INTRODUCCIÓN 
 

 

 

 

 

 

EL BANQUETE DEL SEÑOR
Miguel Payá - Página franciscanos

Capítulo VII
EL DIÁLOGO
Dios nos ha hablado por medio del Hijo

3. LA LITURGIA DE LA PALABRA

Preparados espiritualmente y constituidos en comunidad por los ritos iniciales, comenzamos ahora la primera gran parte de la Eucaristía, la primera mesa: la Liturgia de la Palabra. Lo primero que hemos de recordar es que esta parte está íntimamente relacionada con la que vendrá después. Como dice el Vaticano II, «las dos partes de que consta la misa, la liturgia de la palabra y la liturgia eucarística, están tan estrechamente unidas entre sí, que constituyen un único acto de culto» (Vaticano II, Sacrosanctum Concilium, 56). Y es que, en realidad, nos hallamos ante un encuentro único y progresivo con Cristo resucitado, que se da primero a los suyos como Palabra viva de Dios, para, después, hacerles partícipes de su entrega sacrificial en forma de alimento eucarístico.

Ciertamente lo más importante de esta parte es lo que Dios nos dice. Pero cuando Él habla, siempre espera nuestra respuesta. Por eso la Liturgia de la Palabra es un diálogo en el que los dos hablamos. En un primer momento, la palabra de Dios tendrá todo su protagonismo. Pero, después, pasará a primer plano nuestra respuesta creyente. Así se manifiesta la profunda visión de fe que es la esencia del cristianismo: sólo Dios puede dar inicio a la salvación del hombre. La fe proviene de la escucha, y por eso lo primero es el anuncio de la palabra de Dios. Pero, para que se realice la salvación, hace falta aceptar con fe esa palabra y adherirse a ella.

Es importante, además, descubrir que, en esta primera parte, Dios no se limita a hablar, para después actuar en la segunda parte. En la Liturgia de la Palabra sucede ya un acontecimiento de salvación, pues Cristo ya está presente y se está dando como alimento salvador, aunque este encuentro llegará a plenitud en la Liturgia Eucarística. Y es que la palabra de Dios siempre es eficaz, Dios siempre hace lo que dice.