y al Mediador de la nueva alianza, Jesús.

Palabra de Dios

 

ACLAMACIÓN
(Mateo 11, 29 ab)

Cargad con mi yugo -dice el Señor- , y aprended de mí que soy manso y humilde de corazón .

 

EVANGELIO
Lucas 14, 1. 7-14

PRESENTACIÓN

Jesús ha sido invitado a comer a casa de un fariseo. Es sábado. La gente le observaba; él también observaba a la gente.

Hay un enfermo hidrópico, y Jesús pregunta a los legistas y fariseos si debe curarlo o no en sábado.

Curando al enfermo, Jesús denuncia una vez más el formalismo hipócrita de los legistas y fariseos. Ellos callan; están las razones legales y las humanitarias. ¿Y si el enfermo fuera uno de los suyos?. Cuando tienen un problema, ¿no se saltan el sábado?. No sólo si se les cae un hijo al pozo; también si se les cae el buey.

Jesús se fija en los que, como él, han sido invitados a la comida. La gente va ocupando los primeros puestos. Jesús interviene con una parábola, que, a la vez, es recomendación práctica para cuando a uno le inviten a un banquete: no sentarse a la cabecera de la mesa, sino en el último puesto.

La cabecera evoca preeminencia, importancia, prestigio; último puesto, todo lo contrario.

Jesús viene a trastocar los valores establecidos: el primero, el servidor de todos; los últimos serán los primeros; el que se humilla será ensalzado...

Pero hay una segunda parábola destinada a quien le ha invitado. Jesús viene a decir que el amor auténtico se muestra cuando se ejerce sin esperar recompensa.

El que invita a los pobres, sabe que ellos no podrán invitarle. Ahora bien, invitar a los pobres es sentarse con ellos a la mesa. Y, si los pobres son los primeros en el Reino de Dios, acogerles, hacerse uno con ellos, es, también, compartir con ellos el Reino de Dios.

DEL EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 14, 1. 7-14

El que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido

Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando.

Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les propuso esta parábola: "Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y vendrá el que os convidó a ti y al otro y te dirá: "Cédele el puesto a éste."

Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto.

Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga: "Amigo, sube más arriba."

Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales.

Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido."

Y dijo al que lo había invitado: "Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado.

Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; dichoso tú, porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos."

Palabra del Señor.