PRESENTACIÓN
La
Iglesia de Corinto tiene una gran vitalidad, pero está un
tanto agitada y dividida.
Pablo
quiere poner un poco de orden e inculcar el sentido de la
unidad.
No
se puede olvidar que hay diversidad, porque somos
diferentes, pero desde la fe que compartimos, hay comunidad;
por lo tanto la comunión es esencial para tener vida.
Y
lo que une no son intereses, proyectos, ideas, necesidades
mutuas... sino un mismo Espíritu.
Es
importante la unidad en la formulación de la fe, pero es
más importante la unión en la fe y el amor.
Y
el que nos une y nos hace miembros de la comunidad es
Cristo. Con Cristo formamos un solo cuerpo
En
el cuerpo cada miembro, tanto los que consideramos
importantes como "los que nos parecen más
despreciables", tienen su función y su cometido en la
vida del cuerpo.
Así,
todos los miembros del cuerpo de Cristo tienen su función,
su carisma, como se decía la semana pasada, para que todo
el cuerpo esté sano, para que la vida de Cristo, a través
de los miembros, llegue a todos, para que se beneficien de
él aun los no miembros.
Por
eso, si tenemos claro y vivimos lo que de verdad nos une,
respetando las legítimas diferencias, no hay que tener
miedo a la pluralidad.
1ª CARTA DE
SAN PABLO A LOS CORINTIOS 12,
12-30
Vosotros
sois el cuerpo de Cristo, y cada uno es un
miembro
Hermanos:
Lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos
miembros, y todos los miembros del cuerpo, a
pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es
también Cristo.
Todos
nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres,
hemos sido bautizados en un mismo Espíritu,
para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido
de un solo Espíritu.
El
cuerpo tiene muchos miembros, no uno sólo.
Si
el pie dijera: "No soy mano, luego no formo
parte del cuerpo", ¿dejaría por eso de
ser parte del cuerpo? Si el oído dijera:
"No soy ojo, luego no formo parte del
cuerpo", ¿dejaría por eso de ser parte
del cuerpo? Si el cuerpo entero fuera ojo, ¿cómo
oiría? Si el cuerpo entero fuera oído, ¿cómo
olería? Pues bien, Dios distribuyó el cuerpo y
cada uno de los miembros como él quiso.
Si
todos fueran un mismo miembro, ¿dónde estaría
el cuerpo?
Los
miembros son muchos, es verdad, pero el cuerpo
es uno solo.
El
ojo no puede decir a la mano: "No te
necesito"; y la cabeza no puede decir a los
pies: "No os necesito." Más aún, los
miembros que parecen mas débiles son más
necesarios. Los que nos parecen despreciables,
los apreciamos más. Los menos decentes, los
tratamos con más decoro. Porque los miembros más
decentes no lo necesitan.
Ahora
bien, Dios organizó los miembros del cuerpo
dando mayor honor a los que menos valían.
Así,
no hay divisiones en el cuerpo, porque todos los
miembros por igual se preocupan unos de otros.
Cuando
un miembro sufre, todos sufren con él; cuando
un miembro es honrado, todos se felicitan.
Pues
bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada
uno es un miembro.
Y
Dios os ha distribuido en la Iglesia: en el
primer puesto los apóstoles, en el segundo los
profetas, en el tercero los maestros, después
vienen los milagros, luego el don de curar, la
beneficencia, el gobierno, la diversidad de
lenguas.
¿Acaso
son todos apóstoles? ¿O todos son profetas? ¿O
todos maestros? ¿O hacen todos milagros? ¿Tienen
todos don para curar? ¿Hablan todos en lenguas
o todos las interpretan?
Palabra
de Dios
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