Dichosos los pobres; ¡ay de vosotros,
los ricos!
En aquel
tiempo, bajó Jesús del monte con los
Doce y se paró en un llano, con un grupo
grande de discípulos y de pueblo,
procedente de toda Judea, de Jerusalén y
de la costa de Tiro y de Sidón.
Él,
levantando los ojos hacia sus
discípulos, les dijo: "Dichosos los
pobres, porque vuestro es el reino de
Dios.
Dichosos los
que ahora tenéis hambre, porque
quedaréis saciados.
Dichosos los
que ahora lloráis, porque reiréis.
Dichosos
vosotros, cuando os odien los hombres, y
os excluyan, y os insulten, y proscriban
vuestro nombre como infame, por causa
del Hijo del hombre. Alegraos ese día y
saltad de gozo, porque vuestra
recompensa será grande en el cielo. Eso
es lo que hacían vuestros padres con los
profetas.
Pero, ¡ay de
vosotros, los ricos!, porque ya tenéis
vuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los
que ahora estáis saciados!, porque
tendréis hambre. ¡Ay de los que ahora
reís!, porque haréis duelo y lloraréis.
¡Ay si todo
el mundo habla bien de vosotros! Eso es
lo que hacían vuestros padres con los
falsos profetas."