
EL BANQUETE DEL
SEÑOR
Miguel Payá -
Página franciscanos
Capítulo VII
EL DIÁLOGO
Dios nos ha hablado por medio del Hijo
3. LA LITURGIA DE LA
PALABRA
b) Cantos interleccionales
Intercalados entre las lecturas, de ahí su
nombre, hay dos cantos (o recitaciones) con una peculiar
significación.
Salmo responsorial: después de la primera
lectura, se canta o recita siempre un «salmo», es decir una
de las oraciones contenidas en el Libro de los Salmos, que
es la gran colección de las oraciones oficiales del templo
de Jerusalén. La elección del salmo depende del contenido de
las lecturas. Y su calificativo de «responsorial» se refiere
a la forma en que es cantado: un salmista canta (o lee) las
distintas estrofas y, después de cada una, toda la asamblea
responde repitiendo una antífona. La finalidad del salmo en
la celebración es doble. Por una parte, al ser también un
texto inspirado, es como una prolongación, en forma poética,
y una profundización del mensaje de la primera lectura.
Pero, al ser cantado o recitado por todos, constituye
también una respuesta de alabanza a la palabra de Dios que
se acaba de escuchar.
Aleluya: después de la segunda lectura se
canta el Aleluya, que es una aclamación al Señor que se hará
presente de modo particular en las palabras del Evangelio.
La palabra «aleluya» es una exclamación hebrea (Hallelu-Yah =
Alabad a Yah(veh), que pasó en seguida a la celebración
cristiana. Aquí lo comienza un cantor y lo repiten todos;
después se intercala un versículo que normalmente es una
frase del evangelio que se va a leer, y acaban repitiendo
todos el aleluya. Como es un canto festivo, debe cantarse
siempre y, además, se suprime durante la Cuaresma para ser
reintroducido solemnemente en la Vigilia Pascual.