INTRODUCCIÓN 
 

 

 

 

 

1 CORINTIOS /TEMPLO DE DIOS / 1 CORINTIOS 3: 16-17 | Iglesia Evangélica de  Poblenou

INDICACIONES GENERALES

1. Que un domingo se celebre la fiesta (¡y se diga la misa!) de la dedicación de S. Juan de Letrán, una iglesia de Roma, resulta difícil de comprender a la gente. ¡Si se tratase de S. Pedro del Vaticano...! Las "razones" del calendario litúrgico no son las "razones" de la gente. Hacer disquisiciones históricas tampoco resulta muy esclarecedor. Vale más, por tanto, dejarse de justificaciones y limitarse a decir que los textos de esta fiesta de tradición antigua ofrecen una buena oportunidad para reflexionar sobre el sentido profundo de la Iglesia.

2. Las lecturas nos ofrecen estos temas: a) Jesús, el verdadero templo; b) nosotros, el templo edificado sobre el cimiento: Jesucristo; c) no convertir en mercado la casa del Padre; d) el agua viva que mana del templo de Dios. Nos invitan, por tanto, a pasar del templo de piedra al templo que somos los creyentes y a Jesucristo, santuario personal en que Dios se hace presente y activo en medio de los hombres.

ALGUNAS NOTAS CONCRETAS

1. Destruid este templo. Cada religión tiene sus lugares sagrados, donde la presencia de Dios se hace más tangible y el contacto con él es más asequible. Para el cristiano no es cuestión de lugares materiales; el gran santuario es Jesucristo: él es la presencia de Dios; a través de él entramos en contacto con el Padre ("ni en este monte ni en Jerusalén daréis culto al Padre": Jn 4, 21).

2. Y en tres días lo levantaré. Pero Jesús resucitó. Dejó de ser visible y tangible; está con el Padre y participa de la "invisibilidad" de Dios. No tenemos acceso directo a El; necesitamos, por tanto, otras "mediaciones".

3. Nadie puede poner otro cimiento. Jesucristo no es un dato archivado, que pertenece a la historia: continúa siendo el cimiento que hace sentir su influjo en toda la construcción y en cada una de sus piedras; es el punto de referencia obligado: "Yo soy el camino, la verdad y la vida". El tema Dios está íntimamente ligado a él: "nadie va al Padre sino por mí" (Jn 14, 6); no conocemos otro Dios que "el Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo"; no podemos pensar en Dios o referirnos a él de modo abstracto y filosófico: "A Dios nadie jamás le vio"; solamente "el Unigénito es quien lo ha revelado" (Jn 1, 18). Por eso el cristiano escruta siempre los testimonios de Jesús (los evangelios y los demás testimonios del Nuevo Testamento) para edificar en ellos su vida.

4. El Templo de Dios es santo; ese templo sois vosotros. El cristianismo no es una religión de "cosas sagradas" sino de "personas santas". Dios no se manifiesta en unos objetos inanimados (una piedra, un animal, una planta, una imagen, una construcción..). Dios se manifiesta en el hombre Jesús de Nazaret y en los creyentes que constituimos la Iglesia: edificio construido por Dios sobre el cimiento que es Jesucristo, ensanchamiento del "cuerpo de Cristo" que anima y penetra el mismo Espíritu de Dios que conduce a Jesús a lo largo de su vida y que, una vez resucitado, él nos envía "como primicia", como una nueva creación: "exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: Recibid el Espíritu Santo" (Jn 20, 22). El tema del santuario se extiende de Jesús a nosotros, los creyentes.

5. No convirtáis en un mercado la casa de mi Padre. "Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque el templo de Dios es santo". No se trata simplemente del rumor de monedas en torno a nuestros templos materiales. La Iglesia -cada comunidad de Iglesia, la gran comunidad de la Católica-, ¿es de veras el templo de Dios, el cuerpo de Cristo, el lugar donde los hombres pueden reconocer a Jesucristo y, por él, hallar al Padre? La palabra "profanación" la asociamos aún con demasiada frecuencia a las cosas sagradas (un templo, una imagen, un altar, unos vasos, las especies eucarísticas.. ). Pablo la aplica a los cristianos y a las comunidades de Iglesia. Y recuérdese Mt 25.

6. Mire cada uno cómo construye. Profanamos el templo de Dios cuando, sobre el cimiento que es Jesucristo, ponemos materiales que no encajan y que desvirtúan la atención hacia aspectos, valores, intereses que no son los de la vida de Jesús de Nazaret. Cada comunidad está llamada a examinarse sobre sus materiales preferidos, su estructura, el rostro y la imagen que ofrece. Cada cristiano y cada comunidad cristiana es una "mediación" necesaria para ir a Jesús y al Padre. De ahí su grandeza y también su responsabilidad.

7. Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo.. ¿Y nuestras iglesias de piedra? El nombre cristiano es iglesia (asamblea, reunión, congregación). La Iglesia está constituida por los que nos reunimos en nombre y alrededor de Cristo resucitado. Pero somos de carne y hueso y necesitamos (¡nosotros, no Dios!) edificios materiales. La palabra iglesia ha pasado también a significar estos lugares donde nos reunimos los cristianos para celebrar la eucaristía. pero, ¡cuidado!: el edificio no es propiamente "la casa de Dios" sino "la casa de la iglesia", de la comunidad cristiana. Jesucristo está presente y Dios se nos hace accesible no en un lugar concreto, sino en nuestra reunión de creyentes, de Iglesia (Mt 18, 20). Por eso abrir nuestros templos al clamor de los pobres, convertirlos en lugar de acogimiento, de colecta de dinero, no sólo no es ninguna "profanación" sino que está en la línea del evangelio. Porque la comunidad cristiana (y, por tanto, sus locales) no está en función de sí misma, sino de Jesucristo y de los hombres, sobre todo "de ésto mis humildes hermanos" (Mt 25, 40). Nuestros edificios de piedra serán tanto más "casa de Dios" cuanto más sean "casa de los hombres".

JOSEP M. TOTOSAUS