INSTRUCCIÓN GENERAL DEL
MISAL ROMANO
Capítulo IV
DIVERSAS FORMAS DE
CELEBRAR LA MISA
III.
MISA EN LA QUE SÓLO PARTICIPA UN MINISTRO
252. En la Misa celebrada por el
sacerdote, a quien sólo un ministro asiste y le responde,
obsérvese el rito de la Misa con pueblo (cfr. núms. 120-169); el
ministro, según las circunstancias, dice las partes del pueblo.
253. Con todo, si el ministro es un
diácono, él mismo cumplirá las funciones que le son propias (cfr.
núms. 171-186) y además realizará las otras partes del pueblo.
254. No se celebre la Misa sin un
ministro, o por lo menos algún fiel, a no ser por causa justa y
razonable. En este caso se omiten los saludos, las moniciones y
la bendición al final de la Misa.
255. Antes de la Misa se preparan los
vasos necesarios en la credencia o sobre el altar al lado
derecho.
Ritos iniciales
256. El sacerdote, se acerca al altar y,
hecha inclinación profunda junto con el ministro, venera el
altar con un beso y se dirige a la sede. Si el sacerdote quiere
puede permanecer en el altar; en este caso, también el misal se
prepara allí. Entonces el ministro o el sacerdote dice la
antífona de entrada.
257. Después el sacerdote con el
ministro, estando de pie, se signa con el signo de la cruz y
dice En el nombre del Padre; vuelto hacia el ministro lo
saluda, eligiendo una de las fórmulas propuestas.
258. En seguida se hace el acto
penitencial, y, según las rúbricas, se dice el Kyrie y el
Gloria.
259. Luego, con las manos juntas, dice:
Oremos, y después de una pausa conveniente, dice, con las
manos extendidas, la oración colecta. Al final, el ministro
aclama: Amén.
Liturgia de la
palabra
260. Las lecturas, en cuanto sea
posible, se proclamarán desde el ambón o desde el facistol.
261. Dicha la colecta, el ministro hace
la primera lectura y el salmo; y cuando corresponda, también
hace la segunda lectura con el versículo para el Aleluya
u otro canto.
262. Después, profundamente inclinado,
el sacerdote dice: Purifica mi corazón, y en seguida lee
el Evangelio. Al final dice: Palabra del Señor, a lo que
el ministro responde: Gloria a ti, Señor Jesús. Después
el sacerdote venera el libro con un beso, diciendo en secreto:
Las palabras del Evangelio borren nuestros pecados.
263. En seguida, el sacerdote, según las
rúbricas, dice el Símbolo juntamente con el ministro.
264. Sigue la oración universal, que
también puede decirse en esta Misa. El sacerdote introduce y
concluye la oración, pero el ministro dice las intenciones.