REFLEXIONES  

 

 

REFLEXIÓN - 1

DIOS SE MANIFIESTA en carne y figura humana

Epifanía es la escenificación del solemne prólogo de S. Juan en su evangelio. La Palabra que estaba junto a Dios y era Dios se manifestó  ─ eso significa Epifanía─  a los suyos. Descendió y asumió lo humano “y acampó entre los hombres” (Ju 1,14).  Y “a cuantos lo recibieron ─como es el caso de aquellos magos─- les dio el poder de ser hijos de Dios” (Ju 1,12). La Epifanía celebra que tenemos una nueva familia: “la de quienes han nacido  de Dios” (Ju 1,13). Y ese Dios, a quien nadie había visto jamás, se dio a conocer (se ‘epifanizó’) a todos los que vagamos por el mundo tras las estrellas de cada momento, cual magos errantes. Se nos ha señalizado cuál es la estrella en que tenemos que fijarnos y se nos ha incitado a seguirla, como a los magos.

Epifanía es, pues, fiesta de la luz.  Las fiestas del 25 diciembre y 6 enero son fiestas de la luz. La luz nace en el solsticio de invierno. De ahí se pasa a la luz de Cristo, que es el sol que alumbra nuestras vidas. Ya Isaías anunciaba la salvación de Dios bajo la imagen de la luz: “llega la luz, la gloria del Señor amanece sobre ti¨”; “sobre ti amanecerá el Señor, su gloria aparecerá sobre ti” (1ª lectura). Y los pueblos “caminarán a tu luz”.

Nuestra actitud de acogida del misterio de Navidad debe ser una apertura a la luz. Es el misterio de la iluminación. En la bendición final de la eucaristía se nos recuerda: “Dios os llamó de las tinieblas a su luz admirable y que podamos encontrarnos al final de la vida con Cristo luz de luz”.

Una estrella que nos lleva a confesar a Jesús

La perícopa del evangelio de hoy tiene una finalidad global: Jesús es el Mesías, Ungido de Dios, rechazado por los judíos y aceptado pro los paganos. El reino de Dios está abierto a todos los pueblos. Por tanto, el relato de los Magos es el relato de los gentiles que aceptan la fe en el Mesías Jesús y lo adoran como tal, mientras que Herodes, representante de pueblo judío, quiere matarlo y deshacerse de él.

La luz de la estrella que conduce los magos hasta Jesús en el evangelio de Mateo es una indicación de la luz traída al mundo  por el Dios encarnado. Se presenta a Jesús con la referencia a los salvadores del pueblo de Dios. Cristo sería el nuevo Moisés que recapitula toda la historia. La estrella de los magos es una referencia a la estrella de Jacob profetizada por Balaam (Núm 24,17).

Por tanto, se enseña: la mesianidad y divinidad de Jesús, en quien se cumplen las profecías del AT, y el mundo entero es solidario del único Mesías. La existencia de la humanidad integrará en adelante la existencia de un Mesías entre esos humanos de los que forma parte. La humanidad entera está llamada a tomar conciencia de ser hija adoptiva de Dios en Jesús. Esa  misma humanidad está llamada a una nueva e inédita referencia con Dios que nunca había podido barruntar. Pero también a una nueva responsabilidad si rechaza esa oferta.

Una estrella que ilumina a todas las naciones y las conduce a Jesús

Dios quiere la salvación de todos. Universalidad de la salvación: Dios se ha manifestado a todos los pueblos, no solo Israel: todos los pueblos caminarán a tu luz. Todos los pueblos traerán sus regalos a Cristo: “caminarán los pueblos a tu luz” (1ª Lectura). Como recuerda el Catecismo: “en estos magos el evangelio ve las primicias de las naciones que acogen, por la Encarnación, la Buena Nueva de la salvación” (Catecismo, n. 528). Ese es el misterio oculto que se ha manifestado en Cristo (Oración de la fiesta). Por eso la fiesta de hoy es fiesta de la Iglesia misionera. Los magos se ponen en camino, buscan la luz y la verdad, pero no forman parte del pueblo elegido.

Toda celebración de la eucaristía es profesión de universalidad, pues todos participamos de Cristo único y el mismo. No es la epifanía de un pueblo o una raza sino que hoy celebramos la epifanía de toda la humanidad.  La estrella nos abre al universalismo mesiánico por el que “los gentiles son coherederos, miembros de un mismo cuerpo y partícipes de la promesa en Jesucristo” (2ª Lectura).

Todos tenemos un mismo familiar: ¿por qué nos sentimos tan extraños los pueblos, naciones o razas? La encarnación del Señor es una para todos los pueblos, no hay un pueblo especialmente elegido. Hoy, en cambio, lo que abunda es el sectarismo, cerrajón, distanciamiento, la xenofobia… Hasta a Dios lo vemos distinto por las culturas o las tradiciones religiosas, cuando la manifestación (epifanía) ha sido del mismo para todos; y única y puntual manifestación en un tiempo determinado. Ya en tiempos de Jesús la discriminación estaba muy marcada y su mismo pueblo racial tenía infinidad de prejuicios para los gentiles. Hasta los primeros cristianos tuvieron que superar prejuicios, nacionalismos y circunscripciones culturales. Sin embargo, los primeros que adoraron al Niño venían de tierras lejanas y de otro pueblo.

Fr. Antonio Osuna Fernández Largo O. P.

 

 

 

REFLEXIÓN - 2

LA ILUSIÓN DE SEGUIR UNA ESTRELLA

Hoy es el día de la ilusión para los niños y también para los mayores. Todos tenemos necesidad de soñar , de esperar y de pedir tiempos mejores. Es el día de los Reyes magos.

 Solo S. Mateo relata el episodio de los Magos de Oriente. Y se limita a decir que “Jesús nació en Belén de Judá en tiempos del rey Herodes”, y añade que “entonces unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén”.

¿Quiénes son esos magos que aparecen en el Evangelio?  En ninguna parte de Evangelio se dice que fueran reyes, ni su número, ni siquiera sus nombres, ni el color de la piel.  El título de reyes, pueda que proceda del salmo 72, que parece referirse al pasaje de hoy.  El nombre de magos quizás se refiera a que eran hombres sabios, de casta sacerdotal, conocedores de las ciencias naturales, la medicina, la astrología… Se dice que vienen de oriente y que los dones que ofrecen, el oro, el incienso y la mirra, ha llevado a considerar que procedían de Arabia, pero tam­poco este dato es decisivo…

Desde los primeros años del cristianismo estos personajes tuvieron una enorme raigambre. Los magos ya aparecen en las cata­cumbas, en un bello mosaico de San Vital de Ravena… En la basílica de Belén se les pinta vestidos con ropajes persas y precisamente este hecho salvó el templo de su destrucción cuando el rey persa Cosroes derribó las basílicas cristianas en el año 614.

Después de esta breve ambientación hay que decir que el nombre litúrgico de la fiesta de hoy es la Epifanía, que en griego significa manifestación. San Mateo al hablar de los magos nos está indicando que ese Niño no es patrimonio de un solo pueblo. Jesús ha nacido no para unos pocos, sino para ser Salvador de toda la humanidad. San Pablo en la segunda lectura nos dice que también los gentiles son cohe­rederos, miembros del mismo cuerpo y partícipes de la promesa. Y añade San Pablo que este es el misterio que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos. Por otro lado, esta fiesta de los Reyes Magos se consideró el cumplimiento de la profecía de Isaías de la primera lectura, del que surgen los camellos y dromedarios asociados a su caravana.

A nivel pastoral me gustaría resaltar, dentro de la riqueza de la fiesta, tres ideas que nos pueden ayudar ayudan a comprender el simbolismo religiosos de los Magos y de esta fiesta: Ponerse en camino, ser constantes en el seguimiento de la “estrella” y vivir la vida como una adoración.

Somos eternos caminantes

Dice San Agustín que ”busquemos para encontrar, y encontremos para seguir buscando. Pues el hombre cuando cree terminar, entonces comienza”.- De Trinit IX,1,1. Y en otro lugar añade que buscar es preguntar. Pues así es nuestra vida, nada más que una eterna búsqueda. Y ¿qué buscamos ?, pues un objetivo, una meta, una ilusión, buscamos la Felicidad.

Los Magos abandonaron su seguridad y siguieron a una estrella, se pusieron en camino para buscar a Alguien cuya estrella habían visto salir. Y cuando encontraron a Jesús se llenaron de alegría y nos dice el Evangelio que volvieron a su tierra por otro camino.Siguieron caminando, quizás ya sin estrella, porque la estrella la llevaban dentro y el camino les parecía más lleno de sentido.

Vivir la vida como una constante adoración

Dice el evangelista que cuando llegaron al portal, cayendo de rodillas lo adoraron. En la vida es importante ver, y ofrecer  dones, aunque el don más preciado es el corazón que solo desde la adoración se puede entregar. Los Reyes creyeron y adoraron, y ofrecieron su corazón. Y es que la fe se tiene que traducir en amor porque si no se esteriliza.

Es importante que este día de la manifestación de Dios se nos hable de adoración porque la vida es una adoración continua que tiene  que manifestarse en los que más nos necesitan.

Leía el otro día, hablando de la dedicación, de la “adoración” de las madres por sus hijos  el  testimonio del Dr. Villacián, ex-director del psiquiátrico de Valladolid. 

Cuando los pacientes pasaban muchos años internados y la enfermedad se hacía incurable, el marido, los hijos, los hermanos, el padre, terminaban olvidándolos; al final no recibían ni visitas ni cartas. En cambio, las madres nunca les fallaban, por muchos años que pasaran. En cierta ocasión ingresó un joven que, debido a su enajenación mental, había cometido un homicidio. A los cuatro años murió el padre y poco después el único hermano que tenía. Quedó en el pueblo la madre, sola y sin dinero. Ir a verle hasta Valladolid, antes de 1936, costaba ocho pesetas y solo podía pagarlas cada seis meses. Aquella mujer, que no sabía leer ni escribir, aprendió a hacerlo a sus sesenta años para poder comunicarse más a menudo con su hijo. Su primera carta comenzaba así: «Querido hijo: No te me separas del pensamiento…

Dios y la Madre siempre siguen “adorándonos”, porque la vida es eso. Es una continua adoración, ojalá que nosotros de vez en cuando nos postremos de rodillas para hablar con Dios.

Ser constantes en el seguimiento de la “estrella”

La vida del que camina está llena de pruebas, de dudas y de cansancios. Y el caminar de los Magos estaría lleno de dificultades, pero fueron constantes en el seguimiento de la estrella. Me figuro que la estrella a veces jugaba con ellos y se sentirían ridículos, y sentirían la tentación de volver a lo conocido, como los hebreos en el desierto. Me figuro que también ellos, como nosotros pasaron por noches oscuras donde no se ve, ni se entiende nada. Noches donde Dios es silencio y los más cercanos no comprenden nuestro caminar.

Pero comprendieron que la constancia forma parte de la fe y que hay que seguir y que hay que estar abiertos para ver dónde nos guía la estrella. En el Evangelio se habla de que los Magos volvieron a su tierra por otro camino. En el camino de la fe hay que estar abiertos siempre a lo que Dios nos pueda pedir, porque es seguro que Dios nos desestabiliza siempre.

Pidamos a la Sagrada familia de Nazaret que guíe siempre nuestros pasos por el camino de bien. Y que mantenga viva nuestra ilusión, sobre todo en los niños.

Comunidad agustiniana (El Escorial)

 

 

 

REFLEXIÓN - 3

¡QUE DIOS ES PARA TODOS...!

Cuántas veces, en el día de Navidad, Año Nuevo o en Reyes, se nos da la posibilidad de adorar al Niño. En una ocasión, un pequeño, intentaba en medio de una larga fila de fieles llegar hasta el lugar donde, el sacerdote, mostraba la imagen para besar. Pero, nadie le hacía un hueco. Hasta que el niño, enojado, gritó: “que Dios ha venido para todos”.

1.- Nos encontramos en la festividad de la Epifanía: la manifestación de Dios a todos los pueblos de la tierra. Todos, en algún momento de nuestra vida, hemos escrito alguna carta a los reyes, les hemos pedido un deseo, hemos soñado en cómo sería esa estrella que les guió, con el portal ante el cual se llegaron o, incluso, cavilando con las peripecias que tuvieron que sufrir para descubrir, besar, adorar y ofrecer sus presentes a Jesús.

En estos tiempos que vivimos pidamos a los Reyes que, Dios, sea algo importante en nuestro vivir. No sé porque me da que, incluso para muchos cristianos, es algo totalmente marginal. Sí; lo celebramos, le cantamos, adornamos su casa en estos días e incluso somos más generosos en estas semanas de Navidad. ¿Es suficiente? No. Por supuesto que no. Dios quiere entrar en nuestra vida. Quiere manifestarse tal y cual es. Formar parte de todo lo que somos pensamos, sentimos y construimos. Ojala, que al igual que los Magos, también nosotros nos inundemos de una inmensa alegría al celebrar y ver la luz del cielo que baja hasta la tierra.

2.- La hazaña de los Reyes simboliza la universalidad de la fe. El hecho de que, el Señor, no es para cuatro (ni tan siquiera para los pastores o los Magos que fueron los primeros en acercarse hasta el portal), ello implica que, también nosotros, podemos ser “reyes”.

Hay que ponerse en camino. Salir de nuestros palacios y comodidades y ofrecer a Jesús nuestro esfuerzo, nuestras inquietudes, creatividad, impulso y hasta parte de lo que podemos tener para que sea conocido, amado y celebrado por aquellos que todavía no le conocen. No sé si los Magos cabalgaron en camello, dromedario o en caballo hasta el Niño Dios. Lo esencial es que buscaron y se fiaron de la estrella. Se dejaron arrastrar por su resplandor; la siguieron, salieron de sus reinos y vieron que, aquella infinita hermosura que yacía en Belén, era mil veces más sorprendente, eterna, seductora y enriquecedora que todo aquello que habían dejado atrás.

3.- En este día de Epifanía, la luz, las estrellas, los caminos, las coronas de los Reyes, sus dones rendidos a los pies de Jesús, nos tienen que hacer reflexionar sobre algo que, tal vez, hemos dejado por el camino: ser niños. No dejemos de asombrarnos ante el Misterio de estos días. NO permitamos que, los nuevos Herodes, nos desvíen del sendero que conduce hacia Belén. No permitamos que, la pereza o la tibieza, nos alejen de ese Dios que disfruta amándonos, saliendo a nuestro encuentro y haciéndose Niño para que le podamos tocar, adorar y ofrecer como sagrado don, la sinceridad de nuestra vida.

En este día de Reyes, donde los niños se levantan emocionados ante unos regalos traídos por SS.MM. los Reyes, que también nosotros nos acostemos o despertemos y, abriendo la ventana o el balcón, sigamos buscando la estrella que siempre trae como divinos regalos: la paz, el bien, la dirección para llegar hasta Jesús o la pista para dar con la felicidad.

Los Reyes Magos, no son algo estático y petrificados en el pasado, siempre están en permanente peregrinación. Caminan y avanzan, otean el horizonte y esquivan el peligro, con todos aquellos hombres y mujeres que desean encontrarse cara a cara con el Señor.
¡DEJAD QUE DIOS OS MANIFIESTE SU BONDAD! En contraprestación, postraos y ofrecedle vuestra fe, alegría y entusiasmo por haberle encontrado.

Por Javier Leoz