SÍ
A LA VIDA
"Yo
soy fuente de agua viva", nos decía Jesús hace
dos domingos en el evangelio de la samaritana. Quien
tenga sed, quien no esté saciado del agua de las
charcas, de aguas estancadas, venga a mí y ya no
tendrá más sed.
"Yo
soy la luz", nos decía el domingo pasado cuando
curó al ciego de nacimiento. Quien ande desorientado y
a oscuras por los caminos de la vida, quien no sepa a
dónde va, venga a mí y su vida se llenará de luz y de
sentido.
"Yo
soy la vida", nos dice hoy devolviéndosela a su
amigo Lázaro, que ha muerto.
La
vida es el derecho más sagrado de la persona, pues
Cristo, el Hijo de Dios hecho hombre, la ha dado en la
cruz por nosotros, para que tengamos vida en abundancia:
vida eterna.
La
vida es el gran don del amor de Dios. Por amor nos creó
y nos llamó a la vida con él. Creo en Dios,
"Señor y dador de vida".
Si
Dios es creador de la vida, si Dios nos ha hecho a su
imagen y semejanza, es decir, para la vida, ¿quién es
la criatura para suplantar al creador?
Conforme
avanzan los conocimientos, conforme las sociedades se
van desarrollando cada vez más, conforme la vida va
mejorando, algunos se empeñan en desarrollar una
cultura de la muerte.
Un
nuevo ser empieza a desarrollarse en el seno de una
madre, pero estorba, no se está preparado, produce
trauma... aborto, eliminación, y todo queda
solucionado.
Una
persona inválida, enferma de gravedad, que sufre y hace
sufrir... eutanasia activa y feliz ella y felices
nosotros.
Los
delitos graves atemorizan a la sociedad; quien los
comete puede ser reincidente; ¿cómo solucionar el
problema? Algunos piden la pena de muerte.
Y
la guerra... Nos hemos acostumbrado a ella y nos parece
lo más normal del mundo utilizarla para dirimir
conflictos y para robar los bienes de otros.
El
terrorismo, los ajustes de cuentas, las violencias de
todo tipo, desprecio de la vida humana por intereses
particulares.
También
justificamos la muerte en aras de buscar la vida. Y,
así, para curar enfermedades, se manipulan y eliminan
embriones que son seres vivos en desarrollo.
Desde
Jesucristo: "Yo soy la resurrección y la
vida", no podemos dejar de denunciar toda
situación que intente eliminarla.
Quienes
justifican el aborto, la eutanasia activa, la guerra, el
terrorismo, el ajuste de cuentas, el desarrollo de la
ciencia a cualquier precio, se nos echarán encima, pero
no podemos dejar de proclamar que Dios es el único
dueño de la vida, que Jesucristo ha venido para que
tengamos vida. La vida humana es sagrada en todos los
momentos y en todas las situaciones.