REFLEXIÓN
- 3
LA
CRUZ, CULMINACIÓN DEL CAMINO DE CRISTO
Hoy
interrumpimos las lecturas propias de los domingos
ordinarios, ya que celebramos la fiesta de la Exaltación
de la Santa cruz, antigua fiesta que este año cae en
domingo. De ahí que los textos que hemos leído nos
ofrezcan una posibilidad de contemplar qué significa la
cruz de JC. Y aunque el tiempo más propio para esta
contemplación sea la Cuaresma y la Pascua, y muy
especialmente la celebración del Viernes Santo (toda
ella centrada en la cruz gloriosa), creo que para
cualquier cristiano es provechoso recordar el sentido de
la cruz. Por algo es el signo que preside nuestras
reuniones; el signo que desde pequeños nos enseñaron a
hacer como distintivo y resumen de nuestra fe; el signo
que estará presente en el lugar de nuestra sepultura,
como afirmación de fe en la resurrección.
-LA CRUZ, CAMINO DE
CADA DÍA (/Lc/09/23).
Lo que acabamos de
recordar puede ayudarnos a situar nuestra reflexión:
¿qué representa esta presencia constante del signo de la
cruz en la vida del cristiano? ¿no querrá decir que la
realidad de la cruz también debe estar siempre presente?
Presente no sólo como un recuerdo o como un distintivo
convencional -por ejemplo, la cruz como una joya que
adorna como podrían adornar unos pendientes-, ni tampoco
como si fuera una posibilidad de desgracia que siempre
nos acecha -aquello que expresa la frase popular al
decir: "Dios le ha enviado una buena cruz"-, sino la
cruz como camino.
Lo escuchábamos en el
evangelio del pasado domingo: "Quien no lleve su cruz
detrás de mí, no puede ser discípulo mío". No habla JC
de acordarnos de su cruz ni de convertirla en adorno o
en objeto oficial ni se refiere a algún hecho
extraordinario en nuestra vida, sino que habla de algo
para cada día. Esto es la cruz como camino.
Esto es lo que
significó para El la cruz. No un final desgraciado o
inesperado, sino la culminación de su camino. No
hay rompimiento entre lo que hizo antes y su cruz. JC
llegó a la cruz precisamente porque era el lugar adonde
llevaba lo que El decía y hacía. La cruz -la
incomprensión, la persecución, la oposición- JC la halló
desde el primer momento, pero no se desvió en absoluto
de su camino. JC no escoge la cruz, pero tampoco se
aparta de su camino aunque éste lleve a la cruz. Es un
problema de fidelidad a su decir la verdad, a su luchar
por la justicia, a su darse a los marginados y
despreciados, a su combatir todo mal, toda trampa. Todo
esto -lo sabemos bien- significa cruz para cada día.
La presentación que las
lecturas de hoy nos hacían de la cruz, coincidían en
acentuar su aspecto salvador. No nos hablaban de la cruz
como de un mal -aunque sea inevitable- sino de la cruz
como un bien. Y no por masoquismo de buscar el
sufrimiento por el sufrimiento, sino por fe: el
cristiano participa de la convicción de JC y la
convicción de JC es que su camino de cruz es camino de
vida. Aquí está al fondo de la cuestión.
La cruz no condena; la
cruz salva. Es lo que hemos escuchado en el evangelio:
"Dios no mandó su Hijo al mundo para condenar al mundo,
sino para que el mundo se salve por él". Si nuestro
cristianismo entiende y habla a veces de la cruz como un
mal, un castigo, una desgracia, ¿no será porque ha
comprendido poco qué es la Buena Noticia de JC? Aquí
está el escándalo y por eso la fe cristiana es fe (es
decir, algo que nunca se podrá demostrar): porque
creemos que un camino de cruz puede ser camino de vida.
Reducir el camino a
Cruz y negar que es camino de vida, es traicionar a JC.
Es convertir su Buena Noticia en un Triste Noticia.
La cruz, camino de cada
día. La cruz, camino de vida. pero imagino que
preguntaréis: bien, todo esto ¿qué significa en la
realidad? ¿supone que debe buscarse el sufrimiento como
si fuera algo bueno? No se trata de eso. De lo que se
trata es de seguir a JC, de intentar vivir como El
viviría (evidentemente, en nuestras circunstancias, en
nuestra realidad concreta). Escoger un camino que ahora
sea consecuente con lo que El nos enseñó: un camino que,
por ejemplo, sirva a la verdad y no a la mentira, al
amor generoso y no al egoísmo insolidario, a la justicia
de cada día y no al aprovecharse de los débiles, etc..,
etc., etc.
Y con ello basta. Si
hacemos esto, ninguno de nosotros necesitará buscar la
cruz: la encontrará sin buscarla. Cada día. Pero la
encontrará como JC: como un camino de vida, un camino
que dará fruto.
Ahora, cuando bastantes
actividades personales y comunitarias reemprenden sus
tareas, de cara al nuevo curso, será bueno tener
presente todo eso. Es necesario escoger bien el camino y
saber por adelantado que si es el de JC, será difícil.
El cristiano no busca el sufrimiento, pero no puede
rehuir la dificultad. No puede ser miedoso ni fofo ni
cansarse por los obstáculos que deben superarse. El
camino de vida es camino de cruz. ¿No es eso -hermanos-
lo que celebramos cada domingo en la Eucaristía?
JOAQUIM
GOMIS
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