PRESENTACIÓN
No
era fácil a un judío como Pedro entender la
universalidad de la salvación.
Ha
tenido que ocurrir un éxtasis, con una revelación,
para que entendiera lo que iba a ocurrir.
El
centurión Cornelio le ha mandado llamar a su casa de
Cesarea, pues así se lo ha indicado el ángel del
Señor.
Comienza
Pedro diciéndole a Cornelio que Dios le ha indicado que
no puede llamar profano o impuro a ningún hombre,
aunque sea un pagano, cosa contraria a la ley judía.
Y
esta apertura a la universalidad de la salvación la
desarrolla en el discurso misionero que hace en casa de
Cornelio.
Primero
remarcará que "Dios no hace acepción de
personas".
En
segundo lugar afirma que Dios envió su palabra a los
israelitas, anunciando la salvación que traería
Jesucristo para todos, porque es "Señor de
todos"; es decir, que Israel era depositario de
unas promesas destinadas a la humanidad.
En
un tercer momento, entra a describir la actividad
pública de Jesús, desde la época de Juan Bautista.
Finalmente
proclama la fe en Jesucristo, Mesías, "ungido por
Dios con la fuerza del Espíritu Santo".
De
hecho, todo el bien que hizo y los signos que realizó,
atestiguan que "Dios estaba con Él".
HECHOS
10,
34-38
Ungido
por Dios con la fuerza del Espíritu
Santo
En
aquellos días, Pedro tomó la palabra
y dijo: "Está claro que Dios no
hace distinciones; acepta al que lo
teme y practica la justicia, sea de la
nación que sea. Envió su palabra a
los israelitas, anunciando la paz que
traería Jesucristo, el Señor de
todos.
Conocéis lo que sucedió en el
país de los judíos, cuando Juan
predicaba el bautismo, aunque la cosa
empezó en Galilea. Me refiero a Jesús
de Nazaret, ungido por Dios con la
fuerza del Espíritu Santo, que pasó
haciendo el bien y curando a los
oprimidos por el diablo, porque Dios
estaba con él."
Palabra
de Dios
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