Tercer fragmento del
"discurso del llano" de Lucas. Las enseñanzas sobre el ciego
que guía a otro ciego y la de los árboles que dan buenos o
malos frutos en Mateo están aplicados a los fariseos y a los
falsos profetas (Mt 15,14; 7,16-21; 12,33-35), mientras que
en Lucas se aplican a todo el mundo, empezando por los
mismos discípulos, que de este modo son invitados a hacerse
autocrítica seria.
En el texto se pueden
distinguir tres enseñanzas:
- Primera, uno no debe
creerse demasiado sabio ni pretender dirigir a los demás,
sino que tiene que conocer cuáles son sus propias
posibilidades y la necesidad que todos tenemos de aprender y
buscar luz. El discípulo siempre debe estar en estado de
aprendizaje, intentando llegar a ser como su maestro, Jesús.
- Segunda, no pretender
corregir a los demás sin haber mirado antes si nosotros
tenemos algo por corregir. El texto es desmesuradamente
hiperbólico (¡una viga en el ojo!), pero es que también es
muy absurda la pretensión de arreglar la vida de los demás
cuando uno tiene tantas cosas por arreglar en la suya. La
exageración de la imagen muestra que Jesús debía tener
especial interés en prevenir a sus discípulos ante esta
manera de actuar, y que debía pensar que era muy fácil caer
en ella.
- Tercera, una enseñanza
sobre la manera de actuar y las actitudes de fondo, que se
puede leer desde dos posiciones.
En primer lugar, qué son
los hechos, el modo de hablar y de actuar, los frutos, lo
que muestra quién es y cómo es cada persona. Es lo que
resume la famosa frase emblemática de Mt 7,20 que Lucas no
recoge: "Por sus frutos los conoceréis".
Y en segundo lugar, lo
importante es saber qué llevamos dentro, qué criterios y qué
actitudes de fondo nos mueven a actuar. Porque si lo que
llevamos dentro es "tesoro de bondad", lo que aflorará serán
frutos de bondad, mientras que si llevamos "tesoro de
maldad", los frutos serán de maldad. Nuevamente, pues, nos
hallamos con este elemento clave de la manera como Jesús
entiende la actuación de sus seguidores y la suya propia, y
que impregnaba el evangelio del domingo pasado: hay un "modo
de ser", una manera de entender la vida y las relaciones con
los demás, que es la del Reino, y otra que es contraria.
LECTURA
DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS
6, 39-45
En aquel tiempo, ponía
Jesús a sus discípulos esta comparación:
-¿Acaso puede un ciego
guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el
hoyo?
Un discípulo no es más
que su maestro, si bien cuando termine su
aprendizaje, será como su maestro.
¿Por qué te fijas en la
mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas
en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes
decir a tu hermano: «Hermano, déjame que te
saque la mota del ojo», sin fijarte en la viga
que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate
primero la viga de tu ojo, y entonces verás
claro para sacar la mota del ojo de tu hermano.
No hay árbol sano que dé
fruto dañado, ni árbol dañado que dé fruto sano.
Cada árbol se conoce por
su fruto: porque no se cosechan higos de las
zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos.
El que es bueno, de la
bondad que atesora en su corazón saca el bien, y
el que es malo, de la maldad saca el mal; porque
lo que rebosa del corazón, lo habla la boca.
Palabra del Señor.
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