REFLEXIONES  
 

 

REFLEXIÓN - 1

JESUCRISTO ES LA LUZ

1. Tenía que parecerse en todo a sus hermanos.

Es fuerte el contraste entre la "entrada en el templo" de la lectura primera y el salmo, y el sentido de la "presentación en el templo" dado por el evangelio y el resto de los textos litúrgicos. La "entrada" salvadora del Señor en el Templo, que Malaquías presenta triunfalmente, ha tenido su realización inesperada y sublime en la "presentación" sencilla de un recién nacido por parte de sus padres, cumpliendo lo que la ley prescribía para los pobres. Y esta presentación no es sino el primer anuncio de lo que será la verdadera "entrada" salvadora en el Templo, la muerte y la resurrección de Jesús. Dios salva a los hombres realizando las promesas, pero superando toda imaginación triunfalista. El Salvador es uno de los nuestros, que ha sufrido y muerto como nosotros, y que ha vivido esta vida de comunión con los hombres como una "presentación al Señor", fiel hasta la muerte.

2. "Mis ojos han visto a tu Salvador ... luz para alumbrar a las naciones...".

Simeón proclama la Verdad de aquel Niño: es el Salvador y la Luz ("lumen gentium"). Simeón habla de toda la realidad de Jesús de Nazaret: su vida, su palabra, su muerte, y resurrección. El es la Luz. El manifiesta el rostro verdadero del Amor de Dios y revela a los hombres los caminos de la humanidad verdadera. Su revelación es inesperada y sorprendente, es luz que revela incluso cuál es la tiniebla, y hay que tener los ojos bien abiertos, como Simeón o Ana, para ver en Jesús y en su fidelidad, la respuesta a la milenaria búsqueda de los hombres.

El es la Luz que salva. La carta a los hebreos formula la fe cristiana de la manera más admirable: su muerte nos libera del terror de la muerte que nos hacía esclavos del diablo toda la vida. Tenemos miedo, y en la raíz de todos nuestros miedos está el terror de la muerte; eso nos lleva a mendigar seguridades, y así acabamos esclavos de todo lo que pretende darnos una seguridad imposible; es el diablo. A partir de esta esclavitud se comprenden todas las esclavitudes humanas. Los intentos de liberación humanos que no vayan a esta raíz no harán sino cambiar el sentido de la esclavitud. Jesucristo es el Salvador precisamente porque ha ido más allá de los proyectos y teorías, y él mismo ha pasado por el sufrimiento y la muerte; muriendo y resucitando nos libera del miedo a la muerte. En El todos podemos ser libres. Podemos amar, esperar, buscar la justicia, sin miedo.

3. "Será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones".

Jesús sabe qué quiere decir ser hombre; ha conocido el sufrimiento, no sólo el "normal", sino el provocado por los demás. En la raíz de la oposición está un corazón cerrado a la luz, un corazón esclavo, que buscando la propia seguridad hace imposible la vida. Ante él "queda clara la actitud de muchos corazones". La escena que mejor ilustra estas palabras es la del juicio y la condena a muerte; quizá la segunda es la de la reacción negativa en la sinagoga de Nazaret ante unas palabras que hablaban de misericordia y de apertura a los paganos (que correspondería leer hoy, pero que no leeremos). Y a su lado, las innumerables escenas de la historia y del presente, donde ante la verdad, que aunque sea parcial es siempre participación de la Verdad, se alzan críticas, incomprensiones y rechazos, simples justificaciones de la propia insegura seguridad.

APLICACIONES PRACTICAS

Jesús es el Ungido de Dios que realiza el anuncio del Antiguo Testamento y las expectativas de los hombres de una manera inesperada, pero del modo más cordialmente humano: haciéndose uno de nosotros, en todo fiel hasta la muerte.

Jesucristo es la luz para nosotros y para todos los hombres. María y la Iglesia son los portadores de esa luz. En la raíz de los problemas y las luchas de los hombres está nuestro miedo a la muerte; buscamos nuestro interés y eso hace imposible el diálogo y la paz. Jesucristo, muriendo y resucitando, nos libera de este miedo y nos salva. La comunidad cristiana está llamada a ser un ámbito de libertad y de liberación.

GASPAR MORA

 

 

 

REFLEXIÓN - 2

JESÚS Y MARÍA

Hay que tener en cuenta la denominación exacta de la festividad del día 2 de febrero: "La Presentación del Señor". Se trata fundamentalmente, por lo tanto, de la celebración de un misterio de Cristo, en el que los personajes (María, Simeón y Ana) participan cada uno a su modo. María tiene una función muy próxima a Jesús (que hay que conectar con la Pasión) y los otros obtienen un papel iluminador del misterio muy colateralmente.

Por ello, el memorial festivo nos ofrecerá la imagen conjunta del Hijo y de la Madre. La exhortación apostólica de Pablo-VI "Marialis-Cultus" recuerda que se trata de "la celebración de un misterio de la salvación realizado por Cristo, al que la Virgen estuvo íntimamente unida como Madre del Siervo doliente de Yahvé, como ejecutora de su misión referida al antiguo Israel y como modelo del pueblo de Dios, constantemente probado en la fe y en la esperanza por el sufrimiento y la persecución". Siguiendo esta orientación, la homilía debería centrarse en el Siervo (1a lectura) que viene a renovar todas las cosas, a purificar, a hacer una nueva alianza... El Hijo de Dios, hecho niño, acatando la ley y la pobreza, es el que viene a juzgar, es el esperado, es el portador de una crisis (pedirá un sí o un no)... La carta a los Hebreos destaca perfectamente la misión del Siervo de Dios:

Cristo, tomando nuestra carne y sangre, anula el poder de la muerte, libera a los esclavos, tiende la mano a los hijos de Abrahán, se convierte en hermano (abajamiento que le permite la compasión y ser pontífice fiel a Dios y expiación de los pecados)... Es expresivo el último versículo: "Como él ha pasado por la prueba del dolor, puede auxiliar a los que ahora pasan por ella". El evangelio, especialmente mediante el "Nunc dimittis", remite a los cánticos del Siervo, es plasmación de la primera lectura (por sentido acomodaticio) y conecta perfectamente con las ideas de Hebreos. En efecto, Jesús es el Salvador, la luz de las naciones y la gloria de Israel; la salvación se llevará a cabo por el sufrimiento, Jesús será discutido (motivo de crisis) y ante El será necesaria una actitud clara de la persona.

Esta fiesta puede ayudar, pues, a descubrir que el misterio pascual está presente, en estado germinal si se quiere, en cada acto de la vida del Salvador. El misterio de la Encarnación no es sólo el Nacimiento, sino el devenir hombre constantemente y, por lo tanto, caminar hacia la muerte.

Junto a Jesús está la figura de María. Se le anuncian unos dolores que deberá soportar al pie de la cruz. Pero ahora ya, aguanta paciente y activamente las estrecheces de los pobres, la incertidumbre del destino del hijo, la oscuridad de la fe...

María será la co-redentora. No olvidemos presentar a la Virgen como la Madre del Siervo doliente, valoremos su misión, su vida... Retengamos de ella las lecciones necesarias para la fortaleza que mantiene en la fe y para vivir identificados con el Siervo de Dios.

SIMEON/ANA: También resultan atrayentes Simeón y Ana. El primero aparece como justo, piadoso, dòcil al Espíritu, lleno de esperanza, ilusionado por el porvenir salvador, en contacto vital con el Consolador, sensible a las mociones divinas, clarividente por la fe... Es el hombre que capta el misterio del Siervo, es el que encuentra la paz, el que sabe que Dios es la plenitud humana, el que canta la gratuidad de la revelación... Aparece, en último término, dotado de simpática madurez cristiana. Ana se presta por otra parte, a mostrar el sentido misionero del encuentro con Jesús y a hablar de la ascética de la vida creyente (era persona de ayunos y de oración). María y estos dos personajes iluminan perfectamente el misterio de

Cristo, Mesías, y se convierten en modelos de la espiritualidad basada en la esperanza de los pobres.

Resumiendo podríamos decir que se trata de presentar la fiesta de la Presentación en el contexto del sufrimiento salvador, intentando arrancar una respuesta decisoria o una clarificación de actitud, iluminada por el dolor salvífico de la Madre y por la apertura de dos creyentes maduros.

JUAN GUITERAS

 

 

REFLEXIÓN - 3

PRESENTACIÓN

Si recordáis, el pasado domingo leíamos en el evangelio la PRESENTACION que Jesús de Nazaret hacia de su programa (Aquello de "El Espíritu del Señor me ha enviado para dar la Buena Noticia a los pobres, anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la vista...). Y hoy, por el hecho de que este año coincida en domingo la fiesta de la PRESENTACION del Señor en el Templo (la fiesta que popularmente llamamos de "La Candelaria"), hallamos también en el evangelio como otra presentación de la persona y obra de Jesucristo. El evangelista Lucas aprovecha la descripción del rito de la presentación del niño Jesús en el Templo, que María y José realizarán según la costumbre judía cuarenta días después del nacimiento, para ofrecernos él su visión -su presentación- de la persona y obra de Jesucristo. Una presentación que puede servirnos para subrayar -brevemente- algunos aspectos característicos del evangelio de Lucas que leemos habitualmente los domingos de este año.

-Luz, Salvación, Gloria, Templo.

Según el evangelio de Lucas, el anciano Simeón da gracias a Dios diciendo: "Mis ojos han visto al Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: Luz para alumbrar a las naciones, y Gloria de tu pueblo, Israel".

A menudo hallamos en los evangelios la palabra LUZ como definición de lo que es JC (y hoy esto también se simboliza con las candelas que se bendicen como signo de la luz de JC). Pero fijémonos que siempre expresa lo que indica hoy el evangelio de Lucas: no se trata sólo de una luz que ayude a caminar, sino de algo más: es una luz que SALVA, es decir, que guía por un camino que conduce a la vida. Por eso Lucas define a JC con el título de SALVADOR.

J/GLORIA: Luz, Salvador.. Y también GLORIA. Quizá esta expresión nos cueste más de comprender. En el lenguaje bíblico "gloria" significa la manifestación del mismo Dios. Y para comprender el sentido que tiene en esta narración, es importante notar que para el pueblo judío la gloria de Dios se manifestaba especialmente en su Templo: el Templo era el lugar en el que más propiamente Dios era presente.

J/TEMPLO: Por ello, para el evangelio de Lucas, JC es la "gloria del pueblo" porque es la máxima manifestación de Dios en su pueblo. Y, al mismo tiempo, JC será el nuevo y verdadero TEMPLO DE DIOS porque El será el camino de encuentro más auténtico con Dios.

Quedará ya superado el Templo como un lugar, sustituído por el Templo como una persona: la persona de JC primariamente pero también cualquier hombre en el que habite el Espíritu de Dios.

-JC judío universal J/HISTORIA-JUDIA.

Otra característica del evangelio de Lucas nos muestra el texto que hemos leído hoy. Algo que puede parecer contradictorio. Pero que Lucas acentúa como también san Pablo lo hace. Un aspecto que quizá nosotros subrayamos poco.

Es lo que podríamos calificar como el LUGAR DE JC EN LA HISTORIA DE LOS PUEBLOS. Por una parte Lucas -que no era judío- insiste repetidamente en que JC es el fruto del pueblo judío, es su gloria, es decir, su culminación. Pero al mismo tiempo insiste también repetidamente, en que JC es para todos los pueblos. Por ello Simeón dice que Jesús es "luz para alumbrar a las naciones y gloria de Israel".

Podríamos decir que JC está plenamente injertado en la historia de la humanidad, de una humanidad que progresa. El largo caminar de siglos del pueblo judío es una progresiva PREPARACION necesaria para llegar a la manifestación culminante de Dios en JC. Pero esta cumbre reveladora ya no queda encerrada en un pueblo -como luego ningún pueblo, ninguna clase, ninguna cultura tendrá derecho a monopolizar esta Luz de Dios-, sino que es PARA TODOS.

La misión propia del pueblo judío fue preparar el advenimiento de esta Luz que es JC; la misión propia de la Iglesia -como acaba de recordar el reciente Sínodo- es comunicar esta Luz a todos los pueblos, en todas las épocas. Y si la tentación del pueblo judío fue la de resistirse a traspasar lo que nació en él, también la tentación de la Iglesia -de los cristianos- es la de no ser trasmisores para todos de la Luz de JC. Es quedarnos encerrados en la Iglesia -en sus problemas-, con lo cual secuestramos la luz para todos que es Jesucristo. Quedarían aún aspectos del evangelio de hoy por subrayar. Por ejemplo, el lugar de MARIA siempre muy cerca de JC. Por ejemplo, el carácter escandaloso, paradòjico, CRITICO de esta luz que es JC, porque obliga al hombre a definirse, produciendo dolor y oposición. Pero ya no tenemos tiempo de más y hemos de pasar ahora de la palabra a los hechos: primero al hecho de nuestra acción de gracias al Padre -como Simeón- porque nos ha revelado su luz y nos ha comunicado su Espíritu. Y luego, durante toda la semana, a los hechos del vivir según esta luz de JC y fieles a su Espiritu para continuar difundiendo su luz.

JOAQUIM GOMIS