EL PERDÓN Y LA
MISERICORDIA
"No recordéis lo de antaño, no
penséis en lo antiguo; mirad que realizo algo nuevo; ya está
brotando, ¿no lo notáis?
Abriré un camino por el desierto,
ríos en el yermo" (Is 43, 18-19).
-«Mujer, ¿dónde están tus
acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?»
Ella contestó: -«Ninguno, Señor.»
Jesús dijo: -«Tampoco yo te condeno.
Anda, y en adelante no peques más.» (Jn 8, 10-11)
COMENTARIO
El contraste entre los dos textos
nos desvela el origen de toda novedad: el perdón y la
misericordia divina. Por culpa de nuestros egoísmos, nuestro
corazón llega a ser páramo y estéril desierto, pero se puede
convertir en fresquedal colmado de lozanía, gracias a la
mirada compasiva del Señor.
Desde la altura que alcanzamos en el
recorrido del tiempo cuaresmal en este quinto domingo,
llamado de Pasión, comprendemos cuál es el secreto para
avanzar en el seguimiento: dejarnos perdonar, convertirnos
de pecadores en seguidores por ser testigos directos de la
mirada entrañable del Señor.
Ante el texto del evangelio de San
Juan que hoy se proclama, cabe la resonancia de otro pasaje
del evangelio de San Lucas: "Por eso te digo que quedan
perdonados sus muchos pecados, porque ha mostrado mucho
amor. A quien poco se le perdona, poco amor muestra». Y le
dijo a ella: «Tus pecados quedan perdonados»" (Lc 15,
47-48). No es nuestro perfeccionismo lo que nos alcanza la
santidad, sino la misericordia divina. Recordamos el
tríptico: "Sed perfectos"; "sed santos"; "sed
misericordiosos".
Nunca deberíamos dudar del
ofrecimiento del perdón. Se lee en el profeta Isaías:
"Venid, pues, y disputemos - dice el Señor -: Así fueren
vuestros pecados como la grana, cual la nieve blanquearán. Y
así fueren rojos como el carmesí, cual la lana quedarán" (Is
1, 18). "Os digo que, de igual modo, habrá más alegría en el
cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y
nueve justos que no tengan necesidad de conversión" (Lc 15,
7).
Desde la experiencia de la gracia,
se comprende el canto del salmista: "Al ir, iba llorando,
llevando la semilla; al volver, vuelve cantando, trayendo
sus gavillas" (Sal 125).
PUNTOS DE REFLEXIÓN