JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD - SIDNEY 2008

EL PAPA A LOS SEMINARISTAS Y NOVICIOS

Estamos en una Jornada Mundial de la Juventud y entre el clero también hay jóvenes… No solo sacerdotes, religiosos y religiosas jóvenes, sino también en sentido amplio los seminaristas y los novicios y novicios. Según los últimos datos oficiales, en Australia el número de seminaristas menores es de 83 y el de seminaristas mayores es de 244.

Asimismo hay 33 circunscripciones eclesiásticas, 1.390 parroquias, otros 109 centros pastorales de distinta naturaleza, 65 obispos, 1.883 sacerdotes diocesanos, 1.242 sacerdotes religiosos, 85 diáconos permanentes, 1.002 religiosos no sacerdotes, 6.948 religiosas, 40 miembros de Institutos Seculares, 50 misioneros laicos y 8.192 catequistas.

A tenor de los párrafos dedicados a los seminaristas y a los jóvenes religiosos, elaboro ahora un nuevo decálogo. Antes recuerdo que Benedicto XVI ha elaborado su homilía del sábado 19 de julio en la catedral de Santa María de Sídney desde un cuádruple contexto: la liturgia de la Palabra, la dedicación de un nuevo altar para este templo, la contemplación artística del edificio y de sus significados y simbolismo y la XXIII JMJ. He aquí ya el decálogo

1.- La vocación es consagración a Dios y a su pueblo: “Con gran generosidad estáis encaminados sobre una particular vía de consagración, radicada en vuestro bautismo y como consecuencia de la respuesta a la llamada personal del Señor. En modos diversos, os comprometéis a aceptar la invitación del Señor a dejarlo todo y a dedicar vuestra propia vida en la búsqueda de la santidad y al servicio de su pueblo”.

2.- La vocación es una apuesta por la luz y la verdad de la Palabra de Dios: “En el Evangelio de hoy, el Señor nos llama a . Estas palabras tienen un significado especial para vosotros, queridos jóvenes seminaristas y religiosos. Son una llamada a creer en la verdad de la Palabra de Dios y a esperar firmemente en sus promesas. Nos invitan a ver con los ojos de la fe la infalible obra de su gracia en torno a nosotros, también en estos tiempos tenebrosos en los que todos nuestros esfuerzos parecen resultar vanos”.

3.- La vocación necesita formación: “Cada uno de vosotros ha comenzado la más grande y la más gloriosa de las batallas, la de ser consagrados en la verdad, la de crecer en la virtud, la de alcanzar la armonía entre pensamientos e ideales, de una parte, y, de otra, entre palabra y acción. Entrad con sinceridad y de manera profunda en la disciplina y en el espíritu de vuestros programas de formación”.

4.- La vocación se nutre de la oración y de la Palabra de Dios: “Caminad cada día en la luz de Cristo mediante la fidelidad a la plegara personal y litúrgica, nutridos de la meditación de la palabra inspirada por Dios. Los Padres de la Iglesia gustan ver la Escritura como un paraíso espiritual, un jardín donde debemos caminar libremente con Dios, admirando la belleza de su plan de salvación… La oración y la meditación de la Palabra son la lámpara que ilumina, purifica y guía vuestros pasos hacia la vía que el Señor ha señalado para vosotros”.

5.- La vocación encuentra en la Eucaristía su eje y su fuerza: “Haced de la celebración diaria de la Eucaristía el centro de vuestra vida. En cada misa, cuando el Cuerpo y la Sangre del Señor son elevados al final de la plegaria eucarística, elevad vuestro corazón y vuestra vida en Cristo, con El y por El, en la unidad con el Espíritu Santo, como amoroso sacrificio a Dios nuestro Padre”.

6.- La vocación requiere de la castidad, la pobreza y la obediencia: “Así, queridos jóvenes seminaristas y religiosos, os convertiréis vosotros mismos en altares vivientes, sobre los cuales el amor sacrificial de Cristo se hace presente como inspiración y como fuente de nutrimento espiritual para cuantos os encuentren. Abrazando la llamada del Señor a seguirlo en castidad, pobreza y obediencia, os ponéis en el viaje de un discipulado radical que se convertirá en signo de contradicción”.

7.- La vocación es siempre obediencia: “Modelad diariamente vuestra vida sobre la amoroso auto oblación del Señor mismo en obediencia a la voluntad de Padre. De este modo descubriréis la libertad y el gozo y atraeréis a otros a este Amor”.

8.- La vocación llama a la castidad, que es dedicar la vida al amor: “No olvidéis jamás que la castidad por el Reino significa abrazar una vida dedicada completamente al amor, un amor que os hace a vosotros capaces de dedicaros sin reservas al servicio de Dios para estar plenamente presentes en los hermanos y hermanas, especialmente para los más necesitados”.

9.- La vocación pone lo mejor del llamado en el altar de Dios y pata el servicio del prójimo: “Los tesoros más grandes que compartís con otros jóvenes –el idealismo, la generosidad, el tiempo y las energías- son los verdaderos sacrificios que ponéis en el altar del Señor”.

10.- La vocación esta puesta bajo el amparo de María: “Pidamos a María, auxilio de los cristianos, sostener a la Iglesia en Australia en la fidelidad y en la gracia mediante las cuales el Señor crucificado continúa atrayéndose a sí toda la creación y todo corazón humano”.

http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/homilies/2008/documents/hf_ben-xvi_hom_20080719_cathedral_sp.html