
LECTURA: ¿Qué dice el
texto?
a) Contexto:
i) En el evangelio de
Lucas, desde el capítulo 9 (Lc 9,51), estamos
acompañando a Jesús en su viaje a Jerusalén. Aquí, en
los capítulos 15 y 16 alcanzamos, por así decir, el
culmen, el centro del viaje, de donde es posible
analizar el camino recorrido y el camino que queda por
recorrer, O sea, aquí, sobre la cima de la colina, o en
el centro del Evangelio, percibimos con mayor claridad
los dos temas principales que atraviesan el evangelio de
Lucas, de punta a punta. En el capítulo 15, la parábola
del padre con sus dos hijos revela la ternura y la
misericordia de Dios que acoge a todos. Ahora en el
capítulo 16 nos presenta la parábola del pobre Lázaro
para revelar el comportamiento que debemos tener ante el
problema de la pobreza y de la injusticia social.
ii) Cada vez que Jesús
tiene una cosa importante que comunicar, cuenta una
parábola, crea una historia que refleja la realidad de
la gente. Así, mediante la reflexión de la realidad
visible, lleva a aquéllos que lo escuchan a descubrir
las llamadas invisibles de Dios, presente en la vida.
Una parábola está hecha para reflexionar y para pensar.
Por esto, es importante prestar atención hasta a los más
mínimos detalles. En la parábola que estamos meditando,
aparecen tres personas. Lázaro, el pobre, el único que
no habla. El rico sin nombre, que habla a cada instante.
El padre Abrahán que en la parábola representa el
pensamiento de Dios. El rico sin nombre representa la
ideología dominante del gobierno de la época. Lázaro
representa el grito de los pobres en tiempos de Jesús,
del tiempo de Lucas y de todos los tiempos.
b) Comentario del texto:
•
Lucas 16,19-21:
La situación del rico y del
pobre Aquí aparecen los dos extremos de la sociedad. De
un lado, la riqueza agresiva. Del otro, el pobre sin
recursos, sin derechos, cubierto de úlceras, impuro, sin
nadie que lo acoja, ni siquiera los perros que lamen sus
llagas. Lo que separa a los dos es solamente una puerta:
la puerta cerrada de la casa del rico. Por su parte no
hay acogida, ni piedad para el problema del pobre que se
encuentra delante de su puerta. Pero en la parábola el
pobre tiene un nombre, mientras el rico no lo tiene. El
pobre se llama Lázaro, que significa Dios ayuda. A
través del pobre Dios ayuda al rico y el rico podrá
tener su nombre escrito en el libro de la vida. Pero el
rico no acepta tener que ser ayudado del pobre, porque
continúa teniendo la puerta cerrada. Este comienzo de la
parábola que describe la situación, es un espejo fiel de
cuanto sucedía en tiempos de Jesús. ¡Pero también es un
espejo de lo que acontece hoy!
•
Lucas 16,22:
El cambio que revela la
verdad que estaba escondida “Un día el pobre murió y fue
llevado por los ángeles al seno de Abrahán. Murió
también el rico y fue sepultado”. En la parábola el
pobre muere antes que el rico. Esto es una advertencia
para los ricos. Mientras que el pobre se encuentre
delante de la puerta, vivo, es posible aún que el rico
se salve. Pero después que el pobre muera, muere también
el único instrumento de salvación para el rico. Hoy los
pobres mueren a millones, víctimas de la geopolítica de
los países ricos. El pobre muere y es llevado por los
ángeles al seno de Abrahán. El seno de Abrahán es la
fuente de la vida, de donde nace el pueblo de Dios.
Lázaro, el pobre, pertenece al pueblo de Dios, forma
parte del pueblo de Abrahán del cual está excluido.
puesto que estaba en la puerta del rico. El rico que
piensa ser hijo de Abrahán, también él muere y es
sepultado. Pero no va al seno de Abrahán, ¡porque no es
hijo de Abrahán!
• Lucas
16,23-26:
La primera conversación
entre el rico sin nombre y el padre Abrahán La parábola
es como una ventana que Jesús abre para nosotros sobre
el otro lado de la vida, el lado de Dios. No se trata
del cielo. Se trata del verdadero lado de la vida
descubierto sólo por la fe y que el rico sin fe no
percibe. La ideología dominante se lo impide. Y es
solamente a la luz de la muerte, cuando la ideología se
desintegra en la cabeza del rico y cuando despunta para
él el verdadero valor de la vida. Por la parte de Dios,
sin la ideología y la propaganda engañosa del gobierno,
las suertes serán cambiadas. El rico sufre, el pobre es
feliz. El rico, al ver a Lázaro en el seno de Abrahán
pide que Lázaro le lleve un refrigerio a sus
sufrimientos. A la luz de la muerte, el rico descubre
que Lázaro es su único benefactor posible. ¡Pero ahora
es ya demasiado tarde! El rico sin nombre es un judío
(cristiano) “devoto”, conoce a Abrahán y lo llama Padre.
Abrahán responde y lo llama hijo. Esto significa que en
realidad esta parábola de Jesús va dirigida a los ricos
vivos. En cuanto vivos, tienen todavía la posibilidad de
convertirse en hijos de Abrahán, si abren la puerta a
Lázaro, al pobre, al único que en nombre de Dios puede
ayudarles. Para el rico, recluido en sus sufrimientos,
la salvación consistía en una gota de agua que Lázaro
podía darle. En realidad, para el rico, la salvación no
consiste en que Lázaro le lleve una gota de agua para
refrescarle la lengua, sino en que él mismo, el rico,
abra la puerta cerrada de su casa y entre en contacto
directo con el pobre. Sólo así es posible superar el
gran abismo que los separa. En la respuesta de Abrahán
al rico aparece la verdad de las cuatro maldiciones: (Lc
6,24-26). «Pero ¡ay de vosotros, los ricos!, porque
habéis recibido vuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los
que ahora estáis hartos!, porque tendréis hambre. ¡Ay de
los que reís ahora!, porque tendréis aflicción y llanto.
¡Ay cuando todos los hombres hablen bien de vosotros!,
pues de ese modo trataban sus padres a los falsos
profetas.
Lucas 16,
27-29:
La segunda conversación
entre el rico y Abrahán El rico insiste: “Padre, te lo
suplico: manda a Lázaro a casa de mi padre. Tengo cinco
hermanos”. El rico no quiere que sus hermanos padezcan
el mismo tormento. “¡Manda a Lázaro!”. Lázaro, el pobre,
es el único verdadero intermediario entre Dios y los
ricos. Pero el rico, no se ha preocupado del pobre
Lázaro. Se ha preocupado de sí mismo y de sus hermanos.
¡Los pobres no le han preocupado jamás en su vida! Es
como el hermano mayor de la “Parábola del Padre con dos
hijos” (Lc 15,25-30). El mayor quería hacer fiesta con
sus amigos, y no con su hermano que estaba perdido. La
respuesta de Abrahán es clara: “Ellos tienen a Moisés y
a los Profetas; ¡que lo escuchen!” ¡Tienen la Biblia! El
rico tenía la Biblia. La conocía hasta de memoria. Pero
no se daba cuenta que la Biblia tuviese algo que ver con
los pobres a su puerta. ¡La clave con la que el rico
puede entender la Biblia es el pobre sentado a su
puerta!
• Lucas
16,30-31
La tercera
conversación entre Abrahán y el rico El rico continúa
insistiendo: “¡No, padre, pero si alguno de los muertos
va a ellos, se convertirán!” El rico reconoce que se ha
equivocado, porque habla de convertirse, cosa en la que
jamás ha pensado en su vida. ¡Él quiere un milagro, una
resurrección! Pero este tipo de resurrección no existe.
La única resurrección es la de Jesucristo. Jesús
resucitado viene a nosotros en la persona del pobre, del
que no tiene derechos, del que no tiene tierra, del que
no tiene qué comer, de quien no tiene techo, del que no
tiene salud. En su respuesta final, Abrahán es breve y
decidido: “Si no escuchan a Moisés y a los Profetas,
tampoco se convencerán si un muerto resucita”. ¡Y
termina así la conversación!
La clave para entender el
sentido de la Biblia y de la salvación es el pobre
Lázaro, sentado delante de la puerta del rico.
c) Ampliando los conocimientos:
La causa del contexto social
injusto en tiempos de Jesús: En el año 64 antes de
Cristo los romanos invaden la Palestina e imponen al
pueblo un pesado tributo. Los historiadores calculan que
más o menos la mitad del ahorro familiar se destinaba al
pago de los tributos, impuestos y tasas del gobierno
romano. Roma, además, hizo una reorganización
geopolítica en la región. Antes de la invasión romana,
toda la región, desde Tiro y Sidón hasta la frontera con
Egipto, era gobernada por los asmoneos, una prolongación
de los macabeos. Después de la invasión, quedaron sólo
tres regiones bajo el gobierno de los judíos: La Judea,
La Perea y la Galilea. Para poder tener el control de
los pueblos dominados con un mínimo de sacrificio y
gastos propios, los romanos querían atraerse a su favor
la élite local.
• En el caso de la
Palestina, la élite local para los romanos eran los
saduceos, los ancianos, algunos publicanos y parte de
los sacerdotes. Así, todo este cambio producido por la
invasión romana hizo que los judíos que habitaban en
otros territorios de aquella región emigrasen casi todos
hacia la Judea y la Galilea.
Consecuencia: la
población se duplicó en Judea y Galilea y disminuyó en
la mitad el ahorro familiar. Resultado: por un lado
empobrecimiento progresivo, desocupación, mendicidad,
pobreza extrema. Por otro, el enriquecimiento exagerado
de la élite local apoyada por los romanos. El retrato
fiel de esta situación está expresada en la parábola del
pobre Lázaro y del rico sin piedad.
Reflexiones finales en torno a la parábola
• El rico que lo tiene todo,
y se encierra en sí mismo, pierde a Dios, pierde la
riqueza, pierde la vida, se pierde a sí mismo, pierde el
nombre, pierde todo. El pobre que no tiene nada, tiene a
Dios, gana la vida, tiene nombre, gana todo. El pobre es
Lázaro, es “ Dios ayuda”. Dios viene hasta nosotros en
la persona del pobre, sentado a nuestra puerta, para
ayudarnos a superar el abismo insuperable creado por los
ricos sin corazón.Lázaro es también Jesús, el Mesías
pobre y siervo, que no fue aceptado, pero cuya muerte
cambió radicalmente todas las cosas. Y a la luz de la
muerte del pobre, todo cambia. El lugar del tormento es
la situación de la persona sin Dios. Aunque el rico
piensa que tiene religión y fe, no sabe estar con Dios,
porque no abre la puerta al pobre, como hizo Zaqueo (Lc
19,1-10).
6. Oración de un Salmo Salmo
15(14): Señor ¿quién puede habitar en tu santuario?
Yahvé, ¿quién vivirá en tu tienda?, ¿quién habitará en
tu monte santo? El de conducta íntegra que actúa con
rectitud, que es sincero cuando piensa y no calumnia con
su lengua; que no daña a conocidos ni agravia a su
vecino; que mira con desprecio al réprobo y honra a los
que temen a Yahvé; que jura en su perjuicio y no
retracta; que no presta a usura su dinero ni acepta
soborno contra el inocente. Quien obra así jamás
vacilará.
7. Oración final Señor
Jesús, te damos gracia por tu Palabra que nos ha hecho
ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu
ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para
seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que
nosotros como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar,
sino también poner en práctica la Palabra. Tú que vives
y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo
por todos los siglos de los siglos. Amén. |