PRESENTACIÓN
Unos
galileos se habían amotinado en el patio del Templo y la
guardia romana, apostada en la fortaleza vecina de la Torre
Antonia, había entrado en el lugar sagrado de los judíos,
profanándolo, y matando a los revoltosos, "mezclando
su sangre con la sangre de los sacrificios". Horrible
sacrilegio.
Otro
suceso dará también pie a Jesús para su reflexión: se
derrumbó la torre de Siloé y mató a doce personas.
Muchos
pensaban en la relación causa-efecto: estaban pagando con
su muerte sus pecados.
Cuando
le cuentan a Jesús lo de los galileos, ¿están esperando
que Jesús tome partido por sus compatriotas y arremeta
contra aquellos que han profanado el templo de Dios?
Jesús
no se detiene en esa consideraciones.
Aquellos
han perecido, unos , por su violencia, otros, por un
accidente. Lo común es que han perecido, tal vez cuando
menos lo esperaban. Y quienes "no renuncien a sus
caminos", a sus pecados, también perecerán. Cada uno
dará cuenta de sus actos.
Con
todo, Dios tiene paciencia, como el viñador de la
parábola: aunque la higuera, año tras año, no dé fruto,
él pide al dueño que no la corte, que espere, que le dará
cuidados especiales.
Cuántas
veces nosotros somos como "higueras sin fruto" y
el Señor nos llama a la conversión; pone a nuestra
disposición los medios necesarios, pero no violenta nuestra
libertad.
Por
eso si, después de todos los cuidados, no damos fruto,
habrá que cortar.
LECTURA
DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 13,
1-9
Si
no os convertís, todos pereceréis de la misma
manera
En una ocasión, se
presentaron algunos a contar a Jesús lo de los
galileos cuya sangre vertió Pilato con la de
los sacrificios que ofrecían. Jesús contestó:
-"¿Pensáis que
esos galileos eran más pecadores que los demás
galileos, porque acabaron así? Os digo que no;
y, si no os convertís,
todos pereceréis lo
mismo. Y aquellos dieciocho que murieron
aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis
que eran más culpables que los demás
habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si
no os convertís, todos pereceréis de la misma
manera."
Y les dijo esta parábola:
"Uno tenía una higuera plantada en su viña,
y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró.
Dijo entonces al viñador:
"Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar
fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala.
¿Para qué va a ocupar terreno en balde?
Pero el viñador
contestó: "Señor, déjala todavía este año;
yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a
ver si da fruto. Si no, la cortas"."
Palabra
del Señor |
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